Capítulo veintinueve.

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Una simple carta podía estar más llena de mentiras que muchas almas. Estaba tan cansada de estar detrás de él, de jugar todo para estar junto a una persona enferma, llena de miedos y caras, de inventarme falsas escusas sólo para mirarlo, o para decir su nombre. Es necesario tomar medidas extremas cuando se quiere dejar de amar.

Tomé la nota y la volví trizas en mis manos para después depositar sus restos en la cesta de basura, volví a consumirme en la oscuridad y me dejé caer sobre la cama mientras me cubría con las sábanas. No iba a soportar uno más de sus juegos, llega un punto en que amar tanto cansa; cansa esa manera en la que se agita el corazón, esas ganas de estar siempre con alguien y esas ganas de morir cuando no está. En fin, a veces cansa estar un poco locos.

Miré el reloj cuando faltaban cinco minutos para la hora pautada y un leve nerviosismo me comenzó a consumir. ¿Saben esa sensación de querer restarle importancia a todo cuando en verdad te afecta? Es algo masoquista y desquiciada, aunque, no afrontar la realidad lo es. Lo sentí, sus golpes estaban ahí; en la puerta, resonando como tu canción favorita suena en tu cabeza.

-Megan me dejó tu llave- advirtió.

Rodé los ojos y me cubrí aún más con la fina tela, sentí la llave introducirse en la cerradura y observé la puerta abrirse de par en par, así mostrándome a un Thomas completamente encantador; llevaba un traje de color gris que le sentaba a la perfección, un ramo de rosas blancas entre sus manos temblorosas y la manera en la que pasaba sus ágiles dedos entre sus cabellos mientras observaba mi cuerpo me hacía delirar.

-Creo que dije que te quería lista a esta hora- mencionó mirando su reloj.

-Lamento decirte que no estoy aquí para cumplir tus deseos-

-Pero yo sí estoy para cumplir los tuyos- se sentó en la cama y me aparté un poco -Necesito que te vistas, princesa-

-No te he dado el derecho de que me llames de esa forma - informé.

-Lo siento- levantó sus brazos -Princesa- me regaló una sonrisa traviesa.

-¡Basta, Nolan! Sólo vete-

-No me iré de aquí. Por lo menos, no sin ti-

Rodé en la cama hasta darle la espalda.

-Vamos, Wall. No hagas que te saque de ahí y te ponga ese lindo vestido.

Negué con la cabeza mientras él se acercaba.

-Me estoy acercando- susurró.

Tragué fuertemente y busqué algo de aire.

-No me pienso detener- rozó sus labios con los míos.

- Espérame afuera- murmuré.

Su mirada se adentró en mí con un primer amor entra en el corazón; de imprevisto, pero de lleno. Respiró profundo y con pensada elegancia se dispuso a salir de la habitación.

-Thomas...- lo llamé con miedo de que todo esto fuera una mentira.

-Sólo te pido una cosa; cuando te comience a amar, no me pidas que me detenga. Eres mi adicción-

-No te entiendo- murmuré mientras acercaba mis piernas a mi pecho contraído por la emoción.

-Perdóname-

-¿Qué estamos haciendo?- me aferre aún más a mis piernas mientras salía un hilo de voz.


-Quisiera saberlo- su risa se hizo ronca. -Deberías vestirte-

A lo que yo asentí y él salió de la habitación.

Me levanté con cuidado y sostuve la tela negra sobre mi cuerpo mientras me encontraba frente al espejo. Permanecí así durante un tiempo, sintiéndome envuelta en un sueño. Puede Thomas y yo no lográramos hacer magia, pero pueden estar seguros de que nuestra estadía juntos nos hizo creer en ella.

-Vístete rápido- se escuchó desde el otro lado.

Sonreí en un acto de satisfacción y pasé la fina tela de seda sobre mi cabeza, di una media vuelta y observé mi espalda completamente descubierta. Me sentía tan hermosa, era de esos pocos momentos en la vida donde quería salir corriendo a mostrarme al mundo, ser yo la líder, ser una estrella.

*
A estas horas de la noche el puente era acompañado por el sonido de los mares, Thomas había preparado una cena perfecta; una mesa en todo el centro cubierta por un mantel negro, dos sillas con tapiz rojo y unas cornetas al fondo que dejaban escuchar en un volumen aceptable una canción totalmente cautivadora y pasional.

-¿Podemos bailar?- preguntó mientras dejaba su plato de lado y se levantaba hasta quedar a mi lado.

-Hoy siento que lo puedo todo- tomé su mano.

Sus manos viajaron a mis caderas mientras colocaba las mías a la altura de sus hombros. Se movía tan lentamente que sentía que lograría leer las claves que guardaba su cuerpo. Eso era perfecto. Al terminar la canción sus labios rozaron los míos sutilmente sin llegar a un beso y me soltó mientras se dirigía a las cornetas.
Aproveché para disfrutar del momento, ese que desearía haber guardado para siempre. Me subí a la barandilla del puente y abrí mis brazos sintiéndome cada vez más humana; poco a poco sintiéndome infinita.

-Te vas a caer- sentí como su voz temblaba.

-No lo haré- sonreí cerrando los ojos.

-Bájate de ahí, Wall-

-¿Me amas?- ignoré su comentario mientras daba un paso más con los brazos abiertos haciéndome sentir el viento de aquella noche.

-¿Para qué quieres saberlo?-

-Sólo dime si me amas- murmuré.

-Más de lo que pudiera amar cualquier cosa-

Ahora sí, estaba completa.

-Baja, por favor- sentí sus intenciones de acercase.

-No quiero. Estoy bien aquí- levanté los hombros.

-Un paso en falso y puedes morir-

-Me siento tan viva que no me importaría morir- sentí la brisa contra mi rostro.

-¿Qué sientes, princesa?-

-Me siento completamente infinita. Daría lo que fuera por detener éste momento para siempre y, que en la eternidad, tu alma y la mía se fundan tan profundamente como logran fundirse esos mares bajo éste puente. Siento que me puedo lanzar ahora mismo y acabar con todo lo que algún día recordaré, porque siento que ya he vivido todo. Todas las emociones que puedan existir las siento aquí- señalé mi cuerpo tratando de mostrar mi alma -Te amo tanto que llegaré a odiarte por todo lo que me quede, siento tanto dolor que la felicidad me inunda en la noche. Quiero explotar, quiero tomar tu mano tan fuerte hasta que tu anatomía no exista. Y así despertar y ver esto como un sueño-

-Somos tan humanos, Wall. Yo no quiero ser humano- ahora él también se subió.

-Podemos ser infinitos- tomé su mano.

Adicción || EDITANDOWhere stories live. Discover now