19 - 'La puerta final' (Parte uno)

197K 28.3K 186K
                                    

19 - 'LA PUERTA FINAL'

Parte uno

Entrar en el castillo acompañada es extraño. La última vez que estuve aquí fue sola y aterrorizada, pero ahora... ahora no estoy aterrada. Quizá sí tenga un poco de miedo, pero no es paralizante. No es horrible. Albert y Vienna están detrás de mí y Foster a mi lado. De hecho, él me echa una ojeada cuando, me ve dudando en la puerta. Me hace sentir protegida, de alguna forma.

—¿Quieres que vaya yo delante? —me pregunta.

Aunque me muero de vergüenza por tener que admitirlo, asiento una vez con la cabeza. Él no se burla, al menos. Se limita a adelantarse para que pueda seguirlo de cerca.

A cada paso que damos, empiezo a sentir ese frío característico que trasmiten los fantasmas. No es un frío normal. Es la clase de frío que parece que emana de tus propios huesos y hace que moverse sea difícil, que se te congelen los dedos y te resulte complicado respirar. Un vaho de aire helado se forma delante de mi boca cada vez que consigo exhalar algo de aire, pero soy la única. Los demás, al tener la sangre mágica tan presente en su organismo, no sienten nada.

—¿Estás bien? —me pregunta Vienna.

Me giro hacia ella y asiento con la cabeza de la forma más convincente que puedo. Aún así, por su mirada sé que no me ha creído y, en cuestión de segundos, noto que me coloca sobre los hombros el abrigo negro que siempre lleva puesto, el negro con la capucha. Es... increíblemente cálido y suave. Muy agradable.

—G-gracias —murmuro.

Ella me dedica una pequeña sonrisa antes de seguir las escaleras hacia abajo.

Albert termina adelantándose a todos nosotros. Creo que él también está muy nervioso aunque no quiera demostrarlo. Vienna se coloca a su lado nada más verlo, como si estuviera preparada para defenderlo de cualquier cosa que pudiera surgir pero no quisiera decírselo para no herir su orgullo.

Foster, por su parte, me toma de la muñeca y coloca una de mis manos sobre su hombro. Apenas puedo verlo, pero sé que me está mirando. También soy la única a la que la oscuridad le afecta y le impide ver.

—Ya casi hemos llegado —me dice, y sé que sigue mirándome—. ¿Estás segura de que no quieres esperar fuera?

—¿D-después de todo... lo que hemos t-tardado en llegar hasta aquí?

Su hombro se sacude un poco cuando se ríe. Aprieto los dedos en su camisa y lo sigo de muy cerca, aceptando que me avise cada vez que hay un escalón o una piedra suelta por el camino.

—Recuerda cerrar los ojos cuando lleguemos —añade.

Asiento aunque ahora mismo no sé si me está mirando. No puedo ver al fantasma o estaré perdida otra vez.

Creo que llevamos ya cinco minutos andando cuando el frío de antes... se convierte en algo más profundo. Más crudo. Puedo sentir la rabia inundando las paredes de la sala en la que acabamos de entrar. Puedo sentir la tristeza y el dolor emanando de las paredes. Y sé que hemos llegado.

Apenas he llegado a pensarlo, siento que una ligera brisa me mueve el pelo y, antes de que pueda reaccionar y girar la cabeza, Foster me rodea con un brazo y me pega a él a una velocidad sorprendente. Ni siquiera me ha dado tiempo de reacción cuando siento que algo se mueve a mi lado y él me cubre los ojos con la mano, sujetándome el cuerpo contra el suyo con el otro brazo.

Escucho un siseo y algo parecido a un murmullo y, de alguna forma, sé que lo que se ha movido hace un momento por mi lado ha sido Vienna. Foster se tensa a mi lado y, en un momento en que su mano se baja unos pocos centímetros, abro los ojos sin querer y miro la escena.

La reina de las espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora