17; final

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Dos meses después

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Dos meses después.

A pesar de que le prometió a Sunbin que no se rendiría en los estudios, la promesa se estaba desmoronando poco a poco a medida que su concentración en clases disminuía.

Desde que Sunbin los había dejado, nada había vuelto a ser igual en su vida cotidiana. Extrañaba despertar con un mensaje de ella diciéndole buenos días, extrañaba pasar por la cafetería y pedir un latte de vainilla hecho por ella, extrañaba ir a verla al hospital, extrañaba oír su risa. Extrañaba a esa hermosa barista de cabello negro de la cual se había enamorado perdidamente.

Ahora ya nada tenía sentido. ¿Por qué razón se levantaba cada mañana? Esa pregunta se había quedado sin respuesta desde que Sunbin dio su último respiro.

Ah... Seungmin, ¿quieres que te acompañemos a clases? —pregunta Changbin haciendo ingreso a su dormitorio.

—Sí, está bien.

Se pone de pie, tomando su mochila para colgarla sobre su espalda. Se mira al espejo, contemplando las ojeras que descansan debajo de sus ojos y que ya se habían vuelto parte de su rostro, observa su desordenado cabello, y suspira profundamente, volteando sobre su eje para abandonar la habitación.

Al salir de esta, dirige la vista al recibidor, donde sus amigos lo esperan mientras se colocan sus zapatos y sus chaquetas.

Odia tener que ir a sus clases, pero odia más sentir que depende de Changbin y Jisung para no derrumbarse.

En cuestión de minutos, los tres abandonan el departamento con la finalidad de acompañar a Seungmin hacia la universidad.

De no ser por el ruido ambiente de los carros pasando, todo sería tan silencioso que lograría incomodar a todos los presentes. Seungmin no siente ganas de hablar, ha sido así los últimos meses, por lo que mantiene la vista pegada a la acera mientras trata de seguir el paso de Changbin y Jisung.

Sus amigos detienen su andar, por lo que se ve en la obligación de hacer lo mismo. Alza la vista para revisar la razón de esto, y cuando la descubre su sangre se le congela.

Están fuera de la cafetería donde conoció a Sunbin.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunta, cortante. No le gusta estar aquí sabiendo que Sunbin nunca volverá a estar dentro. Tanto Changbin como Jisung sabían eso, por lo que le molestaba que de igual manera lo hayan traído.

—Mierda, perdón, es que quería comprarme un café antes de ir a clases —es la asustada respuesta de Jisung —Pero si quieres podemos ir a la que está a un par de calles.

Seungmin suspira, negando con su cabeza y regresando la vista al piso por escasos segundos. Es consciente de que la otra cafetería es más lenta y siempre está llena, por lo que tardarían mucho y ellos no llegarían a tiempo a sus clases. Aunque le duela, quedarse aquí es la mejor opción.

—Los esperaré afuera —informa. Sus amigos agradecen y hacen ingreso a la cafetería con rapidez.

Algo nervioso, se apoya en la pared junto a la cafetería. Se siente tan extraño estar aquí si ponía en retrospectiva los eventos ocurridos en los últimos meses.

La cafetería se siente vacía, aburrida, muy apagada. Sunbin era quien le daba un rayo de luz a este lugar. Ella era quien generaba alegría a los clientes y a sus colegas. Su garganta se cierra en cuanto piensa en ello, por lo que se ve en la obligación de pensar en cualquier otra cosa. No quiere llorar de nuevo.

Pero simplemente no puede no hacerlo, menos estando fuera del sitio donde la conoció. Donde conoció a la única persona que le había dado una tremenda motivación para seguir adelante.

Sunbin había robado su corazón en poco tiempo, y aunque ya habían pasado dos meses desde su funeral, no podía olvidarla.

Con la única finalidad de despejar su mente, se dirige a su mochila para tomar su teléfono, que había guardado en el bolsillo externo. Al momento de tenerlo en su mano, lo saca rápido, causando que una de sus pertenencias más intimas caiga al piso.

Es una carta que Hyunjin le había dado durante el funeral de Sunbin, según lo que él le había dicho, ella la escribió un par de días antes de fallecer, pero aún no se había atrevido a leerla. Se apresura en recogerla para guardarla en el bolsillo donde estaba, pues no quiere perderla por nada del mundo.

—Hey, ya regresamos —se sobresalta en su lugar cuando escucha a Changbin informar su vuelta —Sé que no quieres, pero te compré esto. Anoche no dormiste bien y no me gustaría que te quedes dormido en clases.

No quiere rechazar el café, porque sabe que en el fondo lo necesita. Si quiere seguir estudiando, necesita mantenerse despierto. Además, agradece lo mucho que su amigo se preocupa por él, así que rechazarlo sería muy descortés de su parte.

—Gracias —murmura, tomando el vaso mediano. Es un latte de vainilla.

El aire invernal golpea sus mejillas, enfriandolas y tiñendolas de un ligero color rosado. Las pocas personas que empiezan a avanzar por la calle van abrigadas y parecen disfrutar del clima, parecen disfrutar la vida a su alrededor, incluso Changbin y Jisung lucen radiantes, motivados.

Pero Kim Seungmin es un chico que luce triste, abandonado y perdido. Sus ojos no brillan como solían hacerlo, y el café que le han comprado sabe amargo.

Fin.

Fin

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coffee • kim seungminWhere stories live. Discover now