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—Sí mamá, descuida, estoy durmiendo bien —murmura débilmente a su progenitora, que le habla desde el otro lado del teléfono

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—Sí mamá, descuida, estoy durmiendo bien —murmura débilmente a su progenitora, que le habla desde el otro lado del teléfono.

Bien, sabes que puedes venir a dormir conmigo cuando quieras. No me gusta que vivas con esos chicos, siento que no puedes descansar como debes.

—Mamá, Changbin y Jisung no son el problema, el problema son los estudios —suspira, su mamá también lo hace y aquello le hace sonreír —Te hablaré más tarde, ¿sí?

Que te vaya bien, te quiero mucho.

—Y yo a ti.

Corta su llamada y al hacerlo vuelve a suspirar. Adora a su mamá, pero a veces le aburre que le ponga tanta atención a su vida. Ya es un adulto semi independiente, no necesita que su mamá le mime.

Finalmente llega a la cafetería, abre la puerta y contempla la poca gente que hay dentro. Le resulta un verdadero alivio, ya que no tiene mucho tiempo antes de que sus clases empiecen.

Se posiciona en la fila de solo dos personas, espera un par de segundos, y en pocos minutos le toca realizar su pedido. Frente a él se encuentra la misma pelinegra de hace dos días, con la única diferencia de que hoy trae el cabello recogido y envuelto en una malla.

—Buenos días, bienvenido, ¿cómo puedo ayudarte?

Ante ayer no se había percatado, porque toda su atención se había centrado en la forma en la que ella se desenvolvía entre las máquinas de café, pero hoy ha descubierto que aquella chica es realmente linda. Por consecuencia, se ha puesto un poco nervioso.

Eh... Un latte de vainilla mediano, con un rollo de canela, por favor.

—¿Me indicas tu nombre? —igual que el otro día, ella toma el vaso mediano y la pluma de tinta negra que había guardado en su bolsillo.

—Seungmin.

Finalmente realiza el pago y espera a que su café esté listo.

Hoy toda su atención va dirigida al bello rostro de la barista, quien durante todo el proceso de crear aquel latte, mantiene una sonrisa dulce, de esas que te alegran el día con solo verlas. Ella realmente tiene todo el talento necesario para el trabajo en el cual está, pues a los clientes fácilmente se les puede subir los ánimos.

Seungmin no es la excepción. Gracias a aquella sonrisa se le ha olvidado la crítica que su mamá hizo hace unos minutos respecto a sus amistades.

—Seungmin —le llama ella. Apenas la escucha se acerca a la barra —Disculpa la pregunta, pero, ¿eres universitario?

—Sí, estoy en mi segundo año.

—¿Y qué estás estudiando?

—Leyes, quiero ser abogado.

Woah, eso es genial, pero la carrera debe ser muy pesada. Cuando vengas otra vez te pondré un poco más de cafeína para que te puedas mantener despierto.

Sin saber qué decirle, simplemente ríe, agradeciendo con una pequeña reverencia.

Fue una conversación corta, pero que sin duda alguna logró dejarle una sensación dulce. Aquella joven pelinegra es muy amistosa, eso está claro, y a él, eso le agrada.

Tras despedirse, abandona la cafetería para emprender rumbo a su universidad, con una sonrisa de oreja a oreja que ni siquiera sus compañeros de piso podrán borrar.

Tras despedirse, abandona la cafetería para emprender rumbo a su universidad, con una sonrisa de oreja a oreja que ni siquiera sus compañeros de piso podrán borrar

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coffee • kim seungminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora