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Kim Seungmin hace ingreso a la habitación de Sunbin, sosteniendo en sus manos una bolsa de gomitas de sabor frambuesa

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Kim Seungmin hace ingreso a la habitación de Sunbin, sosteniendo en sus manos una bolsa de gomitas de sabor frambuesa. Se las enseña a la chica, quien se emociona visiblemente, tanto por verlo a él como por el presente que le trae.

—¿Cómo estás? —pregunta el recién llegado, dándole la bolsa de gomitas, mientras se sienta en el pequeño sofá de siempre.

—Hace unos minutos estaba mal, pero ahora estoy muy contenta —Sunbin intenta abrir la bolsa, sin embargo, tiene tan poca fuerza en los brazos que aquella acción no puede ser posible. La decepción que se le dibuja en el rostro es tan evidente que el corazón de Seungmin se encoge.

Sin decir nada, ella le extiende la bolsa, pidiéndole ayuda con la mirada. Él sonríe sin mucha felicidad, para prontamente abrir la bolsa y devolvérsela a la chica.

—Minnie, ¿sabes qué? —el tono de Sunbin suena alegre, así que aquella emoción se le contagia a él —Me gustas.

¿Había oído bien? ¿Acaso Sunbin acababa de confesarse?

—¿Cómo dices?

—Me gustas, de gustar, de cuando alguien te atrae y quieres estar con esa persona, ver sus bonitos ojitos de cachorro cada día, reír y llorar a su lado, tomarle sus bonitas manos y no soltarlas.

El corazón de Seungmin late con fuerza y sus mejillas arden por todas las emociones internas que las palabras de Sunbin le han causado. Es tan linda, es tan tierna, tan hermosa, tan perfecta.

—Pues tu también me gustas, Sunbin, me gustas mucho —responde entonces, observando como sus palabras logran enrojecer las pálidas mejillas de la chica y sus labios dibujan una bonita sonrisa mediante la cual enseña sus igual de bonitos dientes.

Sin embargo, esa bonita sonrisa poco a poco se desvanece, mientras que de los ojos de Sunbin comienzan a desprenderse un sin fin de lágrimas. ¿Qué ha ocurrido? Seungmin no entiende la razón del repentino llanto.

—¿Estás bien? —pregunta, preocupado, sentándose en un espacio de la camilla. Ella asiente, pero rápidamente niega.

—Es que, ahora que sé que te gusto tengo miedo de morir —aquella fue una brutal puñalada al pobre corazón de Seungmin —Quiero quedarme contigo, no quiero irme.

Sunbin intenta acercarse a Seungmin, con la única intención de buscar refugio entre sus brazos. Sin pensarlo, él acorta la distancia que existe entre ambos para poder contenerla, dejando suaves caricias en su bonito cabello negro, el cual día tras día va perdiendo un poco más su notable brillo.

Ella llora, ahogando cada una de sus lágrimas en el pecho de Seungmin, sintiendo como aquel sitio empieza a convertirse en un bonito lugar seguro. Pasados unos segundos, el llanto cesa hasta solamente oír algún que otro sollozo.

—Lo siento, no quise ponerme sentimental —murmura Sunbin, sin despegarse del abrazo. Él se ríe cortamente —A lo que quería llegar es que me gustas mucho.

Sunbin se incorpora en la camilla, secando las pocas lágrimas que aún descansan en sus mejillas. Seungmin la observa con detenimiento, pensando una y otra vez si debería hacerlo, si debería dar un paso más y poder besar los bonitos labios de la chica que tanto le gusta.

Finalmente comienza a acercarse, bajo la atenta mirada de Sunbin, quien desea ansiosa el beso. Al mismo tiempo, sus ojos se cierran y en pocos segundos sus labios se encuentran, besándose entre sí y descubriendo lo perfectos que son el uno para el otro.

Seungmin sonríe de pronto, sin despegarse de los labios de Sunbin, notando que estos tienen un ligero sabor a frambuesa gracias a las golosinas que él le regaló.

—Fuiste mi primer beso —confiesa Sunbin separándose escasos centímetros y riendo bajito. El corazón de Seungmin se acelera, sintiéndose de pronto alguien privilegiado por ser la primera persona en besar los dulces y lindos labios de Sunbin —Por eso es que lamento si la sensación no fue muy agradable.

Kim se ríe, negando con su cabeza.

—Besas bien, pero si quieres podemos practicar —propone, robándole un corto beso.

Sus miradas se encuentran entre sí, acelerando sus corazones y logrando hacer que cualquier cosa a sus alrededores desaparezca. En estos momentos ya no están en el hospital, no están en una fría habitación blanca y rodeada de máquinas médicas, sino que están solo ellos dos, adorándose mutuamente y admirando sus bonitas facciones.

Seungmin incluso se atrevería a decir que el ambiente huele dulce, como un latte de vainilla.

Seungmin incluso se atrevería a decir que el ambiente huele dulce, como un latte de vainilla

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coffee • kim seungminWhere stories live. Discover now