7. Corazón del Escorpión

4.7K 436 26
                                    

— Mamá, ¿qué cantas?

Hermione pegó un pequeño salto en su lugar al mismo tiempo que, accidentalmente, explotaba una esfera de cristal que colgaba junto a otras tres. Se llevó su mano derecha al pecho, intentando calmar su corazón mientras en la oscuridad, buscaba al único que podía llamarla de esa forma. Lo encontró mucho más cerca de ella de lo que en primera instancia había pensado que estaría, mirándola fijamente con esos ojos grises que parecían querer absorber el mundo entero. Sonrió, aún asustada.

— Sólo es una vieja canción de cuna, a ver si tu hermana deja de molestarme así- explicó ella acariciando levemente su vientre de seis meses.- No ha dejado de patearme en toda la noche.

— ¿Me la puedes cantar a mí también?

— Está bien- suspiró ella resignada. Cuando le ponía esos ojos suplicantes le era difícil negarse, y a decir verdad, no tenía las energías suficientes como para intentarlo siquiera.- Pero vamos a tu habitación. Deberías estar dormido desde hace mucho rato señorito.

— Y lo estaba- se defendió el niño mientras se aferraba a la mano de ella y caminaba despacio hacia su habitación. No quería que Hermione se hiciera daño.- Pero me desperté y ví que no estabas con papá.

— ¿Y qué hacías fuera de tu habitación?

— Tenía sed y quería beber agua.

Hermione fingió creer al niño y continuaron avanzando en silencio hasta el dormitorio del menor, que no estaba demasiado lejos. Encendió las luces y acomodó al pequeño en el interior de la cama, arropándolo con mucha fuerza mientras él se juntaba lo más que podía a la pared. Cerró la puerta y apagó la luz, e iluminada únicamente con la punta de su varita, se sentó en el espacio que el pequeño niño había dejado especialmente para ella. Se recostó en el colchón y se acercó todo lo que su cuerpo le permitió a Scorpius, quien se mostró abiertamente contrariado por el enorme vientre que ahora no le dejaba abrazar a su madre con normalidad. Ella en silencio comenzó a peinar los cabellos del niño.

— ¿Todavía se mueve?

— Bastante- admitió ella.- Creo que no tiene muchas ganas de dormir.

— ¿Vas a volver a cantar?

— ¿Tú crees que funcionará?

— Quiero oírte- pidió mientras formaba una pequeña mueca con sus labios a lo que Hermione sólo pudo sonreír.

— Le dijo al Bonito con tino y ardor "si tú eres bonito yo soy una flor"- cantó, sacándole una amplia sonrisa a Scorpius.- ¡Ay mi pescadito deja de llorar! Ay mi pescadito no llores ya más...

Hermione repitió una y otra vez la canción de cuna con una sonrisa en sus labios al ver cómo el pequeño Malfoy se resistía a cerrar los ojos. Abandonó su pelo y empezó a dejar pequeñas caricias por la nariz del pequeño, trazando una y otra vez el camino de su puente. El niño se aproximó como buenamente pudo más a ella e incluso logró sacar uno de sus bracitos fuera de la sabana para ponerlo alrededor de ella, o al menos, todo lo alrededor que era capaz de abarcar. Honestamente, no era demasiado trozo

— ¿Por qué te despertaste antes Scorp?

— Quería ir al baño.

— Antes me has dicho que era porque tenías sed- argumentó ella, mirando fijamente al niño. Decidió que aún podría acercarlo más a ella y guío su cabeza hacia su pecho mientras finalizaba el encantamiento que los alumbraba hasta ese momento.- ¿Me vas a decir lo que te pasa de verdad?

— He tenido una pesadilla- confesó el niño, apretándose un poco contra ella.

— ¿Me lo quieres contar?

— No...

— Está bien...- contestó ella.- Ay mi pescadito deja de llorar, porque una ballena un día serás...

Hermione seguía cantando la canción, pero él ya no la escuchaba. Ya no prestaba atención a las palabras que salían de ella y poco a poco, el tono con el que lo hacían empezó a sentirse distante. Pero no se estaba quedando dormido. Recordaba qué era aquello que lo había hecho despertar. Recordaba cómo la Hermione de su sueño tomaba a su papá y al nuevo bebé y desaparecían para siempre. Recordaba cómo sus tíos y sus primos en el sueño, le ignoraban para poder jugar y prestar atención al bebé, que también se había quedado con su cuarto. Al final, él tenía que irse a vivir debajo de un puente, y nunca más supo nada de nadie. Sabía que era exagerado, pero... Hermione ahora no tendría tanto tiempo para estar con él, y su papá tampoco. Sabía que todos sus tíos estarían pendientes de la bebé, porque era lo que pasaba con los bebés siempre. Ese bebé cambiaría demasiadas cosas, y eso a él no le gustaba. Si las cosas ya estaban bien ¿por qué tendrían que cambiar? Pero definitivamente, lo que menos le gustaba, era que no podía enfadarse con el bebé, a pesar de que todo eso sería por su culpa. No podía enfadarse porque, en realidad, él quería tener un hermanito con quien jugar.

— Serás un gran hermano mayor.

— No creo.

— Claro que sí, ¿sabes qué? Creo que tu hermanita tiene muchísimas ganas de conocerte por fin.

— ¿Cómo puedes estar tan segura de eso?

— Dame- pidió ella moviendo su mano hasta un punto muy particular de su estómago. No tuvo oportunidad de preguntar por qué, pronto notó el movimiento que había debajo. Pequeños golpes. Movimientos sutiles.- Está así desde que te has acercado. No puede esperar a conocer a su hermano mayor.

— ¿Me vas a querer menos ahora que tienes un hijo de verdad?

— Tú eres mi hijo de verdad Scorp- contestó ella mientras besaba su frente.

— Te quiero mamá.

— Yo también te quiero corazón.

— ¿Puedo hacer algo para ayudarte?- preguntó el niño después de unos minutos de silencio. Hermione se encogió de hombros, resignada a que ninguno de los pequeños le dejaría dormir aquella noche. El niño se liberó por completo de las sábanas y bajó del pecho de su madre a quedar sobre el estómago.- Tienes que dejar dormir a mamá- regañó- Ella tiene mucho trabajo, y mañana prometió que haríamos galletas, pero para eso la tienes que dejar descansar.

Hermione sonrió, acariciando el pelo del más pequeño de nuevo, quien besó su vientre y sonrió sobre el mismo. Si el bebé tenía tantas ganas de conocerlo, él tendría que ser un buen hermano mayor. Podía empezar ya a ayudar a su mamá a cuidar de ella.

— Si dejas dormir a mamá, te dejaré meterte en mi cama cuando tengas miedo por la noche. Ya verás. Yo te cuidaré


—Nota—

Sé que me he retrasado más de lo estimado y que ha quedado muy corto, pero esos asuntos personales me han mantenido bastante ocupada y este capítulo se me ha complicado bastante. Lo he enfocado y terminado de tres maneras distintas hasta dar con esta, que me parece que ha sido sin duda la mejor. Ya os hablaré de las otras opciones en otro momento si alguien quiere, por el momento y para compensar por mi retraso, dentro de unas horas publicaré el siguiente. Se llama "Mamá Leona"

Mi hijoWhere stories live. Discover now