6. Fuera del Plan

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— Papá, ¿por qué tenemos que ir al ministerio?

— Ya te lo he dicho Scorp, Hermione sale hoy más tarde de trabajar, así que vamos a por ella.

— ¿Y no podemos esperarla en casa con la cena?

— Había pensado en llevaros a los dos a cenar fuera- contestó Draco, saludando con la cabeza a uno de los empleados.- ¿Pasa algo Scorp? Antes te gustaba venir aquí por Hermione...

— No, nada.

Claro que sí pasaba, pero no quería que su padre se enterara porque si lo hacía, se enfadaría mucho. Dos días atrás había escuchado a dos señoras hablar acerca de su padre y Hermione. Más específicamente, había escuchado a dos señoras hablar acerca de lo aprovechado que era su padre y de lo tonta que era Hermione. Eso no era verdad. Su padre era un gran hombre y Hermione la bruja más inteligente del mundo. Y él no era ningún llorón, como esas arpías habían dicho. Su padre vió cómo su ceño se fue frunciendo e invadió sus pensamientos para saber qué era exactamente lo que molestaba a su hijo y efectivamente, se enfado. Sin embargo, no dejó que la molestia le llegase hasta la cara. Esa noche tenía un plan, uno trazado meticulosamente y para el cual, debía estar tranquilo, dejar a Scorpius en la oficina de Hermione y bajar en busca de esos dos idiotas que había visto con más frecuencia en los últimos meses que en todos los años que habían pasado desde que dejaron Hogwarts. Fue con esas ideas en mente que subieron al ascensor, y sujetando fuerte al pequeño para que no cayera, fueron hasta el despacho indicado, donde tocaron antes de recibir un tosco "adelante".

Hermione estaba con la cabeza sobre su mano, con una expresión pensativa y diversos papeles sobre la mesa. Draco podía jurar que sus piernas estaban cruzadas debajo del escritorio y que además, agitaba rítmicamente el pie derecho (que no tocaría el suelo) como hacía cada vez que intentaba afrontar un problema desde un nuevo punto de vista. Cuando levantó la cabeza y les identificó, su rostro cambió instantáneamente, adquiriendo una brillante sonrisa al tiempo que se levantaba, primero para abrazar a Scorpius y después, para besarle a él.

— ¿Qué hacéis aquí?

— Recoger para cenar a la bruja más hermosa del ministerio, obviamente.

— Ya, claro, ¿no hay nada más que os traiga por aquí?

— ¿Tanto desconfías de nosotros?

— Claro que no- se apresuró a corregir Hermione con una sonrisa ladeada.- Desconfío de ti, Draco. Jamás podría de Scorpius

— Bruja astuta- concedió el hombre, después de fingir indignación unos instantes. Se alejó un par de pasos de ella.- Tengo que pasarme por el departamento de aplicación de la ley mágica un momento.

— Eso suena más normal.

— No tardo, lo prometo. Después nos podemos ir a cenar, ya he elegido el lugar.

— Está bien, está bien. ¡Pero no tardes!- contestó Hermione, antes de ser dejada fuera de juego con un beso rápido que a tomó desprevenida. Despeinó con su mano el cabello de Scorpius y atravesó la puerta, dispuesto a llevar a acabo su plan.- Bueno Scorp, ¿y qué te apetece hacer hasta que vuelva tu padre?

— No sé.- Contestó él, mirando todo a su alrededor. Pudo encontrar un par de dibujos en las paredes que él mismo había hecho, así como algunas fotografías nuevas en el escritorio y la pared. Ahora, además de la imagen de ella con sus padres, las de la familia Weasley o esa en la que aparecía de pequeña con Harry y Ron, también tenía un par con él y su padre decorando la habitación- ¿En qué estás trabajando?

— ¿Quieres verlo? Ven, siéntate- incitó ella, palmeando sobre su regazo después de haberse acomodado en su silla. Levantó un pergamino larguísimo y empezó a señalar cosas.- ¿Te acuerdas de mi proyecto de los elfos?

Mi hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora