¿En qué momento todo había cambiado tan drásticamente?

Como últimamente lo hacía, dejo que algunas solitarias lágrimas se derramen, pero a su vez, intento contenerme para no soltar todo el mar que me está ahogando en el interior.

Me había convertido poco a poco en un hombre oscuro, asustadizo del día a día, cobarde por no admitir sus sentimientos y sobretodo, estúpido por no haber visto las cosas claras desde antes.

Era tarde y yo demasiado lento para reaccionar.

Seco mis mejillas y trato de hacer unos cuantos ejercicios de respiración que Gemma me había enseñado cuando era niño y tenía algunos ataques de pánico.

Incluso mi departamento se sentía frío y solitario, como algo desconocido ante mis ojos.

Desde la llegada de Paige, este había dejado de ser mi espacio y curiosamente, al mismo tiempo ella había dejado de ser el amor de mi vida, aquel al que me había aferrado.

Me dolía no poder quererla como solía hacerlo, me causaba demasiado conflicto no conseguir traer de vuelta a nosotros ese amor que nos caracterizaba, me torturaba cada mañana no sentir absolutamente nada al despertar a su lado y me desesperaba mi propia necesidad de correr de mi esposa.

Pero entendía perfectamente que a Paige le sucedía lo mismo, y a este punto de la relación, creo que ya ni siquiera me interesaba eso.

Estaba más preocupado por las consecuencias que habían llegado a partir de este matrimonio fallido que me generaba a veces arcadas.

Me pongo de pie y después de lavar los platos que usé durante el desayuno, me encamino hasta el baño donde me ocupo de cepillar mis dientes y acomodar la chaqueta de mi traje.

Mientras termino de alistar mi portafolio, escucho como vibra mi teléfono y lo tomo entre mis manos para leer los mensajes.

No puedo evitar reír al leer la conversación que se está creando en el grupo de WhatsApp que comparto con mis amigos; Niall está sugiriendo hacerse un tatuaje y Louis, por su parte, lo está regañando y prohibiéndole de todas las maneras hacerlo. Por otro lado, Charlotte está pidiendo que le pasen memes de gatitos e Isabella está enviando stickers que ha creado de nuestras caras.

Por esta ocasión, no respondo los mensajes, realmente no tengo mucho que decir y además, se me está haciendo tarde para llegar al trabajo.

Me aseguro de llevar todo conmigo y después de salir de mi departamento y bajar por el elevador, camino hasta mi camioneta y me subo en ella para ahora, conducir hasta la empresa.

La música de la radio me ayuda a calmar por unos minutos el temor que cargo en mi espalda y durante un semáforo en rojo, me dedico checar instagram y después de encontrar algo divertido, se lo envío a mi mejor amiga.

Cuando llego, saludo a todos con mi mejor sonrisa y en el elevador me topo a Sam, con quien platico y bromeo un poco hasta que él llega a su piso y se despide de mí.

Aún era un poco extraño verlo y saber que Isabella ya no se encontraba con él.

Le doy los buenos días a Jade, mi secretaria, y le pido que por favor nadie me interrumpa durante las siguientes dos horas, pues estaré demasiado ocupado revisando algunos contratos.

Al estar detrás de mi escritorio, ocupando mi asiento, dirijo mi vista hasta el ramo de girasoles que reposan en un florero y me sorprendo al ver que aún no se han marchitado. Inconscientemente, sonrío al pensar en Isa y la felicidad que desprendía aquel día dentro de mi oficina.

Sin embargo, mi sonrisa logra desvanecerse al recordar lo miserable que me sentí aquella tarde en mi cumpleaños. Paige había cancelado porque aparentemente tenía una cena con su hermana y yo no tenía las ganas de armarle un drama y reclamarle por dejarme solo en un día así.

YOUR TYPE | H.S.Where stories live. Discover now