Capítulo 36 | Camila

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2/10 PARA EL FINAL


-Camila-



No puedo respirar. No puedo dejar de temblar. La sensación enfermiza que invade mi cuerpo es tan intensa, que apenas puedo mantener todas mis piezas juntas. Pruebo la bilis que sube por mi garganta, antes de tragar duro y mirar a la chica que está de pie en el umbral.

Lauren Jauregui jamás me había parecido tan imponente. Ni siquiera cuando la conocí llegué a sentirme así de pequeña y diminuta. No sé cómo demonios voy a contárselo. No cuando me siento así de asustada…

Oh, mierda… —la voz de Dinah llena el auricular de mi teléfono—, está ahí, ¿cierto?

—Te llamo después —mi voz suena áspera y ronca.

¿Estás segura de eso? —Susurra. La angustia tiñe el tono de su voz.

—Si —no puedo apartar la mirada de la chica de ojos verde que luce como un animal herido frente a mí. Sea lo que sea que está pensando, no es nada bueno.

Bien —mi amiga no suena convencida—. Te llamo en un rato.

Sin decir más, finaliza la llamada. Yo, sin embargo, me quedo con el auricular presionado contra mi oreja. Trato de conseguir unos segundos más para encontrar las palabras que debo pronunciar.

Cuando bajo el teléfono, Lauren pregunta—: ¿Con quién hablabas?

—Dinah—la respuesta sale de mis labios en automático, y el alivio que tiñe sus facciones, no me pasa desapercibido. Es entonces, cuando el horror se asienta en mi sistema. Ella creía que hablaba con alguien más.

“Ella creía que hablabas con un chico…”

— ¿Qué es eso que no quieres decirme, pero que si puedes decirle a Dinah? —La dureza en el tono de su voz, hace que mi corazón se estruje con fuerza. El nudo en mi garganta se aprieta aún más y las lágrimas queman en mis ojos. No quiero llorar. No debo llorar…

— ¿Q-Quieres sentarte? —Tartamudeo en respuesta. Sueno inestable y temerosa.

La mandíbula de Lauren se aprieta con violencia, antes de que hable de nuevo—: Estoy bien así.

Una risa nerviosa brota de mi garganta, mientras que un par de lágrimas se escapan de mis ojos. No puedo evitar sentir que todo mi cuerpo me traiciona. Quiero estar calmada, serena y poder pensar con claridad; pero todo dentro de mí es una revolución incontenible. Simplemente, no puedo estar tranquila.

—De verdad creo que deberías sentarte —digo, mientras seco la humedad de mis mejillas.

Ella parece dudar unos instantes, antes de avanzar con pasos lentos y vacilantes hasta la cama que compartimos. El silencio sólo es interrumpido por mi respiración entrecortada y la pesadez de sus pies al caminar. Trato de reprimir los sollozos que amenazan por escaparse de mi cuerpo, pero es imposible. No quiero hacer esto. No estoy lista para hacerlo.

Me acerco a la cama y me siento a una distancia prudente de ella; no porque sienta miedo, sino porque sé que va a necesitar un poco de espacio.

—Lo siento —las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas—. Lo siento tanto, Lauren…

Sus ojos se aprietan juntos, y su mandíbula se tensa; sus manos están cerradas en puños, y noto cómo se esfuerza para mantener el control. La lucha incesante que tiene contra su carácter, es más notoria ahora.

Lauren siempre pelea contra sí misma. Lucha a diario contra su parte primitiva y siempre gana. Me encantaría ser tan fuerte como ella y luchar contra éste monstruo de miedo e inseguridad que se ha apoderado de mí ahora mismo.

SálvameWhere stories live. Discover now