CAPÍTULO O3 ── EL AMOR

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──No..., olvídalo. ─se escuchó en un susurró. La mujer besó el pecho fornido del vampiro y apretó suavemente su cuerpo para apagarlo más a ella.

Un "Te amo" fue lo último que salió de los labios de la valiente guerrera para así dormir las horas que le quedaban.

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──¡Maldición! ─soltó, Taka con el ceño fruncido. ── Eso estuvo muy cerca.

──Eres un idiota ─confesó con los brazos cruzados. ──, casi entras en la habitación, ¿acaso te volviste loco?

──¡Lo siento! ─exclamó en un susurró, luego su ceño se borró y su mirada se dirigió hacía el suelo──...Es que... Nicolle...

──¿Nicolle, qué? ─el contrario apretó sus labios y puños, nuevamente su ceño se frunció, Sumi no tardó en darse cuenta al ver el gesto de su compañero.  ──...mierda, no me digas que estas enamorado de ella.

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El alba comenzó a hacerse presente, eran las cinco de la mañana, Nicolle despertaba a esa hora para ir a cazar.

Mientras la mujer se alistaba para partir, una voz la nombra, logrando que ésta se guirase a verle.

──Eres tu... ─contestó al ver quien era.

Taka y Sumi llevaban tres semanas en el castillo, Alucard le había enseñado algunas cosas del mismo, pues el rubio había entrado en confianza con ellos, y viceversa.

La guerrera recordaba cuando acompañaba al trío al bosque para que Alucard, les enseñé a cómo defenderse y luchar contra un vampiro. Ella también les enseñó una que otra cosa, pues Alucard le había insistido en que lo haga.

No podía negar que habían momentos divertidos, y pacíficos donde ella y los jóvenes, Sumi y Taka tenían sus charlas interesantes.

──Yo... ¿Podría acompañarla?

──Como quieras ──soltó sin darle mucha importancia. Guardó su espada en el estuche de su cinturón y cuchillas cortas para la caza y caminó sin apuros hasta lo profundo del bosque.

El de cabellos negros azulados no paraba de hablar de lo fascinado que se encontraba por conocerla y pasar el tiempo con ella.

Nicolle era una guerrera nacida en Gesit, a sus diecinueve años logró formarse como una de las mejores y capacitadas guerreras de la ciudad. Los años pasaron y su reconocimiento se hizó mayor cada vez más. Aún que no bastaron los mensajes negativos de guerreros y obispos por su apariencia femenina en un lugar llenó de hombres preparados para una guerra llena de muerte, honor y valentía.

Ella había sido prepara por su padre, un viejo y sabio hombre que también luchaba por los civiles de la ciudad de Gresit, era un guerrero y un cazador; un hombre importante en el servicio.

Nicolle había confesado frente a todos, luego de un evento que fue realizado para los valientes que volvieron luego de una batalla victoriosa, que se sentía orgullosa por defender a Gresit de enemigos, y que todo se lo debía a su padre fallecido.

──Cierra la boca. ─calló, Nicolle al de cabello negros, observando al ciervo que a unos cuantos metros se encontraba. ──, ¿sabes cazar uno de esos? ─preguntó al muchacho con la vista puesta en él. Éste asintió y agachó al igual que la mujer, a los segundos de volver su vista al animal comiendo hierbas y frutos──De acuerdo, hazlo.

El joven trago saliva y sacó su flecha y arco para matar al ciervo. Respiró ondo luego de preparar sus arma, soltó su flecha y en menos de cinco segundos le dió en el ojo. El animal cayó al suelo de inmediato. La rubia se levantó y caminó hacía el animal y lo observó con sus manos puestas en la cintura.

──Al parecer le diste en un nervio. ─informó al joven, mientras éste se acercaba a ella. ──Murió en el acto y no sufrió ─agregó, quitando la flecha del ojo. ──, felicidades.

Ambos volvieron temprano al castillo, diez de la mañana, pues habían cazado algo grande, un "Hoy es nuestro día de suerte" salió de la boca de la mujer, quien arrastraba de las astas al animal hasta el castillo.

──¿De dónde aprendiste todo esto? ─preguntó, Taka luego de unos largos minutos en silencio.

──De mí padre. ─contestó con la vista puesta al frente, sin detener sus pasos.

──Debes estar orgullosa de él..., y tu padre de ti.

──Eso espero... ─murmuró.

──Tu... ¿podrías enseñarnos lo que tu padre te dejó para que sobrevivas en este lugar?

──...Oyé, no es por ser una maldita hija de puta, pero no quiero enseñarles una mierda. ─confesó sin detener sus pasos, ya podía ver el viejo castillo entre los grandes árboles.

──...Alucard dijo que tu carácter es igual al de un tal Trevor... No lo  conozco en lo absoluto, bueno... ─corrigió. ──Alucard nos habló un poco de él y de una orador, y es curioso todo lo que nos cuenta.

──No te entrometas, por favor ─pidió con el ceño fruncido, ya en la puerta del alcázar, soltando los cuernos del ciervo. ──. Alucard es muy amable y abierto con las personas pero yo no lo soy tanto, hago las peticiones de mí compañero porque no me queda de otra, ¿de acuerdo? ─arguyó, Nicolle para caminar hasta las puertas del castillo. ──Lleva el animal adentro, déjalo en la cocina, Alucard se encargará del resto. ─pidió y entró.

Luego de unos segundos de que la mujer se adentrara a su hogar, Taka chistó y frunció su ceño, esperando algo más por parte de la mujer; pero parecía imposible.

𝕯𝖊𝖘𝖊𝖔𝖘 𝕺𝖑𝖛𝖎𝖉𝖆𝖉𝖔𝖘Where stories live. Discover now