¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CERELLE | 2
UNA TERRIBLE ARCADA le hizo encorvar violentamente la espalda, había sentido que se le iba la vida junto a todo aquel vomito. Tuvo que salir corriendo del desayuno en los aposentos de Cersei, bajo la mirada de todos los leones, antes de devolver el estómago frente a ellos. Unas finas lágrimas escurrieron de sus ojos nublados y un jadeo se escapó de su garganta. Llamó a Ellen entre gritos y llanto, la joven apareció tan deprisa que se sorprendió.
Seguro había sido el vino, o eso se decía ella, pero no había bebido desde la cena pasada. Se negaba a ver lo mal que estaba desde hacía dos años, cuando Ser Bastian y otros caballeros la escoltaron a la capital en contra de su voluntad por ordenes del Rey, mejor dicho, de la Reina que intentaba hacerle un favor a su padre.
—Una palangana con agua caliente, por favor —pidió Cerelle con un hilo de voz a su doncella y rápidamente esta la consiguió. Le limpió las comisuras de la boca con un paño mojado y le refrescó el rostro también—. Te lo agradezco, Ellen.
—¿Cuándo fue la última vez que probasteis alimento, mi señora? —preguntó la joven rubia, mirando la cubeta con un vomito transparente y poco voluminoso—. Y el vino no cuenta.
Cerelle se incorporó. Se recostó en su cama y se hizo ovillo manteniendo ambas manos debajo de su cabeza y dándole la espalda a Ellen. Vergüenza, sentía muchísima vergüenza que la viera así. Tan indefensa y pequeña debajo de sus ropas Lannister.
