|16| Mi muerte

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Una de mis piezas de orquesta favoritas sonaba como lejana, mi campo visual estaba completamente oscuro mientras sentía mi cuerpo balancearse y deslizarse de un lado al otro al ritmo de la música. Con lentitud y pesar logré separar los párpados. Frente a mí había un hombre, era más alto que yo y tenía tres cuartos del rostro cubierto por una máscara blanca y firme. Solo se veían sus labios, los cuales estaban extendidos en una línea recta, eso fue lo primero que llamó mi atención. Lo segundo fue lo que estaba haciendo con exactitud, me encontraba bailando con el desconocido en medio de un salón rodeada de más parejas con máscaras que ocultaban sus identidades.

«¿Cómo había llegado a aquí?», me pregunté antes de que mi pareja guiara mi giro, permitiéndome echar un vistazo a la habitación. Reconocía el salón, era el lugar donde solíamos llevar a cabo los grandes eventos en el castillo de Owlwood. Por la claridad y brillo en la decoración supe que estábamos en el palacio del Alba. Quise detenerme, más mis piernas se movían contra mi voluntad. El vals que conocía, y la velocidad de los pasos que incrementaba con el tiempo sumado a la sensación de querer huír y no poder, tornaron ensordecedora y poco deleitable la música que tanto me gustaba. De repente escuchaba la canción a un volumen exorbitante, tanto que era molesto. Intenté zafarme del agarre una vez más, pero me fue imposible. Entonces, el hombre me pegó contra su cuerpo y llevó su rostro a mi cuello. Me estremecí, y no fui capaz de reaccionar.

"¿Lo has visto por algún lado?" Preguntó para enseguida alejarse con lentitud.

Lo miré sin comprender.

"Parece que aún no ha llegado." Mis labios se movieron sin mi permiso, el sentimiento de estar viviendo un deja vú no fue pasado por alto.

Sus labios se estiraron en una línea recta. Nuevamente se inclinó hacia mí y apoyando su frente sobre la mía comenzó a hablar, sentí su mirada puesta en mí, logrando que la música se suavizará.

"Conejita, ¿estás segura de querer hacer esto? Podemos irnos si así lo deseas, si enfrentarlo no te es de ayuda, y huir si lo es, huir contigo hasta los confines de este mundo donde no nos vuelvan a encontrar nunca más, donde hallemos la seguridad que tanto anhelas, será mi placer."

Me moví por instinto o porque así estaba preestablecido. Mis manos soltaron su agarre, que ésta vez pareció romperse con fragilidad, para así rodear su cuello y acercarlo aún más a mi cuerpo. Abracé fuertemente al hombre que me consolaba. Mis labios y rostro sonrieron con pesar y ternura.

"Si bien tu idea es seductora, no es la seguridad que anhelo, el vivir por siempre atemorizada de que me encuentren y perderlos a ustedes, esta vez para siempre."aclaré, tomando una pequeña distancia.

Mis ojos fueron directo a sus labios, estaban curvados en una sonrisa ladina que terminó por convertirse en una verdadera sonrisa a la vez que una de sus manos tomaban uno de los mechones sueltos de mi cabello que, para mi sorpresa, era rubio. Al parecer otra vez estaba dentro de un cuerpo de un anónimo. Las hebras entre sus dedos se acercaron a sus labios, él depositó un dócil beso antes de responder.

"Entiendo."

Apreté los puños en su nuca, conteniendo el deseo de abalanzarme incisivamente sobre él. Presentí que no era el momento para hacerlo, por más que la atmosfera así se presentaba.

Seguido nos invadió un silencio sepulcral, el presentador de la fiesta alzó la voz en el micrófono e introdujo la llegada del personaje principal de esta noche. Junto con mi acompañante volteamos hacia la entrada en el momento exacto en que las puertas se abrieron de par en par y por allí pasó un lobo albino de tamaño descomunal. Como cualquier animal salvaje su mera presencia imponía un temor inigualable. Quizás fue por eso que sentí los pelos de mi nuca erizarse y mis extremidades endurecerse. Una mano sujetó la mía con vigor, proporcionándome la fuerza de voluntad que necesitaba para afrontar aquel momento. Supe enseguida que se trataba de mi acompañante.

Conejo blanco. [ACTIVA]Where stories live. Discover now