¿Ángel y yo? Pero estoy comprometido.
Por mucho tiempo, Kamilo creyó que su vida terminaría en uno de esos días, tirado en la cama, desangrándose de los brazos hasta morir. Pero la mirada angelical de Ángel, le ha devuelto la esperanza de volver a l...
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Ángel. 12 de diciembre, 1981.
Palmea mi pecho con sumo cuidado, mientras yo me mantenía lo más relajado posible. Mamá esperaba afuera, y yo simplemente vengo a retomar rutina de cada mes. Tengo que aceptar que los primeros meses me sentía incómodo, ya que, un hombre me está tocando mi pecho desnudo, pero con el tiempo se volvió algo insignificante en mi vida.
Ender suspiró, y dejó su aparato sobre la mesa. Parecía más preocupado de lo normal, ya puedo oír sus palabras tan concretas. Me coloqué la camisa con sumo cuidado y miré al suelo.
— Está empeorando, ¿Cierto? — Quería que me lo dijera antes de que mi salud empeore.
— Trae a tu madre, hablaré con ambos si es lo que quieres.
Bajé de la camilla con cuidado y abrí la puerta.
— Mamá. — La llame. Estaba sentada en el pasillo, sonrió al verme, yo respondí de la misma manera.
Se levantó y se acercó a mí, y me llevó junto a ella de vuelta con Ender. El silencio tomó lugar, ambos nos sentamos frente al escritorio, y permanecimos así, mientras Ender acomodaba unos papeles.
— Le voy a ser sincero Señora, el deterioro del trasplante está avanzando de manera grave, es bastante confuso, ya que este se adaptó al cuerpo de Ángel de una manera bastante eficiente, el mes pasado, hicimos pruebas con su sangre, creemos que, por el repentino nacimiento de su hijo, el mismo cuerpo rechaza el trasplante con el tiempo... — Mamá me tomó de la mano, mientras evitaba comenzar a llorar.
Sabía que esto pasaría, en cualquier momento. Esto se está volviendo una noticia para nada gratificante. Limpió sus lágrimas con las palmas de sus manos y alzó la cabeza y habló con firmeza.
— ¿Y qué podemos hacer? — Suspiró.
— Lo mejor es que su hijo decida qué es lo que quiere hacer, si gusta que busquemos un trasplante de urgencia, o si decide que...
— No. — Le interrumpió mamá.
— Mamá. — Ender estaba en lo cierto, yo debía decidir, estaba en la edad suficiente como para hacerlo — Si decido no seguir... ¿Cuánto tiempo me quedará?
— Realmente no lo sé, pero... Sí es lo que creo, máximo dos meses o tres por lo mucho, dependería de todo. Pero dejar los estudios de lado causaría graves problemas, tendrás que dejar de tomar los medicamentos, comenzarías a convulsionar en cualquier momento, los dolores de pecho aumentarán en un noventa por ciento, los micro infartos aumentarían, tu cuerpo podría colapsar en cualquier momento.
Tiempo, es lo único que tengo. Respiré hondo y miré a mamá, está llorando como una desconsolada, ella sabe que elegiré.
— Gracias Ender, por todo, enserio. — Asintió con sutileza y respiró hondo, al igual que yo. — Dejaré los tratamientos.
