14. Memorias de Vidin

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Todo comenzó a principios de la tercera década del siglo XXI, poco después del surgimiento de Fire. En aquel entonces, mientras Europa entera miraba aterrada cómo el gobierno estadounidense se desmoronaba poco a poco, el gobierno ruso sería derrocado por un brutal golpe de estado. La facción más radical de las fuerzas armadas, en conjunto con un conglomerado de organizaciones criminales, instauraron una nueva república a la que llamarían la Nación Roja, subyugando a todo el territorio ruso bajo un régimen de terror. Lo peor estaba por venir.

En su primera declaración oficial, el nuevo gobierno proclamaría el inicio de una campaña de conquista del mundo; su primer objetivo: las antiguas repúblicas soviéticas. Rápidamente, la Unión Europea reaccionaría ante la amenaza inminente, acordando la unificación de todo el bloque en un solo megaestado; así nació la Federación Europea, cuya primera acción fue declararle la guerra a la Nación Roja.

Los primeros ataques del ejército ruso se produjeron en Hungría en el año 2032, lo que les valió el apodo de piros («rojos» en húngaro) que no tardó de extenderse por todo el continente. Justo antes de formarse la Federación, Hungría había firmado su salida de la Unión Europea, por lo que representaba la primera opción lógica de conquista para los rusos. Aun así, los húngaros resultaron ser inesperadamente duros, plantando cara a una amenaza que parecía indetenible, si bien eventualmente aceptarían la ayuda de Europa por mutua conveniencia. Así, Hungría pasaría ser la primera línea defensiva de la Federación. Ante este escenario, la Nación Roja retrocedería, pero no por mucho tiempo. No había sido una victoria de la Federación, solo un cambio de estrategia del enemigo.



Aquella fatídica mañana de viernes, el 23 de enero de 2037, la ciudad de Sofía fue arrasada por los piros. No hubo previo aviso en la capital búlgara, sus habitantes simplemente comenzaron a escuchar detonaciones lejanas que, de un momento a otro, se convirtieron en un infierno de fuego, escombros y ceniza que devoró la ciudad desde sus entrañas. Los piros habían encontrado la forma de infiltrarse a través del subsuelo, plantando bombas nucleares de contain por debajo de las calles principales. Cientos de personas, vehículos e incluso edificaciones enteras se hundieron hasta desaparecer en los enormes boquetes abiertos por las explosiones. Quienes sobrevivían a ellas, eran aniquilados al caer en el abismo radiactivo que formaba el contain bajo el sustrato.

Las tropas de la Federación, en principio apostadas en la periferia de la ciudad, apenas y lograron llegar a tiempo para frenar el avance de los soldados rojos que surgían desde los boquetes como un enjambre de hormigas legionarias. Ante aquel devastador ataque sorpresa, las tropas federativas no tuvieron más opción que dividir fuerzas y destinar una brigada a localizar y rescatar civiles sobrevivientes para sacarlos de la ciudad; afortunados ellos, pues fueron los únicos que vivieron para contar la catastrófica derrota que obligó a la Federación a dar por perdida Bulgaria a manos de la Nación Roja. La única excepción fue la austera ciudad de Vidin, ubicada al noroeste del país, separada del resto de Bulgaria por la cordillera de los Balcanes.

Solo se podía llegar a Vidin atravesando una carretera estrecha que serpeteaba a través de las montañas en dirección sur-norte, lo cual siempre hizo de la provincia homónima la más pobre del país por su difícil acceso. Sin embargo, por esa misma razón, Vidin constituiría el último bastión de la Federación en Bulgaria. Al final, no había forma de que los piros llegaran por tierra en grandes números ni de que atacaran por aire sin ser detectados con antelación.

Así pues, alrededor de un tercio de los búlgaros sobrevivientes de Sofia fueron trasladados a Vidin, capital de la provincia homónima. Entre ellos se hallaba una joven pareja: Lera y Nayden, padres de una criatura de poco más de un año de edad, el pequeño Ivan. Tanto Lera como Nayden eran policías en Sofia, pero al llegar a Vidin, él pasó a formar parte del reducido contingente de seguridad encargado del patrullaje de la ciudad entre los pocos militares y agentes de policía supervivientes, mientras que Lera recibió una licencia que le permitía quedarse en casa, criando a su hijo.

Operación Búho BlancoWhere stories live. Discover now