T r e i n t a Y T r e s

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Días después

Mi relación con Federico esta igual que siempre, él se encerró en el trabajo mientras yo seguí mi vida.

Lo único nuevo en todo esto es aquel día...

Recuerdo aquella mañana y me saca una sonrisa. Me encontraba en el supermercado comprando las cosas de Ari cuando un hombre se acercó a mí.

— ¿puedes ayudarme? Mi hermana me envió por unos pañales y la verdad no tengo idea, no quiero llamarla porque lo único que hará será burlarse. — dijo mientras sonreía

— por supuesto, ¿qué es lo que ella dijo? ¿Algún nombre o talla?

—no, solo dijo pañales para bebés recién nacidos.

— entonces es más fácil aún estos de acá— digo señalando unos — son muy buenos y son para bebés recién nacidos, de seguro estos te pueden servir.

— eres mi salvadora, acabas de ahorrarme cien dólares. — dice mientras me sonríe nuevamente.

Su sonrisa es hermosa, es un hombre alto, rubio, ojos penetrantes color azul. Un espécimen único. De no más de 35 años.

por cierto, soy Santiago, es un gusto — estiró mi mano en forma de saludo y una corriente recorre mi cuerpo.

— mi nombre es Liliana — digo sonriendo — me alegro poder ayudarte.

— ¿esta nena tan hermosa es tuya?

Ariana le sonríe y comienza a balbucear.

— sí, esta señorita es Ariana.

— es un gusto señorita, eres tan hermosa como tu madre.

Me sonrojo e intento mirar hacia otro lado.

— de verdad muchas gracias, y disculpa.

— no te preocupes no es nada, cuando gustes.

— espero poder volver a verte Liliana y también a ti pequeña Ariana.

Sonríe por última vez mientras sigue su camino hasta la caja registradora.

Desde ese día no lo he vuelto a ver. Pero aún logra sacarme una sonrisa de solo pensar en él.

Decido está tarde ir nuevamente al supermercado con la intención de volver a encontrármelo en el pasillo.

Dejó a Ariana en la guardería y sigo mi camino con la esperanza de que Santiago aparezca.

Hace mucho tiempo un nombre no me hacía pensarlo día y noche, esa corriente que sentí al tomar su mano aún recorre todo mi cuerpo.

Al llegar al supermercado recorro todos los pasillos más lento de lo normal, al pasar los minutos me doy cuenta que es estúpido seguir esperando a que aparezca.

Vuelvo a casa y recibo una llamada de Federico.

— hola, Lili, te llamaba para saber si aún vendrías hoy a la reunión con el nuevo inversionistas.

— lo había olvidado por completo, pero si estaré ahí. Dejaré a Ari con Laura mientras estamos en eso.

— perfecto iré por ti a las seis — escucho su esperanza a través del teléfono — te veo pronto nena.

Cuelgo el teléfono y subo a mi habitación a preparar mi ropa para la cena.

Horas más tarde...

Al llegar al restaurante quedó maravillada con la decoración y el exquisito olor a comida que flota en el aire.

Voy vestida con un vestido largo rojo con una abertura en la pierna derecha.

El maître nos guía hasta una mesa y nos informa que nuestro invitado ya se encuentra ahí.

Camino detrás de Federico mirando el lugar, mientras nos acercamos a la mesa mi cuerpo se estremece.

Miró hacia adelante y me detengo, en la mesa se encuentra el hombre de mis pensamientos. Sus ojos fijos en mi
Esos mismos ojos que no dejo de ver en mis sueños.

Al llegar a la mesa Santiago y su acompañante se ponen de pie para recibirnos.

— Buenas noches — dicen los hombres a Federico.

—Buenas noches, Santiago, me alegro poder por fin tener esta reunión — dice Federico mientras toma su mano. — está es Liliana, será la encargada de mostrarte cómo funciona todo en la empresa.

Santiago no quita los ojos de los míos mientras toma mi mano y un escalofrío recorre mi espalda. La Apartó rápidamente y se la estrecho al hombre que está a su lado.

— un gusto Liliana — mi nombre sale en un susurro de sus labios.

— igualmente — digo tratando de sonreír

Nos sentamos a la mesa y nos entregan el menú, escogemos nuestras comidas y ellos siguen hablando de negocios. Miro a Santiago algunas veces y nuestros ojos chocan constantemente.

— Liliana es increíble en su trabajo — escucho a Federico decir — ¿cierto nena?

— ¿mmmm? — preguntó confundida

— ¿ustedes son pareja? — pregunta Santiago desconcertado

— no — me apresuró a decir antes que Federico responda — Federico y yo lo dejamos hace más de un año, pero nos llevamos bien por nuestra hija.

Trato de explicar lo más rápido posible.

Veo una sonrisa en el rostro de Santiago, cuando giro a ver a Federico parece molesto.

— no es necesario contar nuestros problemas. — dice Federico molesto —pero, aun así, lo estamos intentando, queremos que lo nuestro funcione.

Rápidamente cambian el tema, una vez llega la comida como en silenció mientras ellos siguen hablando de negocios. En un momento me excusó para ir al baño.

Dentro me mojo la cara y respiro profundamente. No pensé que esto volviera a pasar, no pensé que mi corazón se volviera a sentir de esta manera.

Al salir al pasillo tropiezo con alguien que me agarra de los hombros y esa corriente vuelve a recorrer mi cuerpo.

— me alegro de volver a verte Liliana — dice Santiago en mi oído — no he dejado de pensar en ti.

Tomo un respiro y me vuelvo a él, sus ojos tienen una chispa que me hace estremecer, sus manos agarran mi cara y me acerca a su boca.

El beso comienza lento, besa mis labios y me invita abrirlos mientras mete su lengua en mi boca. El beso que comenzó lente se vuelve desesperado y siento su lengua en mil partes a la vez.

— no sabes cuánto deseaba poder hacer esto — dice mientras se aparta de mí.

—yo también — digo respirando con dificultad

— ¿Tú también que Lili?

— deseaba volver a verte y besarte — me acerco a él y lo beso nuevamente.

Mi cuerpo vibra con excitación... Lo deseo, y eso está tan mal. Federico solo está a unos pasos de mí.

Esto se pondrá feo, muy feo.



Feliz lectura 🐤🐥🐣 hoy doble actualización por la demora.

Me acosté con mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora