Cuentos de fantasía e ilusiones

La mariquita y el cocodrilo

Había una vez una preciosa mariquita que le gustaba jugar en las fauces de un cocodrilo. La mariquita era tan pequeña que el cocodrilo no sentía su presencia, le gustaba tener esa ventaja sobre él, una cosita tan pequeñita frente a un animal tan grande, se sentía poderosa cada vez que salía volando fuera de su mandíbula sin un rasguño, sin ni siquiera ser detectada, la mariquita le gustaba imaginar que era una estupenda espía.

Un día quiso arriesgarse un poco, así que se quedó más tiempo volando en la mandíbula del cocodrilo y cuando está a centímetros se cerrarse, por fin la mariquita llena de miedo y adrenalina cerro los ojos y partió a un vuelo veloz. Pero si no hubiese cerrado los ojos no hubiera chocado con un diente puntiagudo e imponente. La mariquita logro salir. Pero mareada por el fuerte golpe en la cabeza. Aun no creía que fuera posible que estuviese completa.

La mariquita mareada intento volver a casa sin ser vista por el cocodrilo, y su vuelo era lento y torpe veía doble y sin darse cuenta termino volando justo en la vista del cocodrilo.

—¡Que insolencia! ¿Qué hacia una cosa tan insignificante como tu dentro de mi boca?

La mariquita se sobresaltó tanto que dejo de ver doble y pudo miran fijamente al cocodrilo. No se lo podría creer, la había descubierto.

—Disculpe señor mi intención no era molestarle —Hablo por fin la mariquita asustadiza.

—¿No? ¿Entonces cual era? Pequeña escurridiza.

—Pues... —La mariquita no sabía qué hacer. Si contarle la verdad. Decir una piadosa mentira. O salir volando muy lejos ahí. Ella decidió afrontar la verdad, pero mas importante, su miedo— la verdad Sr. Cocodrilo es que intentaba afrontar mi miedo hacia usted.

— A ver, explícate mejor

—¿Ustedes alguna vez le ha temido a algo?

—Claro que sí. Al otro lado de la selva vive una gran anaconda, dicen que puede triturar los huesos de un cocodrilo y devorarlo de un bocado.

—¿Usted no se ha sentido inferior a esa anaconda? ¿No ha sentido que puede más que usted? ¿No le parece frustrante la sensación de ser intimidado?

—Por supuesto.

—Pues, yo siento todo eso con usted, que es tan grande tiene aquellos dientes filosos. Usted podría luchar contra una anaconda y estoy segura que ganaría. Yo una cosa tan pequeña lo único que puedo hacer es volar muy alto para que no me alcance. Yo solo quería sentirme mejor, sentirme poderosa y no tan intimidada por usted. Sentir que algo pequeño y frágil como yo puede hacer algo grande valeroso. La verdad Sr. Cocodrilo es que me gustaría ser más como usted.

—¡Ja! Mas como yo dices —El cocodrilo soltó una sonora carcajada—. Que gracioso, a mí me gustaría ser más como tú.

—¿Enserio? ¿Por qué usted iba a querer ser una mariquita?

—Por muchas razones. La verdad que es encuentro una belleza en volar, tanto que envidio a todos aquellos que si pueden. Además tú eres hermosa, las personas te ven como un símbolo de buena suerte, les gusta rodearse de tú presencia. Yo en cambio soy feo, muy tosco y temido, a nadie le gusta mi presencia y mucho menos les parezco una criatura encantadora. Deberías aprender a valorar tus cualidades pequeña mariquita.

Ambos seres se sentían muy sorprendidos por lo que se había confesado. Cuando se despidieron la mariquita ya no se sentía una pequeña cosas insignificante. Y el cocodrilo ya no le tuvo miedo a la anaconda.

Fin

✨✨✨

Hola a todo el mundo (aunque obviamente sea una microscópica proporción del mundo la que me lee). Amm creo que es la primera vez que dejo un nota al final de una mini historia, así que realmente no soy muy buena en esto jeje. Quise subir esta historia con un final lindo e infantil porque vi que había mucha oscuridad por acá últimamente. Probablemente sigan los tonos oscuros pero, cada vez que pueda subiré algo con este estilo para compensar tanta tragedia. 

Bueno no les entretengo más. Que tengan un super mega genialoso día!!!!