Un imposible

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Sonríe y no puedo evitar caer. El punteo de la guitarra y el sabor del buen vino aligerando todas las sensaciones. Me permito este momento y lo observo a la distancia.

Canario se acerca, tomándome por sorpresa. Un botella de cerveza en mano. -¿Qué te detiene?- inquiere, cierta picardía en su voz. Lo miro por el rabillo y río ante su desparpajo. -¿Mal timing?- le respondo de la mejor manera y le devuelvo una sonrisa cargada de emoción. Él asiente con entendimiento y compartimos juntos un momento en silencio.

Es el cumpleaños de Vicente Carrillo, un tipo entrañable con el que tenido la fortuna de patrullar. Carrillo es de esas personas sencillas con las que es grato compartir y pronto le he cogido un gran cariño. Su familia le ha organizado una fiesta sorpresa y han tenido la gentileza de invitar a todo el cuerpo. 

Observo la hora y decido es tiempo de irme. -Gracias por la compañía,- saludo a Canario antes de levantarme en busca de Carrillo y su esposa. Él me da un asentimiento y levanta su cerveza hacia mí. 

Me alejo y camino hacia la pareja, dándoles un último saludo antes de partir. Al salir, me detengo por un momento buscando el móvil, cuando lo escucho. 

-¿No te despides?- Inquiere. Una sonrisa desenfada vibrando a través de su voz. 

Vuelvo la vista y lo encuentro parado frente a mí. Sus brazos cruzados, su chamarra de cuero puesta. 

-Vente, te llevo.- manda señalando con un gesto la salida. Asiento y caminamos en silencio hasta llegar al coche. 

No me atrevo a hablar. Sin embargo, el silencio crece al aparcar y tomo coraje creyendo hablar es la mejor opción. -Greco...- Comienzo, pero él me interrumpe. 

-¿Puedo quedarme esta noche?- ruega con tono lastimero, -No necesitamos hablar.- añade. 

Lo observo por un momento aún y cuando voltea devolviéndome la mirada. Mi corazón cae al piso cuando él se acerca y acorto la distancia entre ambos. 

Cierro los ojos y disfruto la necesidad en el beso, las palmas pulsándome, añorando su cercanía. Me separo abruptamente, agitada por el beso, mi cabeza descansando sobre su hombro. 

-Sara.- Susurra mi nombre, el anhelo palpable en su voz.

Aprieto su chaqueta trayéndolo hacia mi, sus manos apretando mi cintura, e intento serenarme, -No puedo darte más que esto,- repito en un murmullo y él ríe en silencio, negando con la cabeza.

Me atrae hacia él y me besa con desesperación, pero pronto el beso se torna lánguido y sabe a mar. Me aparto y decido no mirar atrás una vez estoy fuera. 

Si lo hago, tal vez sea yo quien rompa en llanto. 

.

El deseo es un arma de doble filo. Es fácil confundirlo por amor. Y es fácil cometer locuras en su nombre. 

Se de buena fuente lo que se hace en nombre del amor y a lo que lleva la lujuria. El recuerdo de mi madre escociéndome las entrañas.



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⏰ Last updated: May 14, 2021 ⏰

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