Overcome

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Siento su mano descansar sobre mi espalda baja, la punta de sus dedos acariciando mi piel con delicadeza. Me permito cerrar los ojos por un momento e inspiro el aroma a mar y laurel, mi cabeza aún sobre su pecho.  

-Creo que es momento de irme,- anuncio, su pecho endureciéndose por un segundo. Él asiente en un gesto casi imperceptible y mueve su mano, permitiéndome salir. Me pongo sobre mi antebrazo y lo saludo una última vez antes salir de la cama. -Te veo más tarde.- 

Tomo mi ropa, desparramada sobre el suelo y cojo el móvil sobre el sofá. Lo sostengo con mi hombro, intentando calzarme el jean y los borcegos. No logro comunicarme y suelto el aire con frustración. Me vuelvo al verlo de pie frente a la isla, observándome. -¿No quieres desayunar antes de salir?- me ofrece y, aunque algo contrariada, lo acepto. 

Me coloco la chaqueta y opto por el preparar el café , mientras él tuesta el pan y rebana unas frutas. Sentados a la mesa, hablamos sobre el entrenamiento que Montoya anunció tendríamos la siguiente semana y las precauciones que nos han pedido tomar a los oficiales de mayor rango. Tomo un último sorbo y decido levantarme, pero me detengo al oírlo. -No crees que merezca una oportunidad,- suelta observando a la nada con una amarga sonrisa Devuelve la vista hacia su plato y decido darle una respuesta.

-Eres dulce y atento, pero no me siento prepara para ofrecer más de lo que pasó ayer.- le ofrezco una sonrisa con la certeza de que de nada le sirve. -Creo que ambos asentimos a eso.- agrego, a lo que Greco asiente. Tomo eso como un gesto para retirarme y abandono la habitación sin mirar atrás.

Lo que pasó anoche fue el punto más álgido luego de semanas intentando aparcar la palpable atracción entre ambos. Quisiera decir que fue un error, pero ciertas cosas en la vida son muy raras y fuertes para ser coincidencia.

Sonrío para mí, mientras continuo bajando por las escaleras.

Cojo el móvil e intento una vez más dar con Sally. Ayer quedó en escribirme al llegar a casa de la Tita, pero esta mañana al despertar no hubo rastro de ello.

Al segundo tono, una alegre Sally me da los buenos días, desmotivando el regaño que estaba a punto de darle. -Hola, cariño.- le respondo. -¿Qué tal pasaron la noche con la Tita Isabel?- agrego al llegar a planta baja. 

-La pasamos super guay. ¿Sabías que la Tita hace retratos? Hicimos una competencia de dibujo con Megan y Lola, pero la Tita nos hizo añicos.- me cuenta entre risas. El entusiasmo pronto me inunda y cuando terminamos la llamada, me siento reconfortada luego de la despedida en casa de Greco.

Llego a comisaría y tomo mi atuendo de la taquilla, me visto y rumbo a armería, llamo por radio. -Miranda, a la espera de asignación.-. A lo que Mando contesta, -Miranda, asígnese a Z20 junto a Price.-

-Price, buenos días.- la saludo. -Interrogo, ¿cuál es su 20?-. 

-Buenos días, Miranda. Adelántate hasta  garaje y toma un coche patrulla, enseguida bajo.- copio y atiendo a su pedido.

Cuando veo a Sherlyn acercándose al coche, noto la tensión en sus rasgos. -¿Qué sucede?- la interrogo con aprensión una vez salimos del garaje. -Te marcaré un punto, cuando lleguemos allí, hablaremos con calma,- responde y asiento, algo inquieta. Price configura el GPS y nos alejamos hasta alcanzar un sitio cerca del Monte Chilliad. Al llegar allí, Price camina un poco más alejándose del coche patrulla y respira hondo una última vez antes de hablar.

-Desconecte las cámaras del patrulla antes de salir... Sé que no nos conocemos hace mucho, pero necesito que seas honesta conmigo y me prometas que lo que hoy hablemos, no va a abandonar este lugar.- desconcertada, intento hacer sentido con ella, pero Sherlyn insiste en que nadie puede enterarse de lo que pase hoy. Cedo ante su petición y le pido me explique qué es lo que está pasando.

-La comisaría ya no es lugar seguro para hablar, Sara. Esa es la principal razón de que viniéramos hasta aquí... En algún punto me dijiste en confianza que fuiste convocada por el CNI para colaborar sobre una causa que abrieron en Melilla sobre corrupción, ¿es así?- confirmo, asintiendo. Sherlyn me ha demostrado ser una mujer de grandes valores y, guiándome una vez más por mi instinto, decidí confiarle sobre la vez que participe de un operativo para el CNI. -¿Es esa la razón por la que estás aquí, te han convocado para investigar al cuerpo?- me interroga. Sorprendida por los dichos que insinúa Price, le pido una vez más que me explique qué es lo que está pasando, asegurándole que esa no fue la razón por la que vine a Marbella.

-He visto cosas que no me agradan, Sara.- niega con la cabeza, mientras camina de un lado al otro. -Creo que alguien en el cuerpo estuvo borrando las fichas policiales de ciertas personas, gente que he detenido y por la cuál me he metido en grandes líos.- me explica. -He sorprendido a uno de los colaboradores de los hermanos Gambino, los dueños del local de alimentos, vendiendo meta. Eso no fue lo peor, sino que trajera encima casi medio kg.- la observo, anonadada ante todo lo que me cuenta. -Cuando entré al sujeto a comisaría, García me dijo que sería él quien lo procese y me desestimo completamente. Algo no sonaba bien ahí e intenté dejarlo pasar, pero esta mañana cuando intenté buscar su expediente en la base de datos... Ese tipejo podría haber entrado a las fuerzas, si lo quería. ¡Limpísimo!- escupe con amargura.

-Dime que aún guardas contacto con los tipos del CNI.- me implora. Le pido un segundo y tomo el móvil, buscando entre los contactos. La llamada va al buzón e intento dejar un mensaje. -Hola, soy Sara Miranda. Participé en el caso Menéndez. Espero aún me recuerde. Llámeme en cuánto reciba este mensaje.- pido, terminando la llamada.

-Me ha llevado al buzón.- le explico, -Necesito que redactes un oficio detallando todo lo que me acabas de contar, todas las irregularidades, todos los participes. No dejes ni un detalle afuera.- termino, a lo que Price asiente. -Gracias por confiar en mí, Price. Te aseguro que haré lo que está en mi parte para esclarecer esta situación... Lo que me cuentas no parece ser un simple hecho aislado.- niego con desaprobación.

-Lo sé. Podría haberlo entendido si se tratara de un chiquillo detenido por posesión y venta de estupefacientes, pero fue casi MEDIO kg de META.- declara como si lo estuviera analizando aún en su mente. -No podemos hacer la vista gorda en eso, es DEMASIADO.- termina.

Insisto en que volvamos a la ciudad y le pido que no se lo comente a nadie más en comisaría, que en cuanto tuviera contacto con el sujeto al que llamé, serían ellos los que se pusieran en contacto directo con ella y tomarían cartas en el asunto. -Cuídate las espaldas, Price. La situación de la que hablamos jamás existió. Ni una mueca que te venda, ¿entendido?- le pido.

Hacemos nuestro camino de vuelta a la ciudad. Las cosas están tan podridas como siempre, pienso para mí misma. ¿Puede que aún estés detrás?

Marbella ViceWhere stories live. Discover now