EPÍLOGO. | FINAL ALTERNATIVO.

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— ¿Tus juguetes? —Preguntó su madre recordándole su rutina, el pequeño asintió y con calma había comenzado a guardar sus juguetes en el canasto que su padre le había conseguido.

Tom se había esforzado junto con Moa en educar a un pequeño responsable y obediente pero con carácter. Robbie tenía un carácter que, según Sharon había dicho, era similar al de su padre cuando tenía aquella edad.

— Mañana a primera hora vendré por ti, Moa. —Recordó Daniel a lo que la morena asintió con calma regalandole una sonrisa. Potter se acercó al pequeño para tomarlo entre sus brazos pero aquel niño salió disparado a donde se encontraba su mejor amiga.

Robbie rodeó con sus cortos brazos a Willow, su mejor amiga que yacía sentada.— Me voy a casa de tío Danel, mañana jugamos —Avisó como si aquella entendiese, el infante corrió nuevamente a los brazos de su tío, Daniel atrapó a su ahijado cargandolo para salir de aquella casa dejando solos a la pareja que pronto, después de casi un lustro, se convertiría en un matrimonio.

El silencio y la calma inundó aquel hogar, Magdala acomodó a su hija contra su pecho correctamente, había sido sin duda un día demasiado agitado, una semana totalmente estresante que terminaría tan solo al día siguiente.

Moa se había desplazado hasta la habitación que correspondía a Robbie, pues en esa pieza yacía también la cuna de Bless, depositó con calma a la pequeña de piel morena que dormía profundamente. Sus ojos marrones apreciaron a la pequeña por un buen rato perdiéndose en la dulzura e inocencia de aquella bebé.

Una mano se posó en su cintura haciendola sobresaltarse, su rostro se volvió encontrándose con su pareja quien le sonrió ampliamente robandole un beso.— Tonto. —Susurró la mujer.

— Te amo. —Fue la confesión de aquel rubio.— Eres lo mejor de mi vida...

Conciliar el sueño fue algo difícil, sobretodo porque las manos de Tom acariciaban el cuerpo de la morena como si se le fuera encargado ser el creador de la obra de arte más pura y celestial. Los ojos del rubio observaban con tanto amor a la mujer que se convertiría oficialmente en su esposa.

En un simple pestañeo, Moa se encontraba frente al espejo de la gran habitación de su hermano, respiró profundamente conteniendo todos aquellos nervios que se convertían en un retortijon en su estómago.

Era el día en el que se casaba con Tom.

No llevaba un gran vestido esponjado, era uno de caída libre de color champagne con un cinturón de pedrería que acentuaba su cintura y le daba un aspecto un poco más delgado ayudandola a ocultar los kilos de su cuerpo. Era una pequeña boda, una ceremonia con gente muy cercana.

Su piel morena estaba maquillada con colores cálidos dándole un aspecto natural así como su cabello, ahora corto, era adornado únicamente por una pinza de cabello para estilizar la media coleta.

Si le hubieran dicho en algún momento que se casaría con Tom seguramente hubiera reído cohibida acertando al comentario con un "Ojalá" como si de un sueño muy lejano se tratase. Una sonrisa melancólica se iluminó en sus labios tintados por un labial nude. Daría lo que fuera para que su madre estuviese con ella.

Fue sacada de aquella burbuja por el sonido de una puerta abriéndose, a través del espejo pudo apreciar a dos varones vestidos de traje adentrándose a la habitación, instintivamente sonrió amplio enternecida.

Daniel le sonrió bajando de su brazos a Robbie quien al ver a su mamá abrió sus ojos con sorpresa.

¡Mamá, edesh una plinchecha!Exclamó el menor consiguiendo una carcajada de su madre enternecida mientras él se acercaba a ella con los brazos abiertos.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Where stories live. Discover now