capítulo 25: acuerdo de paz

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—¿Qué sucede con él? —le preguntó Alessia con fastidio.

—Tú, eso es lo que sucede.

—¡Pero si yo no hice nada!

—Alessia, desde que tú llegaste aquí, desde que tú le pediste a Jackson venir aquí, este sitio ha sido un completo desastre.

—No entiendo porque dices eso...

—¿No? Pongámoslo así, antes de que vinieras la situación entre Meyer y Dalis era soportable, ella era imprudente pero no decía nada que nos afectara, hasta que llegaste tú, de repente cualquier cosa que le digan a Meyer de ti le afecta, Dalis, Draco, Kyan, cualquier persona que si quiera mencione tu nombre es un motivo para Meyer para pelear con todos.

—Yo nunca le he pedido que haga algo así.

—No tienes que pedírselo, lo tienes embelesado y Meyer siempre ha sido demasiado impulsivo pero contigo se ha vuelvo peor.

—¡Bien! ¡Ya comprendí que es mi culpa! ¿Qué podría hacer? ¿Qué quieres que haga? ¿Qué lo termine?

—No, eso solo lo volvería peor, pero te pido que si no vas a arreglar la situación entonces no te metas en situaciones que no debes, deja de buscar discusiones con Dalis, aléjate de Draco y aléjate de Kyan, colabora un poco entonces si no vas a decirle nada a Meyer.

—¿yo? ¿Estás diciéndome que soy yo la que está provocando todo esto?

—Sí, así de fácil.

Vita caminó hasta la barra y bebió de la botella de whisky de un golpe sin quitarle la mirada de encima a Alessia.

—No comprendo tu punto —le dijo ella—. ¿Cómo podría yo evitar que Dalis me trate como la mierda? Porque pienso que lo de Draco y Kyan es estúpido.

—¿Y no has tratado de hablar con Dalis y simplemente hacer las paces?

Alessia soltó una risa burlona.

—No voy a hacer pases con alguien que no está dispuesta a ceder.

—Lo supuse —Vita se acercó a ella, hasta el punto en que Alessia podía sentir su aliento alcoholizado—. Entonces tendrás que soportar toda tu vida a un celópata como Meyer, y te puedo jurar que no vas a ser feliz. 

—¿Desde cuándo te importa eso? —le espetó ella pasando por su lado y alejándose de él y del bar.

Dalis por su parte se encontraba dentro de su habitación caminando de un lado al otro completamente angustiada, cuando Vita apareció ella lo observo fijamente.

—¿Lo convenciste? —le preguntó con nerviosismo.

—No, no lo logré convencer.

—¡Mierda! —voceó ella arrojándose a la cama—. No puedo irme aún, me falta dinero.

—Te tengo una opción, pero no te gustará.

—¿Qué?

—Que te disculpes con Alessia.

Dalis clavó sus ojos en Vita, quien estaba relajadamente apoyado a la puerta.

—No —sentenció ella.

—Dalis, es eso o Meyer te va a echar de patadas a la calle, literalmente.

—Estás pidiéndome que me trague mi orgullo con esa maldita, eso no va a pasar.

—Entonces voy a traerte bolsas de basura para que guardes tus cosas.

—Vita...

Lo detuvo ella con la voz pesada y malhumorada.

en las manos de Meyer KingWhere stories live. Discover now