Capítulo 31: La Fräulein Sevedo.

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Si, estaba súper enferma. Y así de enferma la loca terminó muerta por intentar matar a mi mamá entrando a mi casa con un cuchillo en la noche.

Mi papá se había quedado en el trabajo terminando de acomodar papeles y demás, y estábamos solo las dos en casa. Cuando nos fuimos a dormir yo me quedé despierta hablando con Erick, mamá dijo que se iba a quedar un rato más en el living terminando de ver las Kardashian y escuché el ruido de la puerta trasera. Al instante bajé con el arma cuando escuché que mi mamá pegó el grito. No disparé, cuando ví el cuchillo solo la golpeé, casi matándola.

Y por el intento de homicidio Liam y yo la llevamos al curso y con Erick la matamos. Mis papás piensan y aún lo hacen de que la loca está en la cárcel.

Pues no mi ciela.

Volviendo al tema, Kevin es muy importante en mi vida. Siempre va a ser mi otro papá. Aunque jamás se lo dije frente a frente.

Entramos al salón de reuniones donde está Liam y tres compañeros más sentados en unas sillas.

Erick y yo nos sentamos al frente. Kev cierra la puerta y se para en frente como si fuera un profesor de la escuela.

—Bien, ahora que estamos todos, empezemos.

»Todos los presentes aquí son los mejores del curso. Erick, Ámbar y Liam destacan por otras cosas que los definen— asienten todos —yendo al punto, su sueño se hizo realidad. En dos meses nos vamos a Alemania. Hay un cartel de narcos muy grande y poderoso escondido allí. El genio de todo esto se llama Benedikt Schmidt. Además de ser un narcos, trafican mujeres y niñas de país a país, hasta de continentes. Les daré especificaciones a cada uno de ustedes y necesitaba de Ámbar y Erick para decirles que ustedes son los principales de todo esto. Irán de encubierto. Tendrán que saber alemán perfectamente...

—¿Es un chiste cierto?— le corto el discurso.

—¿Perdón?

—¿No hablas en serio o sí? ¡¿Tengo que aprender alemán en dos meses?!

—Si ¿Algún problema?

—¡Estás loco!— Erick se ríe. Claro, él es un maldito alemán. Pero yo, apenas de decir Aufvidesen. Y creo que faltan más letras.

—Párate Ámbar, ven aquí— me sonríe. Me levanto enojada.

Llego y me paro en frente suyo.

—¿Qué?— digo molesta.

—Mira al techo— frunzo el ceño. Rodeo los ojos y lo hago.

Al milisegundo de hacerlo el disparo en mi pierna me hace gritar.

—¡¿Qué mierda te pasa?!— me caigo al piso por el impacto. La sangre comienza a manchar el piso.

—Auch, eso dolerá mañana— sonríe el estúpido de Erick.

Ni siquiera me molesta. Sonreír es una de sus cualidades.

—¡Imbécil! ¡Maldito hijo de puta!— gimo.

Liam se ríe con fuerza pero no por mi, sino porque está mirando su teléfono el muy idiota.

—Lo siento, es que hay un intento de imitador de Freddy Mercury y osea... Jamás podrás hacerlo amigo— se ríe.

—¡Cállate Liam!

—Lo siento. Sigan en lo suyo.

—Bien, mientras te haces un torniquete hablaré. Hace tres, tres años que contraté profesores de idiomas. Y encima te dije que tenías que aprender— guarda su arma en el cajón del escritorio.

El Miedo De Ámbar #1 Where stories live. Discover now