𝐈𝐋𝐋𝐈𝐂𝐈𝐓 𝐀𝐅𝐅𝐀𝐈𝐑𝐒 | Harry Potter

𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 Tres

-¿𝕰ntonces no pudiste subir al hipogrifo? -preguntó Cedric.

-No en la clase -Abigail miró hacia los lados tratando de que nadie escuchara - pero sí después de la cena.

-¿QUÉ?

-SHHHH -le calló la pelirroja.

-Perdón. ¿Cómo hiciste para montar un hipogrifo a mitad de la noche?

Y entonces la pelirroja le contó todo lo ocurrido la noche anterior a Cedric, omitiendo el hormigueo en su estómago al estar tan cerca de Potter, claro está.

Cedric era su mejor amigo. Se conocieron en primer año pues ha sido como su tutor de las clases que no entiende. Bueno, si es que por decir tutor significa que él le pasa las tareas.

-Dejame ver si entendí -dijo con el ceño fruncido - ¿Te escapaste en la noche para montar a buckbiec-

-Buckbeak -corrigió riendo.

-Eso. ¿Te escapaste para montar una criatura que obviamente anda por las alturas, y tú le tienes miedo a eso, pero Potter te ayudó Y ENCIMA TE DIO UN PASEO? -relató incrédulo -¿Desde cuándo ustedes dos son amigos? -sonrió divertido.

La pelirroja puso los ojos en blanco. Sonaba ridículo el hecho de que Potter y ella hubieran estado tanto tiempo juntos sin pelear. Además de que nunca se dirigian la palabra si no era para insultarse.

-No lo somos -respondió -. Además que nunca lo seríamos, Draco me mataría antes.

El castaño rodó los ojos -¿Por qué te importa tanto lo que diga él? No tienes que hacer todo lo que te dice.

-Es difícil de entender, pero prácticamente dependo de la familia Malfoy por ser mi familia también.

-Pero Remus-

-Aunque Remus sea mi tutor, Lucius podría quitarle la custodia en cualquier momento. Es alguien con muchas influencias y lo que menos quiero es que me envíen a Beauxbatons.

Lo que más odiaba Abigail de los Malfoy era el poder que tenían sobre ella. Al ser sus familiares más directos eran incluso capaces de cambiarle el apellido, cosa que la pelirroja jamás permitiría. Su apellido era el único recuerdo que tenía de su padre. El recordatorio de que seguía con ella.

Su vista se pasó a la mesa de los leones, donde un trío de amigos hablaban de lo que pasó en la clase de Hagrid. No tardó en encontrar unos orbes azules que no dejaban de mirarla y ella le siguió el juego tratando de ver cuánto aguantaba en sostenerla. Sin embargo, para su mala suerte, ella fue la primera en hacerlo al oír la voz de su amigo.

-¿Qué? ¿Te está pidiendo otro paseo? -se burló.

-No podría volver a soportar estar tan cerca de él ni aunque me pagaran -dijo regresando su vista a la mesa contraria, pero al hacerlo quedó helada.

-Oh vamos, no me vas a negar qu-

No lo dejó terminar y se levantó bruscamente dirigiéndose al chico que tenia un periódico con Sirius Black en la portada.

-¡Lo han visto!

-¿A quién? -preguntó Hermione.

-A Sirius Black.

-En Dufftown, eso no está lejos de aquí -siguió la castaña dirigiéndose a sus amigos.

-¿Creen que podría venir a hogwarts?

-¿Con dementores en las entradas? no lo creo -afirmó otro chico.

-Ya los ha burlado una vez ¿por qué no podría de nuevo?

-Tiene razón, Black podría estar aquí, intentar detenerlo es como querer detener la lluvia con las manos -y antes de que siguieran hablando, la pelirroja arrebató el periódico haciendo notar su presencia.

-Por Salazar -exclamó al ver que todo lo que dijeron era real.

¿Su padre en hogwarts? ¿Realmente vendría dispuesto a matar a Potter o vendría con otro objetivo? Abbie no pudo evitar sentir una ligera ilusión al pensar que tal vez la buscaba a ella.
Sentimiento que no le duró mucho al oír a Ron hablar.

-¿Sabías que tu padre quiere matar a Harry, Abigail? ¿Lo vas a ayudar a cometer más homicidios? ¿Acaso a eso se dedican todos los Black? -dijo riendo con otros chicos a su lado.

Roja de cólera, con un movimiento de varita hizo que aquel papel terminara hecho cenizas, borrando toda felicidad del pelirrojo.

-Que te quede bien claro, Weasley -lo miró con la varita alzada -Mi paciencia tiene un límite, y si vuelves a hablar de mi así o si quiera dirigirme la palabra, me aseguraré de que termines igual que ese maldito periódico.

-¿Es una amenaza? -le retó.

Con otro movimiento, aire caliente, como el de una secadora, impactó en la frente del colorado revolviendo todo su cabello.

-Es una advertencia. -escupió con desprecio -¿Algún otro chistosito? -miró a todos en la mesa y al no oír ni un suspiro, se fue de ahí evitando corresponder la mirada que el azabache le daba en esos momentos.

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