Asegurarse de que nadie los vea salir. Una capucha sobre su cabeza manteniendo los ojos bajos. Diciéndole a sus amigos que han salido a correr pero están sonrojados cuando regresan. Tomando el camino menos transitado se dicen a si mismos que siempre...
𝕷os alumnos llegaron a la cabaña de Hagrid quien, al confirmar que todos estuvieran ahí, los llevó al bosque prohibido hasta llegar a la pequeña reserva de cuidado de criaturas mágicas.
—Bien, chicos, menos charla. Formen un grupo allá y abran su libro en la página 49 — ordenó Hagrid.
—Tienes que acariciarle el lomo, Dragui — respondió Abigail con burla. Solía llamarle así porque sabía cuánto lo detestaba.
Todos siguieron las instrucciones de Hagrid, menos Neville, cuyo libro empezó a atacarlo haciendo a todos reír.
—Creo que son divertidos — dijo Granger.
—¡Oh sí! Muy divertidos, hilarantes. Dios éste lugar es patético. Le diré a mi padre que Dumbledore tiene a este tonto dando clases.
Abigail rodó los ojos al escuchar lo último. Los caprichos de su primo a veces le eran realmente molestos.
—Cállate-
—Malfoy — completó Harry por ella. Todos se giraron y vieron como ambos chicos se acercaban dispuestos a pelear. De repente, Draco puso cara de asustado y señaló arriba de la cabeza del azabache.
—¡Dementor! ¡Dementor! — gritó al tiempo de que simulaba uno con su capa.
—Eres un infantil — le gruñó la pelirroja—, no debes jugar con eso, son horribles.
—Vamos, admite que fue divertido — repuso el platinado pasando un brazo por su hombro.
—Fue divertido ver a Potter enojado — le sonrió.
En eso, Hagrid carraspeó llamando la atención de los presentes, mostrando a una hermosa criatura: un hipogrifo.
—Saluden a Buckbeak.
—¿Qué es eso exactamente?
—Eso, Ron, es un hipogrifo. Deben saber que son criaturas muy orgullosas. Se molestan con facilidad. Nunca deben ofender a un hipogrifo, porque será lo último que harán — respondió Hagrid mirándolos tétricamente.
—Podría ser tu animal espiritual — codeó la pelirroja a Draco haciéndolo rodar los ojos.
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—Bueno, ¿quién quiere venir primero? — propuso Hagrid con una sonrisa de oreja a oreja mientras la mayoría de estudiantes se alejaba, quedando Potter y Abigail al frente.
La oji-gris le gruñó al verlo a su lado, pero antes de que pudiera hacer algo Hagrid lo jaló hasta donde estaba Buckbeak, por lo que la chica se cruzó de brazos molesta mientras veía las instrucciones que Hagrid le daba al pelinegro asustado.
