Capítulo 24 "Azima, ven..."

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Era un vestido pesado o quizás era la carga general que llevaba encima, por lo pronto tan solo el torso de la prenda estaba lleno de piedras preciosas que no aligeraban en nada el dolor en su pecho impidiéndole respirar con normalidad. Dio un paso más en su tortuoso camino, pero le costó dar otro. Vio al hombre a su lado y le lanzó una mirada de súplica. Omar solo se pasó una mano por la cara suspirando.

- No tiene por qué ser tan malo. –le dijo en voz baja.

- ¿Ah no? –siseó Azima furiosa.

- Podría ser peor... -Ella lo fulminó con la mirada mientras un carraspeo interrumpía a Omar.

Provenía de Zaím quien estaba sobre el lateral derecho del salón de ceremonias lo mismo que el resto de la familia. Se suponía debían seguir avanzando y no estar susurrando entre ellos, vio hacia Zaím y luego a Habiba a su lado quien con una mirada le preguntó que pasaba. Ya estaban por llegar al trono para recibir la bendición y ella no podía avanzar más. La mirada de Habiba cambió a una de preocupación e hizo amago de ir hacia ella, pero Azima con un casi imperceptible movimiento de cabeza indicó que no lo hiciera. No se podía permitir mirar al resto. Vería las mismas expresiones en todas y mucho se temía que hasta en ellos percibiría lo mismo: Preocupación, ansiedad e impotencia. Hacía unos minutos las chicas le habían ayudado a vestirse y peinarse en medio de un silencio sepulcral, algo totalmente raro e inaudito para todas. No parecía que estuvieran vistiendo a una novia para su feliz celebración. Era verdad que habían cambiado su percepción sobre Omar, pero en cuanto les había llegado la notificación de vestirla de novia todas se habían sorprendido por la rapidez de los acontecimientos.

- Podemos sacarte a donde quieras. –le había dicho Gabriela y por primera vez en su vida Azima estaba paralizada. Quería correr y huir, pero inevitablemente iría hacia él, hacia Azzam y eso provocaría el caos en la corte, incluso en el reino y la cabeza del que se atreviera a la injuria de estar con la prometida del heredero. Podría desaparecer del mapa y eso significaría el destierro y no ver a la familia que amaba y claro, no verlo a él. Así que por primera vez en su vida estaba total y completamente paralizada. No ayudaban esos días en el desierto, sentía que le habían robado vitalidad y claridad mental. El aturdimiento no se le pasaba y solo pudo decir unas cuantas palabras a Gabriela. –León ni siquiera ha podido hablar con su padre, no lo recibe. Si huyes te apoyaremos, lo sabes.

- Lo resolveré, no sé cómo. Pero lo haré.

- Bueno, cariño. Debe ser ya. Te estamos vistiendo para una boda ¿no? - dijo Allison acercándose con la misma expresión de preocupación. Habiba y Baasima estaban en un rincón sentadas mirando a la nada. Al parecer con la misma parálisis que la embargaba a ella.

- Aun no damos el sí. –musitó Azima.

- Vaya que es pesado. –Jaquie había entrado a la habitación intentando llevar ella sola el voluminoso vestido, Allison corrió a ayudarla.

- ¿Dónde está la mente maestra y que has hecho con ella? –Había susurrado en su oído Gabriela en ese momento.

- No tengo idea. –admitió muy a su pesar aferrándose a que aún tenía tiempo.

Y eso los llevaba a ese momento ella al lado de Omar vestidos de boda caminando para recibir la bendición real.

- Avancemos. –pidió Omar en voz baja.

- No puedo dar un paso más. – contestó de igual forma en un susurro y era cierto, no podía dar un solo paso más por mínimo que fuera.

- ¿Esta es tu manera de oponerte?

- No es que hayas tenido ideas mejores que yo.

- ¡No puedo arrastrarte al altar!

- Pues tendrás que hacerlo. –gruñó por lo bajo. Su sentido del deber se diluía a pasos agigantados. Esa no era ella, pero definitivamente no había contado con lo que Azzam despertaría en todo su ser.

Princesa Azima (Princesas de Durban 3)Where stories live. Discover now