Rosa octava: Vraie amitié

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¡PREGUNTA!: En mi obra Corazón helado, ¿Qué recuerdos de Elizabeth se podían ver si agarrabas una de las joyas de hielo que fueran de color rosa? Esto debe ser terriblemente confuso para los nuevos XD ¡Mis más sinceras disculpas! Una pista: veremos ese tipo de emociones en este capítulo UwU Ya saben qué hacer. 

***

—¿Dónde carajos puede estar?

Estarossa estaba comenzando a ponerse impaciente. Una cosa era tener que perseguir a una presa huidiza, y otra muy diferente tener que buscar un objeto desaparecido. Al parecer, la bella Elizabeth había pasado de ser lo primero a lo segundo, y eso ofendía profundamente su orgullo como cazador. No se la había visto en varios días, su familia había comenzado a comportarse de manera extraña, y la gente del pueblo rumoreaba que algo misterioso y oscuro sucedía en la parte más profunda del bosque. Montón de ignorantes.

Él conocía los bosques y sus bestias mejor que nadie, y aquella descabellada historia de un monstruo merodeando por ahí le parecía tan absurda como el miedo que todos mostraban a que dicha criatura decidiera aparecer. Estúpidos, ¿no era el gran Estarossa el mejor cazador de la zona, campeón múltiples veces y capaz de derribar a un oso del doble de su talla? Incluso aunque en verdad existiera la bestia, él sería perfectamente capaz de matarla, y eso lo sabía todo el mundo. Lo que nadie sabía era dónde se había metido la hija más pequeña de los Liones y esa era, más que cualquier otra, la presa que el albino en verdad deseaba.

Mientras estos lúgubres y obsesivos pensamientos daban vueltas en su cabeza, la puerta de la taberna se abrió, y sus tres espías entraron con caras contrariadas que no le auguraban nada bueno. El peliplateado cerró los ojos un momento, inhaló con fuerza, y logró componer su más falsa y perfecta sonrisa para encantar a aquellas damas chismosas que le traían la última información sobre su huidiza futura esposa.

—¿Y bien chicas? ¿Algo interesante sobre el único ratón de biblioteca de nuestro pueblo? —Las gemelas se voltearon a ver mutuamente con expresión de preocupación, y fue Jelamet la que se adelantó para hablar.

—Nada real, querido. Solo especulaciones y rumores superfluos, aunque una cosa es segura: esa niña no está en su casa. —Estarossa alzó las cejas con expresión de asombro, no solo por el amargo tono que los celos le daban a su amiga, sino porque al parecer, resultó que era verdad que Elizabeth ya no estaba ahí.

—¿Y en dónde está entonces? —La sonrisa perversa de la rubia le generó un revoloteo en el estómago al cazador, que escuchó la primera hipótesis con ganas de reír.

—Los rumores dicen que se perdió en el bosque y la devoró un animal. —Las tres chicas rieron con diferentes tonos, y tras soltar un par de carcajadas él mismo, el ojinegro las hizo callar con un gesto de la mano para descartar la teoría.

—No, lo siento preciosa, pero no creo que eso sea posible. Esa muchacha siempre ha sido la niña obediente de papá, dudo que hiciera algo tan tonto como pasear sola por el bosque, ¿algo más?

—Bueno... —habló Zaneri—, se ha visto a su hermana mayor, la tal Margaret, rondando la casa del hijo del terrateniente. Al parecer Gilthunder gusta de ella.

—Eso no es nada raro. El tamaño de sus pechos es enorme, y no es fea, aunque me sorprende que el "señorito" eligiera a una campesina para flirtear —Ese comentario gustó tanto a las chicas que se soltaron a reír mientras alguien les llevaba una ronda de cervezas—. ¿Pero eso qué tiene que ver con su hermana?

—Pues que está recibiendo ayuda de Gilthunder para encubrirla. Los sirvientes de la casa están tratando de esparcir el rumor de que ella se fue con unos parientes lejanos... pero al mismo tiempo, algunas personas del pueblo han visto que mandan gente al bosque para explorar. —Eso sí le llamó la atención al apuesto joven, que se inclinó hacia el frente con los ojos clavados en la morena, ruborizándola y haciendo que soltara una risita tonta.

La Belle et la BêteWhere stories live. Discover now