Rosa Tercera: Le dîner

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¡PREGUNTA!: En mi obra Mil y una noches contigo, ¿Cuál es el regalo que Elizabeth le da al sultán Meliodas por su cumpleaños? Para los nuevos, ¡spoiler alert! XD Y ahora, sigamos disfrutando de esta hermosa historia melizabeth. 

***

Elizabeth pasó lo que creyó fueron horas quieta, tirada sobre el frío suelo de mármol, demasiado asustada como para moverse o tratar de escapar. Sin embargo, al notar que verdaderamente estaba sola y que el silencio lo había inundado todo, se animó a levantarse y mirar a su alrededor. Prácticamente no se veía nada, y estaba por dejarse caer de nuevo, cuando un misterioso tintineo metálico resonó y la hizo ponerse en alerta.

—¿Ho... hola?, ¿hay alguien ahí? —El tintineo volvió a escucharse, y esta vez, fue seguido de una pequeña luz que brillaba mostrándole la entrada a otra habitación. Luego aquella luz comenzó a moverse, y ella se vio impulsada a seguirla, desesperada por encontrarse con alguien más—. No se vaya, por favor, ¿podría ayudarme?

Como respuesta, el tintineo se hizo cada vez más fuerte, y la guió en dirección a una hermosa escalera que subía hacia lo que debía ser la torre. Una vez recuperada de la primera impresión, la curiosidad de la joven despertó, y a pesar de saber que aquel era el hogar de un monstruo, no pudo evitar pensar que también era un lugar increíblemente bello. Entonces, justo cuando parecía que por fin alcanzaría a la luz, esta se apagó y todo quedó en silencio de nuevo.

Elizabeth se encogió de miedo, preguntándose si lo que había visto sería un fantasma, cuando vio iluminarse a unos pasos de ella la puerta de una habitación que estaba abierta. Tal vez aquel brillo había intentado guiarla hasta ahí. Cuando se asomó, tuvo la certeza de que era cierto. Era el lugar más asombroso en el que hubiera estado.

Una habitación lujosísima, con hermosos muebles en blanco y dorado, y una cama enorme y suave digna de una princesa. Había flores en jarrones finos decorando cada mesa, un gran tocador lleno de perfumes y joyas, y anexo al cuarto, un baño con porcelanas finas y una bañera de piedra, tan grande que podría ser una piscina. Aquel lugar ostentaba riqueza, belleza y poder, y sin embargo... nada de eso lograba ponerla feliz.

Estaba asustada, y también muy confundida. No entendía porque la bestia no la había matado aún, ni porque le ofrecía esos lujos, ni... ni porque la había tocado de la forma en que lo hizo. Se ruborizo, un misterioso sentimiento que ella jamás había conocido instalándose en su pecho, pero al recapacitar nuevamente sobre su situación, trató de alejar esos pensamientos y recuperar el enojo que pudiera. Después de todo, y sin importar las razones, había solo una cosa cierta: ahora era una prisionera.

Se arrojó inmediatamente a la cama buscando en el sueño un escape a aquella realidad. En cuanto se quedó dormida, unas voces comenzaron a susurrar con insistencia.

—Wow... el jefe si que ha tenido suerte esta vez. La chica es muy bonita.

—¿Suerte? Ban, esta pobre mademoiselle será víctima del amo si no supera la cena de mañana, ¿y te atreves a llamar suerte a esto?

—King tiene razón. Esta señorita es solo una campesina, y conociendo los gustos elitistas del amo, difícilmente superará la prueba.

—No, yo sé lo que les digo. Esta chica es diferente a las otras.

—¿Por qué lo dices zorro?, ¿tienes alguna prueba?

—Llámenlo un presentimiento. Ahora vámonos, necesitamos dejarla descansar y preparar todo para el evento de mañana.

Entonces los tres pequeños sirvientes salieron de la habitación, y el último en salir disparó un diminuto rayo de luz púrpura para ayudar a la chica a tener dulces sueños, uno donde volvía a estar en casa, sin bestias aterradoras siguiéndola.

La Belle et la BêteWhere stories live. Discover now