5

13 0 0
                                    

03/Junio/2005

Para no pensar en esta dichosa enfermedad y en ti, tengo planteado diferentes tareas para el día. Compré un sinfín de libros dramáticos, con la intención de sacar todas las lágrimas que aún tengo por dentro, también aproveché para comprarme una máquina de coser porque estoy retomando nuevamente la costura, con la intención de fabricarme  un vestuario que tal vez será el elegido para mi funeral, aún no lo sé, estoy decidiendome. Mentiría si te dijera que me siento bien, es más, podría decir que estoy de maravilla, pero no es así, esta enfermedad me está carcomiendo viva y a pesar de que vivo en agonía por no verte, ya no sé que es más doloroso. Estoy consciente de que mi enfermedad sigue avanzando, y que ese día llegará, tal vez ni siquiera me alcance para despedirme, pero es mejor así.
Con ello, me llegó la idea de hacer una lista para los preparativos de mi funeral, ya sabes, algo muy cotidiano. Le pedí a Agustina algo sencillo, pero elegante, muy a mi gusto. También quiero que pongan música, de preferencia tranquila, porque tú más que nadie sabe que detesto los sonidos altos. También rosas rojas, ya que las blancas me parecen muy simples. Y por último, la dichosa carta de despedida que no he terminado, últimamente me he encontrado ocupada en tareas que yo misma programé, no quiero sonar fanfarrona pero mi agenda se encuentra ocupada y ni hablemos de las noches, porque juego poker con las concuñas de Agustina, las cuales se llaman Lucía y María, son muy chistosas, y de verdad les estoy tomando cariño.
Margó nuestra mascota ya se encuentra bien, al parecer traía un virus estomacal, el cual, ya fue aliviado, en realidad no estaba triste por tu partid. Su humor ha cambiado tanto como el mío, ambas nos sentimos “bien” (dentro de unas enormes comillas). También estuve  pensando que el día que yo no esté, ¿Quién cuidará de ella? Aunque Agustina es muy complaciente, es muy injusto dejarle toda la carga de mi ausencia. Ya casi todo está preparado, sólo falta que yo me muera y que Margó tenga un hospicio. Ya no veo a la muerte tan temerosa como antes; de hecho, me he abrochado de ella porque con ella me iré. Tengo ratos llenos de desesperación e ira, pero después se intercambian por una paz interior, porque la realidad se pinta tal y como es, vienes al mundo solo y te vas solo. Hay ratos de conciencia y otros llenos de amnesia, de idas y entradas al hospital, es como estar viendo mi vida cayéndose en pedazos, no sé si eso sea triste, o sólo sea la entrada a mi nuevo rumbo. Te lo estoy contando de la manera más fría y sincera posible, pero en realidad lo estoy escribiendo con lágrimas en los ojos, porque a pesar de que intento olvidarte, no puedo. Todo este tiempo he estado ignorándote, intentando no tocar el tema, haciéndote creer que mi vida está mejorando, que puedo superarte y que con ello me moriré en paz, pero no, todo es una falacia que yo misma he inventado. Aunque debería odiarte, no puedo. Quisiera borrarte de mi mente como tú lo haz hecho, ya han pasado un par de meses, y no he sabido nada de ti. Muero de intriga, porque quisiera que me dieras tan sólo una explicación, y con eso me doy por bien servida, pero ganó más la cobardía, el miedo a no contarme lo que entre ella y tú estaba pasando, tal vez lo entendería, pero ahora ya no. Cuando te descubrí, ella me vió y me sonrió cínicamente, dejándome en claro que, todo este tiempo vivía bajo el engaño. Tú aceleraste el coche, y te fuiste. Pronto me esperaba un abogado para firmar el divorcio, después llegaron la mudanza por tus cosas, y jamás volví a saber sobre ti. Fue un golpe duro para mí, estaba perdidamente enamorada de ti. Aún no entiendo en qué fallé; la cena se encontraba servida cuando tú llegabas, intentaba estar cerca de ti y escuchaba tus pesares, y a pesar de que odiaba que llegaras tarde, siempre te esperaba con la intención de volver a besarte y oler esa embriagante colonia. Veinte años de casados y de mi vida tirados a la basura, tantos años, y aún así no merezco una explicación. Estoy consciente de que esa mujer es más joven, muy bonita por cierto, no sé cómo reaccionar a eso, me hace caer en la comparación. O tal vez te alejaste porque nunca pude tener hijos, no lo sé, son tantas suposiciones que ya no sé que descifrar. De lo que estoy segura es que, esa chica sólo te busca por dinero, lo noto en su mirada y la falsedad con la que te observa, ella no está enamorada de ti precisamente; sino de tu cuenta bancaria. Debes de entender qué hace tanto tiempo dejamos la universidad, que a pesar de que el amor no tiene edad, la diferencia siempre va a pesar, las dudas siempre se van presenciar, el amor se esfumará de alguna forma, como el tuyo y el mío, la miel se convertirá en un dulce amargo, y a pesar de todo, el tiempo pesará.

Después de ti (Terminada)Where stories live. Discover now