Capítulo 4: Escuela Secundaria de Sunny Leonne

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Evidentemente me quedé estupefacta, pero no porque el chico con el que había fajado (dos veces) sabía quién era yo, sino quién era Hassan. En su moreno rostro se dibujó una torcida sonrisa burlona que me hirvió la sangre. Le propiné un puñetazo-bofetada (fue un bofetada con el puño cerrado) que iba con tanta furia que hasta me quedó punzando la mano.

—¡No tengo ni puñetera idea de cómo sabes quién soy, hijo de puta! ¡Pero si eres la mitad de inteligente de lo que desearías ser, te convendría no volver a meterte en mi vida! —Alcé el puño de la otra mano para asestarle otro golpe, pero a él no pareció importarle; lo dejé sostenido en el aire—. Aléjate de mí, ¿me escuchas? ¡Si vuelvo a ver tu asquerosa cara, te partiré el purro en dos!

Le di un coletazo con mi cabello y abrí la puerta. Mientras regresaba a la multicolor fiesta, escuché lo que el chico me gritaba:

—No te vas a deshacer de mí, Blake Demetrie Caldwell. Estoy en todas partes, y lo que traes entre las piernas me pertenece ahora. —Soltó una estruendosa carcajada que no pude dejar pasar; no entendía cómo podía estar tan fresco después de menudo golpe que le había obsequiado amablemente.

Me di media vuelta y le mostré ambos dedos medio con toda la intensidad que mis brazos me permitían.

—¡Ve y jódete, cabrón de mierda!

Su respuesta fue una carcajada aún más estridente. Sus blancos dientes resplandecieron entre la oscuridad. Vi cómo se llevaba la mano al enorme paquete y lo agitaba para que yo lo viera. Nunca en mi vida había conocido a alguien más inmoral que yo. Hasta ese instante.

—Yo creo que tú prefieres joderme, ¿o no? —Se mordió los labios, y empezó a agitar su entrepierna con aún más fuerza.

—A ver si te cabe en el culo, maricón. —Y di media vuelta, para alejarme mientras él recitaba un millón dos asquerosidades sobre las zonas escondidas de mi cuerpo y las de Levi.

Y hablando de Levi, no la busqué, y me fui directo a la entrada. Encontré a Bombo y le arrebaté mi bolso de las manos. En mi camino al Maserati, el muy imbécil me preguntó si lo había disfrutado con el tal Shane; lo mandé a la mierda y subí al coche. Intenté arrancar, pero vi que Levi salía a toda pastilla del Encore, gritándome. La hubiese dejado ahí si no hubiese estado tan colocada. Tras varios intentos fallidos de abrir la puerta del auto, la tuve que mover de una patada. Levi se quedó mirando perdida hacia la entrada, como si estuviese esperando algo. Yo también pensaba que el imbécil de Shane saldría a seguir jodiéndonos la noche, así que con un rabioso berrido salí del coche y metí a Levi del cabello. Luego me lo agradecería.

—¡Vuelvan pronto! —nos gritó Bombo con una sonrisa de oreja a oreja que me hubiera encantado desencajarle. Esa mandíbula se hubiese visto mejor partida en dos.

—¡Vaya noche! —exclamó Levi en el camino, emocionada, mientras sacaba un grueso cigarro de su bolso.

—¡Por favor, no fumes porros dentro del coche! —le pedí, dando un golpe al volante.

—¿Quieres? —me ofreció, acercándome a los labios aquel apestoso rollo.

—¡¡No!! —Estaba harta. Quería llegar a casa, darme una buena ducha y desaparecer del mundo. Recorrí las calles de Las Vegas a toda velocidad, sintiendo cómo el interior del cuerpo me ardía. El rostro del hijo de puta con el que me había acostado me recorría la mente como una ráfaga de viento inquieto. Quise arrancármelo de la cabeza con un alicate, pero entonces a la drogada le pareció buena idea empezar a hablar de él.

—¡Estaba buenísimo! ¡Y vaya cómo lo da! —Se echó a reír antes de darle una larga calada a su porro—. Tiene un don en el arte de la pe…

2. NIÑA MAL: Despertando en Las Vegas [Abi Lí]Where stories live. Discover now