Cap 2

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Matthew no iba a negar que estaba más triste que otras veces. Para él era vergonzoso tener que llorar detrás de las gradas del campus por miedo de encontrarse con un bravucón o alguna porrista en el baño.

Había faltado a sus clases por miedo a que se rieran de él de nuevo. Nunca faltaban las burlas, los murmullos y lo insultos de parte de sus compañeros. Era realmente doloroso tanto para él como para su omega.

Se limpió las lágrimas con su suéter, sorbió su nariz y apretó su rellena panza.

Dios sí, era una bola de inmundicia, no entendía por qué se daba mala vida llorando si sabía que era la verdad.

Bueno, la verdad duele ¿No?

Se apretó sus rellenas piernas, tragándose los nuevos sollozos que se formaban en su pecho.

Si ese día fue más doloroso que otros, fue por una simple razón.

Francis Bonnefoy.

El mariscal del equipo e fútbol, presidente del consejo estudiantil, príncipe casanova de la institución y...

Su pareja destinada.

Había sido horrible para él enterarse unos dos años atrás que el francés era su alfa. El que se suponía sería el padre de sus hijos y el hombre que lo marcaría y protegería.

Y es que Matthew no podía culparlo de sentir asco. En realidad, comprendía a sus compañeros y a los bravucones.

Él era asqueroso. No era un omega bonito, ni agraciado y mucho menos tolerable a la vista.

Odiaba a sus padres y a su hermano por mentirle todos los días en su cara de que era hermoso y perfecto.

Sus caderas eran muy grandes, sus piernas muy rellenas y su pancita no estaba plana. Además que su cara era redonda, sus labios muy gordos y sus mejillas muy abultadas...

Contando el hecho de que su madre adoraba dejarle el cabello largo hasta la nariz, por lo que ocultar sus rizos no era posible. Siempre andaba con el cabello rizado y largo tapándole el rostro.

Parecía una bolita de masa y odiaba parecerse a una bolita de masa.

Sollozó y saltó en su lugar de la sorpresa cuando alguien se sentó junto a él.

Matthew lo conocía muy bien y estaba feliz de verlo, por primera vez en ese mes podía sonreír.

—Pequeño, tu hermano me contó lo que pasó hoy... ¿Cómo te sientes? —el omega sorbió su nariz y negó restándole importancia.

—Normal, como siempre, es cosa de todos los días... ¿Qué haces aquí y por qué no vinieron mis padres o Al?

El otro sonrió y le acarició el cabello.

—Tus padres estaban ocupados en el trabajo y tu hermano iba a tener otra de sus crisis nerviosas cuando se enteró, estaba tan furioso que hasta rompió una mesa. Le dije que mejor venía yo o terminaría matando a esos alfas y por nada del mundo el padre de mis cachorros los conocerá en prisión.

Matthew rió ante la imaginación de su cuñado y lo abrazó.

—Lo extrañé mucho Arthur, me alegra verlo de nuevo. —el mayor le besó la frente y acarició su espalda.

—Mmmm, nunca dejarás de ser mi primer bebé, a pesar de que vengan en camino mis cachorros siempre serás como mi hijo.

—Pensé que Alfred era su bebé. —el mayor negó y se ruborizó.

—Ay no, tu hermano es un alfa hecho y derecho, hace tiempo que dejó de ser un niño.

—Y eso que es menor que yo.

—Supongo que eso me pasa por ir ese día a tu casa cuando él estaba en celo. Ahora estoy esperando tres cachorros de tu hermanito. —el mayor dijo serio mientras rascaba su nuca apenado y acariciaba su hinchado vientre. —Aún estoy apenado con tus padres, tuve sexo como un animal con su hijo pequeño en su casa.

Matthew rió y negó.

—Le aseguro que Al planeó su llegada ese día, lo estaba esperando. Él logró engañarlo con su supuesta llamada de emergencia, él es un alfa muy astuto. —Matthew frunció la nariz y miró al suelo.

—No importa, ya pasó. Estoy aquí por ti. Cuéntame. —Matthew perdió la hermosa sonrisa que había adquirido y miró apenado al mayor.

—Lo mismo de siempre, burlas, bromas... Sólo que esta vez Francis estuvo tan cerca y a la vez tan lejos, ni siquiera mostró empatía. Sólo llegó, me vio neutral y se dirigió muy feliz a sus amigos. Me dolió mucho porque... Mi omega anhela llenarse de su fragancia, y-yo... Y-Yo lo anhelo, lo quiero para mí y saber que casi todos los omegas de esta institución lo han tenido o al menos tienen más oportunidad que yo... Me lastima—

—Sé que no soy atractivo para todos, pero nadie se acerca siquiera a ser amable, nadie se molesta en conocerme, nadie quiere ser mi amigo. Ningún alfa se voltea a verme sin una mueca de asco, ningún alfa me quiere, ni siquiera mi pareja destinada—

—No digas eso mi pequeño, eres hermoso. Al y tu padre son alfas, ellos te aman con su vida. —Matthew negó y bajó la cabeza cuando el otro omega tomó su rostro con sus manos para limpiar sus lágrimas.

—Pero ellos están obligados a sentir cariño por mí, son mi familia y no les queda de otra.

—No Matt, no digas tonterías. Ellos te aman por como eres, por dentro y por fuera; eres un ángel, un ser humano hermoso y de sentimientos preciosos. Nadie puede decirte lo contrario sin conocerte a fondo. Las personas pueden ser muy malas en este mundo porque sus burlas las usan para parar el latente y constante dolor que tienen sus míseras almas. Tú, en cambio, eres dulce y amable; no juzgas sin conocer y definitivamente amas los defectos de las personas. Si hay alguien maravilloso y perfecto en este mundo eres tú y eso nadie puede negarlo. —Matthew no supo en qué momento los ojos de su amigo se pusieron aguados. —No quiero que sigas refiriéndote así de ti. No sabes cuánto me duele verte de esa forma. Eres etéreo mi corazón, eres simplemente fantástico.

Y Matthew lo abrazó con fuerza, con lágrimas desbordando sus ojos y con los temblores del otro omega sacudiendo su hombro.

A veces, solamente necesitaba estar con su amigo para recuperar un poco de su compostura.

También era insconciente del apuesto y asustado alfa que había escuchado todo sin ser captado por los dos omegas.

Cerró los ojos un momento, tratando de analizar las palabras del pequeño y relleno omega.

Nunca se hubiese dado cuenta. En realidad, nunca se lo hubiese imaginado.

Escuchar las palabras del muchacho le hicieron darse cuenta e la verdad.

Las veces que su alfa enloquecía cuando era molestado por alfas, como rugía rabioso cuando el omega era acosado por otros omegas, como su corazón se aceleraba al verlo o la forma en que su alfa gimoteaba herido al verlo llorar.

Todo tenía mucho sentido.

Todo ese tiempo había estado engañándose y lastimando sin querer al pobre chico que guardaba sentimientos puros por él. El chico que esperó pacientemente a que su alfa llegara en su rescate.

Y él apenas y era consciente de la magnitud de ese descubrimiento.

Sabía que sería una mancha para su reputación si salía con el omega. Él también sería objeto de burlas...

Pero ¿Valía la pena perder tanto por ese chiquillo obeso?

Francis no creía que su respuesta fuese un sí.

Y eso hizo molestar a su lado animal.

Continuara...

Omega GordoWhere stories live. Discover now