CAPÍTULO DIECIOCHO

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—Me das miedo —lo miro con los ojos entrecerrados.

—Que bien —se encoge de hombros—. ¿Quieres o no quieres la información?

—Vale, acepto —odio ser chismosa, lo odio.

—¿No te enseñó nadie que no debes aceptar nada sin saber que te pedirán a cambio? —sonríe y luego se queda totalmente serio antes de hablar otra vez—. Quiero tu alma.

—¡¿Qué?! —le grito asustada.

—Deja de ser tan ruidosa, Emma —me mira mal—. Y es jugando, no soy un ser del Inframundo o algo así, sólo es para que veas que debes tener cuidado con andar aceptando cosas así. En fin, te diré —se acomoda para quedar frente a frente y me observa sonriendo.

—¡Habla, joder! —lo apuro.

—¡Uy, que impaciente! —me dice—. Bien. Al parecer, luego de que tu amiga creara un río con sus lágrimas...

—¡Oye! —le pego en el brazo y me mira mal—. Déjala en paz.

—Vuelve a interrumpir lo que estoy diciendo, o vuelve a pegarme y no te cuento una mierda.

Vaya, creo que si se enojó.

—Okey, disculpa.

—En fin, hablaron mucho sobre todo, sobre su inseguridad, sobre sus miedos, los de ella, los de él —rueda los ojos—. Y otras cosas que no escuché porque no me importaban. El punto es que son novios.

—¡¡SÍ!! —grito abrazándolo—. ¡Lo logramos! ¡Somos unos genios, Apolo!

—Supongo, ahora quítate de encima —me aleja y lo miro con el ceño fruncido—. No me mires así, déjame que termine de hablar. Sí, son novios, pero él tiene miedo de que ella en uno de sus arranques lo deje.

—Oww, pobre —hago una mueca—. Hablaré mucho con Dothy para evitar que haga locuras.

Me mira en silencio.

—¿Qué? —le digo—. ¿Qué miras?

—Un beso, un beso es lo que quiero.

Okey, no tienes que enloquecer, sólo es un beso.

Lo miro sin decirle nada y se acerca tanto que puedo sentir su respiración en mi rostro, me mira directamente a los ojos y sonríe antes de darme un beso en la mejilla. ¿Qué carajos? ¿Y mi beso? Lo miro confundida y se aleja.

—Tengo tiempo para cobrar ese beso —me explica—. Ahora hablemos lo que realmente vivimos a hablar.

Oh, eso.

—Okey, te escucho —me acomodo en mi lugar.

—No te lo voy a negar, la miré en su momento y me gustó —se recuesta en el mueble y cierra los ojos—. Ella era hermosa, era una ninfa ¿Qué se podía esperar? La cosa es que me gustó y quería acercarme y, te lo digo, si nada de lo que ocurrió hubiese pasado, yo te aseguro que algo se hubiese dado, no ese amor loco que cuentan, pero si algo...

—Cómo follarla en el bosque ese mismo día —lo interrumpo y abre los ojos para mirarme.

—Que sutil —sonríe—. Pero deja de interrumpir cuando estoy hablando.

—Vale, vale —le digo y vuelve a cerrar los ojos.

—Bien. Yo acababa de ver a Eros —se tensa—. Fue mi culpa ¿Sabes? Yo no lo niego, pero es que se veía ridículo, estaba practicando con su arco y estaba vestido de una forma muy tonta —frunce el ceño sin abrir los ojos—. Sabes que a veces no me puedo callar las cosas y bueno, eso simplemente pasó. Así que él decidió vengarse —suspira.

» Yo fui al bosque a cazar ese día, todo estaba bien y entonces la vi, era hermosa —sonríe—. Claro que mis pensamientos iban también por otros rumbos —se ríe y yo resoplo—. Así que decidí que tal vez podía acercarme y tener algo con ella, igual no me iba a rechazar, es decir, ¿Quién en su vida sería capaz de rechazarme?

—Yo —me río.

—Ay, cállate —abre los ojos—. No me hagas recordarte que hace a penas unas horas tú...

—Sigue, sigue con tu relato —lo interrumpo y se ríe.

—Bien, sigo. Bueno, digamos que Eros decidió practicar con sus flechas en nosotros —rueda los ojos—. ¿Sabes esa cosa que dicen ustedes los humanos? Eso de "Cupido me flechó" bueno, en realidad no es lindo como ustedes lo quieren pintar. Disparo dos flechas; una de oro, que producía un "apasionado amor" aunque era algo más como una obsesión nada sana —hace una mueca—. Esa me la disparo a mí. Y la otra, una de plomo, se la disparo a Dafne.

» Esa producía todo lo contrario a la que me habían disparado, ella sentía rechazo, odio y repulsión hacia mí. Así que decidí que la iba a perseguir hasta conseguir su amor —sacude la cabeza y ríe de forma seca—. Ella huía y yo como un idiota detrás de ella, que vergüenza. Luego ella llegó al río Peneo... ¿Si sabes que es eso?

—Pues no, pero tú sigue —lo insto a seguir hablando.

—Bueno, ella se cansó de tanto huir de mí, así que le pidió ayuda a su padre que era el dios del río.

—¿Era hija de Poseidón? —lo interrumpo y se ríe.

—¿Ahora entiendes porque me reí de ti ahora? —dice mirándome divertido—. Poseidón es el dios de los mares, no del agua como tal. Pero ya, déjame terminar, mujer.

—Vale, vale.

—Bueno, él tuvo compasión por ella. Es decir, pobre chica, huyendo toda la vida porque un desgraciado la condenó a eso —frunce el ceño—. Que quede claro que el desgraciado es Eros, no yo —bueno, no podía esperar menos de él—. Así que este se le ocurrió la maravillosa idea de convertir a su hija en árbol, pero uno de laurel, claro —rueda los ojos—. Cuando llegué a donde estaba ella, ya era tarde. Se estaba convirtiendo, así que decidí que ese sería mi árbol, un laurel —se queda en silencio un momento—. Me sentí muy mal ese día, era como si hubiesen arrancado parte de mi alma y no quería sentirme así, pero era el efecto de la maldita flecha.

»Por eso el laurel se convirtió en el árbol que me representa, por eso siempre lo llevo en mi cabeza y en la de aquellos guerreros, atletas, poetas o cantores que triunfan. Se convirtió en un símbolo de triunfo y victoria. Bien, esa es la historia.

—En tu cabeza sólo veo cabello rubio —digo lo obvio y me mira incrédulo antes de sonreír.

—Eso es porque estoy vestido como humano, Emma —sonríe—. ¿Quieres que me vea como ellos? No me gusta vestir así, pero bueno —se ríe—. Recuerdas lo de las túnicas que dijiste que usaban los dioses y te dije que no era verdad.

—Ajá —lo miro con desconfianza.

—Bueno, si es verdad —se levanta—. Te presento a Apolo: Hijo de Zeus y Leto, dios de la música, la poesía, la luz, e incluso de las artes adivinatorias —sonríe—. Tu novio y el nuevo amor de tu vida.

Desaparece y vuelve a aparecer totalmente diferente... Oh, jodida mierda.











APOLO.Where stories live. Discover now