28. Si todavía me quiere

Magsimula sa umpisa
                                    

¿Qué se supone que hace ella en su habitación?

No sé qué hacer, decir o lo que sea.

—¿U-ustedes dos...? —Ni siquiera se me ocurre cómo preguntarlo. Dejo caer mis brazos a los costados, esperando que hablen y como no lo hacen, prosigo—. ¿Durmieron...? —El final de esa frase se queda atorado en mi garganta.

Bruno arquea una ceja y al instante frunce el ceño por completo.

—No lo puedo creer —me ataca—. Eres un estúpido.

¿Ni siquiera va a negar haberlo hecho?

—Lucas, no seas tonto —me pide Brenda, completamente avergonzada—. Bruno, explícale por favor.

Ella voltea y comienza a reclamarle, a pedirle que me hable y qué se yo, pero todo esto es demasiado, así que me voy de ahí. Los dejo discutiendo y me encierro en el ascensor. Podría romper el botón de tanta insistencia con la que lo aprieto, hasta que llego al estacionamiento subterráneo.

Pongo mi camioneta en marcha y busco salir de ahí cuanto antes. Lo primero que hago, apenas estoy sobre la avenida, es llamar a Oliver. Necesito hablar con alguien sobre esto y no se me ocurre nadie más que pueda aconsejarme. Una vez que me atiende, coloco el altavoz y le explico todos los detalles, tan rápido que no estoy seguro de que me haya entendido.

—Espera. Antes que nada, respira, Lucas —me contesta, con algo de gracia—. Lo que estás diciendo es que tu exnovia se quedó a dormir con tu mejor amigo y ninguno de los dos supo cómo explicar la situación.

—Sí, y no sé qué pensar...

Doblo en una esquina y detengo mi vehículo, porque me está superando el estrés.

—¡Pues es obvio! —Él se echa a reír—. No me vas a decir que aún lo estás dudando...

—¡Por supuesto que lo dudo! ¡Es que Bruno no me haría eso! Además, ellos no se llevan muy bien... No tiene sentido.

—Tiene todo el sentido, desde mi punto de vista. Tal vez llevan un tiempo haciéndolo a escondidas.

—¡No!

Me niego a pensar eso. Porque, si fuera cierto... ¿Desde cuándo? ¿Tiene algo que ver con que Brenda me haya dejado...?

No, no, no.

Ni siquiera puedo pensarlo.

Me agarro la cabeza y me recuesto por completo sobre el volante.

—Es que... a veces siento que Brenda todavía me quiere —expreso, recordando los besos que nos dimos la otra noche.

Él deja escapar una carcajada.

—¡Lucas, no seas tan inocente! Eso no significa que ella y Bruno no se estén dando sus buenos revolcones —asegura—. Y sé que enterarte es una mierda, pero tampoco es el fin del mundo. Créeme, pasé por algo similar.

—¿De verdad?

—¡Claro! Y por eso sé que lo mejor que puedes hacer es dar otro golpe igual de fuerte.

Suelto un largo suspiro y me aprieto los cabellos con fuerza.

—Oliver, no voy a tener nada con Stacy, ni con nadie. Eso sería absurdo.

—No te apresures. Mira... quiero que vengas ahora a donde estoy y te lo explicaré todo aquí. —No sé cuál sea su idea, pero me da mala espina. Él, sin embargo, no me da tiempo a negarme—. Te envío la ubicación —asegura, antes de cortar.

Ese último momentoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon