Capítulo 1

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Nota del autor:
Una nota sobre los flashbacks: los flashbacks del búnker aparecen en un orden inconexo sin forma real de poder saber la hora. Bienvenidos al infierno de Harry.

Se han definido como eras en el siguiente orden: Danny, Denny, Lenny, Ben y Fin. Pero, de nuevo, los flashbacks no están en ningún orden en particular.

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Febrero de 2009

Harry se sentó en el borde de la cama del hospital, balanceando las piernas hacia adelante y hacia atrás. Llevaba vaqueros y una camiseta con la imagen del rostro de un tigre. Detrás de él, las voces del otro extremo del ala de San Mungo se hicieron aún más fuertes y logró captar algunas palabras. Trauma se mencionó varias veces. Catatónico y conmocionado una o dos veces. Salvaje salió de la boca de alguien y luego hubo algunos sonidos de silencio antes de que los Sanadores abandonaran la habitación por completo.

Era extraño volver a escuchar a la gente. Parecía como si, desde el amanecer de los tiempos, solo hubiera escuchado dos voces: sus propios gritos, insultos y súplicas, y los persuasivos intentos de su captor de doblegarlo.

—¿Señor Potter? —La Sanadora de antes estaba aquí de nuevo, pero no él no apartó su mirada de la ventana. La vista no era nada especial, solo el costado de un centro comercial Muggle, pero pensó que las nubes podrían despejarse pronto y no quería perderse su primer vistazo de sol en catorce años—. Señor Potter, tiene visitas —continuó con la misma voz suave, como si hablara con un animal asustado. ¿De verdad pensaban que era un salvaje?

Mantuvo la mirada fija en la ventana mientras ella llevaba a los visitantes alrededor de la cama. Hubo un grito ahogado y alguien maldijo.

—¿Harry?

—Hmm... —respondió, girando ligeramente la cabeza en dirección a la voz ronca, pero sin apartar los ojos de esa ventana. Todo estaba borroso sin sus lentes.

—Oh Merlín, Harry... —Su vista fue oscurecida por un hombre alto con cabello oscuro. El hombre cayó de rodillas frente a él, agarrándole las manos, muñecas y brazos, como si no pudiera creer que era sólido, todo mientras repetía su nombre una y otra vez. Harry sintió una punzada de inquietud en el pozo de la nada dentro de él; echó los brazos hacia atrás y miró al hombre con el ceño fruncido.

—No —su voz era fría y dura, obstinadamente inflexible en el rostro sonriente de ese hombre destrozado que, maravilla de maravillas, en realidad concedió. Apartó las manos y las dejó colgando a sus costados, revoloteando ansiosamente. Harry cerró un ojo y luego entrecerró ambos, viendo un rostro que una vez conoció— ¿Sirius?

—¡Oh, mierda! —exclamó Sirius, cruzando sus antebrazos contra su rostro pálido y desaliñado, y gimiendo con abandono. La maldición sacudió a Harry por un momento, haciéndolo olvidarse de su ventana— ¡Oh, mierda, Remus, oh, mierda! ¡Oh, mierda!

—¿Remus? —Harry entrecerró los ojos para poder ver a la delgada figura que estaba parada a un lado. Sirius seguía lloriqueando, casi abrazándose a sí mismo y teniendo cuidado de no tocarlo. Harry se sintió un poco culpable por eso y se preguntó si el Sanador iría y les diría a sus chismosos compañeros de trabajo que le había gritado a su padrino. Espera...— ¡Sirius! ¡Sirius, tienes que irte! ¡Ahora! —Susurró, dando bandazos hacia adelante para agarrarlo por los hombros. Sirius se congeló en medio de un sollozo y lo miró a través de sus brazos con ojos grises llenos de lágrimas, sin siquiera respirar. ¡Chucho inútil! Harry se volvió hacia Remus— ¡Sácalo de aquí antes de que lo atrapen! —siseó Harry.

—Harry-

—No, hijo, no es-

—¡No lo digas! —Harry empujó a Sirius por instinto, su estómago se apretó como si lo hubieran golpeado. No fue fácil empujar a su padrino, pero este cayó de espaldas de todos modos, desconcertado y herido. Harry se arrepintió, pero no tanto—. No...

I'm Blue (daba dee daba die)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora