CAPÍTULO TERCERO

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UNA SOLA SONRISA:

Louis entró lentamente y sin hacer ruido para no despertar al omega dormido en su cama.

Camino de puntitas hasta su vestidor directo a la sección de trajes, encendió la luz de este ya que era una habitación muy grande llena de ropa y joyas por la cual más de la mitad de los que se encuentran en esa isla matarían por tener.

La habitación no era demasiado lujosa pero sin duda era hermosa, grande y elegante. Tenía puertas corredizas de cristal que conectaban a la habitación de Louis y en ella reinaban los colores marrón, gris, blanco y negro. Al igual que su habitación, el vestidor estaba minado con el aroma de Louis o incluso más debido a que allí guardaba su ropa.

Saco del perchero un traje negro que se ajustaba perfecto a su figura y cintura, su bendita cintura. Solo su mente y hermana sabían lo mucho que fue cuestionado en el pasado por su imagen y el constante "¿Realmente es un alfa?" "parece omega" "ese de alfa no tiene ni los huevos", pero, la realidad es que ahora todas esas personas se encontraban siendo desdichadas por su propio karma. Estaban viviendo en su propio infierno personal sobre la tierra y eso a Louis le fascinaba.

Saliendo de sus pensamientos prosiguió a sacar una camisa, también negra, junto a unos pantalones en el mismo color que las prendas anteriores.

Se desnudó y despojó a su cuerpo de la ropa que tomó "prestada" de su hermana para finalmente vestirse con la que acababa de elegir. Comenzó por colocarse un par negro de calzoncillos, siguió con el pantalón y luego unos zapatos de charol negro tan brillantes que incluso las personas podrían reflejarse en ellos.

Se dio vuelta para poder buscar la camisa y se sorprendió al ver un par de ojos color jade que lo miraban desde un rincón de la cama. El omega se encontraba hecho bolita con tan solo un par de calzoncillos blancos.

Harry escuchó la puerta abrirse y discretamente abrió los ojos, estos se encontraron con los del alfa pero él no pareció darse cuenta ya que sigilosamente se dirigió hasta el vestidor

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Harry escuchó la puerta abrirse y discretamente abrió los ojos, estos se encontraron con los del alfa pero él no pareció darse cuenta ya que sigilosamente se dirigió hasta el vestidor.

El ojiverde no perdió de vista las acciones de aquel extraño alfa, deslumbrado con su figura, tan perfecta y peculiar, poco común pero para nada insípida.

Cada movimiento que realizaba aquel individuo parecía estar trazado y pensado, algo así como un mapa hecho para nunca fracasar. Se movía con tal delicadeza que cada movimimiento estaba lleno de gracia pero a la vez lleno de decisión. Sus músculos se flexionaban al mismo tiempo que sus manos ataban ágilmente los cordones de unos zapatos acharolados.

De un momento a otro se dio la vuelta y ahí fue cuando lo vio, Harry se volvió un tomate personificado, tan rojo que si el mismo color rojo lo viera le tendría envidia.

No se había dado cuenta el frío que hacía y lo mucho que su cuerpo temblaba hasta que aquel hombre se acercó y colocó un cobertor en sus hombros. Para ser sinceros estaba tan acostumbrado de pasar frío que apenas y lo diferenciaba del violento calor.

SAVE ME... PLEASE [Terminada, en edición]Where stories live. Discover now