Capítulo 30: En otra mente.

Comenzar desde el principio
                                    

—¿Cuáles son?

—Una, es porque yo sabía que le gustabas, y la otra porque sabe que me gustas— nunca tire líquido por la nariz. Dicen que es horrible. Es la misma sensación cuando estás en una pileta y tragas agua o sin querer respiras.

Y a mí me acaba de pasar cuando termina de hablar y estaba tomando.

—Joder... Mierda...— toco mi nariz. Es asqueroso y raro.

—¿Estás bien?— se quiere acercar pero lo paro con mi mano.

Una cosa fue escucharlo cuando se lo dijo a Brianna hace meses y otra es escucharlo de frente, para mí.

—Si, yo... Lo pensaré. Necesito descansar. Meditar, tomar, etcétera. Pero voy a considerar perdonarte.

—Gracias linda.

—Preocúpate mejor por que Ethan te perdone a ti. Hablen, dile todo, sean civilizados por favor que no quiero caras y nudillos ensangrentados. Adiós Ryan.

—¿Sabes dónde lo puedo encontrar?

—No, no me dijo nada. Se fue esta mañana. Llámalo, ¿Tienes su número no?

Asiente.

»Bien, ahora yo... Voy a... hacer algo de tarea— miento.

—Está bien. Te aviso si salió bien todo— dice nervioso.

—Si...

—Bueno... Nos vemos luego.

—Bay— cierro la puerta despacio y veo que se da vuelta para irse. Me apoyo en esta y bebo otro trago. Cuando escucho su camioneta alejarse termino de tomar, agarro mis llaves y salgo para ir directo al curso. Freno antes de salir de mi casa y vuelvo corriendo para agarrar otra botella. La descorcho rápido y me voy.

***

Narra Erick.

Hace 2 años (2020)

Febrero.

¿Qué es lo que me hace no poder desviar mi vista de ella?

¿Cómo se le llama a esa palabra?

¿Acaso la conozco?

Es raro mirar con detenimiento cada detalle de sus acciones.

Pecho subirse y bajarse despacio y pausado, sus labio mordiendo el de abajo, sus ojos pestañeando cada 10 segundos, su cuerpo (principalmente sus brazos y su abdomen) contraído, y luego... Dispara.

Y como siempre, al blanco.

Aplaudo y ella me mira sonriendo y haciendo una reverencia.

—Gracias, gracias querido público— miro a mis lados y atrás y solo estamos los dos. Me río.

—El querido público soy solo yo.

—Imaginaré que hay más. Ahí hay uno— señala finjiendo sorpresa atrás mío pero no miro porque sé que es mentira.

—Si, y a mi lado está Juanita.

—Y atrás tuyo Liam— me sobresalto cuando habla y Lizzie se ríe.

—Mierda. Idiota, no hiciste ningún ruido.

—De echo, cruji una rama metros atrás por accidente. Mi idea era asustarte apuntando un arma a tu cabeza. Eli era mi cómplice.

—Imposible, te hubiera escuchado. Saben que mi oído es perfecto.

—El echo de que mires a Eli como imbécil obsesionado por no decir enamorado porque no sientes eso, me haces saber, bueno, nos haces saber que tu oído no funciona tan bien que digamos Stelle.

El Miedo De Ámbar #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora