Capítulo 5 "Remember me"

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Escucho el glorioso sonido del metal rechinando, me abren las puertas de la celda y salgo saltando como pajarito recién liberado

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Escucho el glorioso sonido del metal rechinando, me abren las puertas de la celda y salgo saltando como pajarito recién liberado.

El anciano calvito camina a mi lado y va hablándome sobre mi abuelo. Resulta que fueron compañeros durante su estadía en un cuartel y se volvieron grandes amigos.

Volkan, el amable anciano que aún labora, me cuenta anécdotas de su juventud con mi abuelo. Y no solo eso, resulta que todavía está en contacto con Nani y ella le contó de mi viaje a este país, así que como favor le pidió que me vigilara.

Viejita traidora.

—Zarah el hombre con el que te encontraron era un criminal, un narcotraficante—me explica—se suponía que hoy se reuniría con un aliado y al estar tu con él, dieron por hecho que eras tú.

A que bien, ahora resulta que voy por la vida como compañera de un criminal.
Seguro fueron los patos caníbales, ellos lo planearon todo.

—Pero tranquila ya se resolvió el problema y quedaste libre de toda sospecha.

Suspiro mientras llevo una taza de café a mis labios.

—No la pasé tan mal—sonrío levemente—Sus celdas son de las mejores en las que he estado.

Volkan frunce el ceño y me mira extrañado.

Zarah idiota, que acabas de decir.

—Es…es decir no es que yo haya estado en muchas celdas…quiero decir que las he visto en…en la… la—miro hacia todos los lados buscando algo—la radio si eso las he visto…oído…eh—sigo balbuceando y Volkan empieza a reír soltando unas estruendosas carcajadas.

—Tranquila niña no te juzgo yo también tuve mis días—bebe un sorbo de su café y vuelve a hablar— ¿te quedaras mucho por aquí?

—Em... no, en realidad quería irme. Quiero conocer la mayoría de lugares que pueda y no creo que quedarme mucho tiempo sea bueno.

—Sabes dónde iras ahora—sonríe y sopla el café—¿Cuál es tu próximo destino?

Me encojo en mi sitio. No lo había pensado. ¿A dónde iré ahora? Tengo que buscar transporte, un lugar donde quedarme, comida, el idioma...Oh Dios son tantas cosas.

¿Qué estaba pensando cuando escapé de casa?

—La verdad no sé, supongo que dejaré que me guíe el destino—me recuesto en la silla y miro al techo—son tantas cosas, estoy sola y no sé a dónde ir—vuelvo a mirarlo—me fui de casa sin un plan y he llegado aquí.

Miro a mi alrededor y un sentimiento extraño me invade. Por primera vez siento ese sentimiento malo. No me gusta, no lo quiero.

No quiero ser débil.

De repente siento ganas de llorar, estoy sola y es que no es solo cuestión de que esté lejos de mi casa. Estoy sola, no tengo amigos, mi familia me repudia por una estúpida tradición y estoy en un país en el que ni siquiera puedo decir "Hola", porque no sé nada.

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