Sus respiraciones se mezclaron, sus corazones latían tan rápido como las alas de un colibrí, estaban a tan sólo unos pocos centímetros de tocar sus labios por primera vez.
―¡Despierta!
―¡Aaaah! ―gritó el Gryffindor cayendo de la cama bruscamente, logró escuchar las risas de James y Peter a su espalda.
―Les dije que se caería. ―dijo Remus acomodando la corbata de su uniforme con una sonrisa divertida, viendo como su amigo pelinegro se levantaba de mala gana del piso.
―¡Ay Freya, bésame! ¡Muack, muack! ―Peter lanzó besos al aire, el rostro de Sirius se tornó de un rojo furioso, y las carcajadas de sus amigos no lo ayudaban.
―Calla, Peter.
―¡Seguiremos con la tradición Black! ―siguió James, tratando de imitar la voz de su mejor amigo.
Sirius sentía el rostro caliente, ¿Qué demonios sucedía?
Fue un simple sueño, que quería que fuera real, sus amigos se reían de él y Sirius no podía estar más avergonzado.
―Serán Antares y Phoenix. ―fue el turno de Remus imitar su voz, no pudo evitar burlarse de él al recordar sus balbuceos cuando se encontraba dormido.
―También Corvus y Nashira. ―volvió a molestar Peter, luego los tres volvieron a explotar en carcajadas.
―Son horribles, ¿Lo saben? Son unos amigos malos.
Completamente indignado, Sirius se dirigió al baño y se encerró en él, aún escuchando las carcajadas de los tres chicos que tenía como amigos.
Y sin poder evitarlo, una sonrisa se apoderó de su rostro.
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―¡Esto es terrible! ―chilló la castaña dando vueltas en su lugar, mordía sus uñas nerviosamente, Freya nunca la había visto en aquel estado. ―¡No ha pegado un ojo! ¡Y está más idiota de lo que acostumbra estar!
―¿Podrías dejar de chillar, Rowle? ―gruñó el Black menor.
―¡No! ¡Sólo tienes que mirarlo para saber que no se ha tomado nada bien la noticia!
―Por supuesto que no lo tomó bien, pero es un idiota por estar en una relación con Holt sabiendo que su matrimonio estuvo planeado desde su nacimiento, que fuera Malfoy quién saliera de elegida da pena.
Los corazones de Freya y Demetria dieron un salto, una parecía más sorprendida que la otra.
―¿Qué... qué has dicho? ―balbuceó Demetria.
―Niklaus no es bueno en oclumancia. ―se justificó el azabache, Freya supo entonces que Niklaus tenía que aprender la oclumancia antes de regresar a casa.
