Capítulo cincuenta. | SEGUNDA TEMPORADA.

Começar do início
                                    

Mis ojos se encontraron con los de ella.

Lograba divisar ese brillo particular en esos ojos marrones que me observaban atenta, una sonrisa se curveaba entre sus finos labios delatando esa inocencia que me volvía loco.

Narrador omnisciente.

El tiempo pareció detenerse por un momento permitiendo que aquella burbuja de emociones y sensaciones se hiciera tan palpable. Tom miraba con deleite a la mujer que amaba y que pronto sería reconocida como su esposa, aquel varón retiró su mano dejando que esas caricias se detuvieran.

— Podría observarte todo el tiempo y no me cansaría, serías lo más divino con lo que mis ojos puedan deleitarse.

Tom no sabía que tan bien le hacían sus palabras a su amada quien cada vez, confomre avanzaba el tiempo comenzaba a ponerse insegura, sensible, vulnerable, era esa etapa emocional que ella rogaba que solo fuera eso, una etapa.

Los malos comentarios seguían en su contra y sabía que si seguía callando en algún momento la presión podría con ella, lamentablemente tragaba toda esa crueldad para no hacer sentir mal a su amado pero a veces el callar era lo peor que podías hacer.

Aunque su embarazo la ilusionaba y ver su vientre crecer cada día vez la ponía ansiosa y alegre, también comenzaba a ser débil ante esos escenarios falsos en donde ella misma se lastimaba. La inseguridad de verse mal y poco atractiva para su hombre la atormentaba.

Sabía que estaba embarazada y que tal vez esa era la razón por la que Tom parecía ignorar sus indirectas tratando ella de ser sexy.

Solía comprar lencería a pesar de no poder lucirla como le gustaría por su vientre pero se la ponía con la intención de captar la atención del rubio pero este simplemente lo tomaba como nada, como si no estuviese sorprendido.

Si tan solo supiera que para Tom, ella era la mujer más bella que podría existir.

Magdala sonrió enternecida por sus palabras, sus labios los relamio dudosa de pronunciar aquello que durante semanas había comenzado a pensar pero que nunca se animaba a decir y comunciarse a su querido amado.
Tom lograba distinguir que la duda sobre algo atormentaba a su mujer en ese momento por lo que sin querer ser alguien de carácter insistente solamente le dedicó la más sincera sonrisa esperando que se dignara a pronunciar sílaba alguna.

— Tom... —Susurró ella con tímida consiguiendo que aquel hombre le sonriera atento.

— ¿Sí, preciosa?

Sus ojos bajaron evitando ser observada para no ponerla más nerviosa.

Era ahora o nunca.

— Hay algo que quería decirte, y no sé como lo tomes...

La curiosidad así como la tensión se apoderó del cuerpo varonil que simplemente observaba a la embarazada atento. Moa sintió su mirada y armandose de valor al mismo tiempo que dejaba escapar un suspiro pesado y nervioso confesó su pensar.

— Quiero hacerlo.

Una ceja alzada con confusión se plantó en el rostro del rubio que simplemente no había entendido aquel comentario.

— ¿Hacer qué?—Preguntó con visible confusión.

— Ya sabes...

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Onde histórias criam vida. Descubra agora