Se deslizó dentro de las sábanas, y Hoseok le siguió poco después. Se dieron la espalda mutuamente sin decirse nada más, cada uno en un extremo de la cama sin un beso de buenas noches. Antes de dormirse, Yoongi pensó que al menos consiguió hacer recapacitar a su alfa.

La felicidad de sus hijos era lo primero en ese instante.

Cuando al día siguiente Jeongguk llegó a la escuela, todo eran cuchicheos y miradas a su alrededor

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Cuando al día siguiente Jeongguk llegó a la escuela, todo eran cuchicheos y miradas a su alrededor. No fue una experiencia agradable ir por los pasillos y oír fragmentos de una versión completamente diferente a la que realmente pasó.

—Dicen que vieron como se le insinuaba a Lee en las duchas.

—Yo oí que le suplicó que fuera su alfa.

—Claro, por eso ingresó en el club de taekwondo.

—Lo ha estado calentando durante todo el semestre.

Lo gracioso de todo aquello era que ninguno de los que cuchicheaban a sus espaldas se molestaba en disimular, como si esperaran que Jeongguk les contara la versión con todo lujo de detalle.

En clase tuvo que soportar las miradas de sus compañeros clavándose en su nuca, todos creyéndose el cuento de Lee Juno como si su palabra valiera más que la suya. Era tan injusto. Había salido de casa feliz porque su mamá le dijo que su padre no le quitaría del club de taekwondo, pero toda esa felicidad desapareció en cuanto puso un pie en la escuela.

En lo que duraron las clases, se la pasó sin prestar mucha atención, tomando pocos apuntes o nada, dado que sus manos temblaban y no podía escribir bien. Aun así, no dejaría que el estúpido de Lee se saliera con la suya. Durante el almuerzo, salió del salón y fue a buscarlo, sin importarle lo que los demás pudieran decir de él.

No tardó en encontrarlo, riéndose con su grupito de amigos en mitad del pasillo, todos alfas. Su aparición hizo que las risas cesaran, pero en su lugar, soltaron silbidos y comentarios que Jeongguk ignoró, haciendo gala de una gran indiferencia.

—¿Podemos hablar un momento? —preguntó, fingiendo que la presencia de esos seis alfas no le ponía nervioso.

Su petición causó más expectación entre los amigos de Lee, quienes se reían por lo bajo y le dirigían miradas burlonas. Lee Juno tenía esa expresión arrogante de quien salió triunfante, pero poco lo iba a durar.

En cuanto estuvieron separados del resto y nadie les podía escuchar, Jeongguk no se anduvo con rodeos.

—No sé qué mentiras has ido contando, pero nada de lo que digas impedirá que siga ganándote en los entrenamientos.

El rostro de Lee enrojeció, rabioso porque un omega le estuviera desafiando en vez de agachar el rostro como hacían todos. Acercó su mano para agarrarlo, pero Jeongguk fue más rápido y le sujetó por el brazo.

—Soy mejor que tú —declaró, sin permitir que el miedo le dominara—. Asúmelo.

El alfa temblaba de pura rabia, pero antes de que sus instintos se descontrolaran, Jimin se asomó por la esquina del pasillo, su cuerpo en tensión cuando vio a Lee con su hermano. Decidió intervenir rápidamente antes de que otros les vieran, llamando la atención de ambos.

Four Seasons [HopeGa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora