• Capítulo 10 : Madison to London, no juegues con él.

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Madison.
A la mitad de la escalera decidí retroceder porque había dejado mi teléfono en su cuarto, pero después de ver como London lo utilizó para darle celos a Jimin, sentí la ira recorrer todo mi cuerpo. Era tan injusto como ella jugaba con él y el modo en el que se aprovechaba de sus sentimientos, que casi no la reconocía. Pero ya hablaría con ella luego. Porque estaba claro que necesitaba que alguien le baje los pies a la tierra de la razón nuevamente.

Esperé unos segundos, y una vez London se había ido a su cuarto, me encaminé a la habitación del pelinegro.

—Oye, Jung...—me quedé muda al abrir la puerta, el pobre chico estaba llorando como un niño que había sido rechazado cruelmente. Sin embargo, al verme asomada en su puerta, quiso disimular, secando rápidamente sus lágrimas como si aquello pudiese ocultar su mohín mirada, sumida en el desasosiego de un corazón roto.

—¿Y ahora qué estás haciendo aquí, chica loca?—forzó una pequeña sonrisa, tan tenue como su aterciopelada voz. Entonces lo observé seria, cerrando la puerta a mis espaldas.

 Entonces lo observé seria, cerrando la puerta a mis espaldas

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—No intentes ocultarlo. Sé qué estabas llorando, y está bien, no le diré a nadie —me senté en el final de su cama, cruzando mis piernas. Observando su semblante avergonzado, se veía como un cachorrito abandonado.

—¿Llorando? Que graciosa eres. ¿Por qué iba a llorar? —se rió amargamente. Sin poder observarme de frente, desviando la mirada lejos de la mía, pero aun así, pude ver sus deslustrados orbes, esos que siempre mantenían un resplandeciente fulgor, hoy lucían opacos, sin una pizca de emoción.

—¿Por qué más? London —alcé mis brazos con obviedad poniéndome de pie, entonces bajó la mirada aún más.

—¿Cómo lo supiste?—su angelical voz sonaba tan triste que sentía mi corazón romperse en mil pedazos.

—Es bastante obvio por la forma en que la miras y por como arriesgaste tu vida solo por ella. Además, vi como te utilizó para darle celos a Jimin, por eso estoy aquí —sin decir más, lo abracé, él escondió su rostro en mi cuello sin mover sus brazos y pude sentir sus lágrimas escurrirse por mi piel, mientras lo escuchaba sollozar, en verdad estaba muy afectado.

—Eso no es lo que más me duele, ¿sabes? En verdad no me importaría que me utilizara, pero saber que ella ya tomó una decisión, eligiéndolo a él...me hace doler el pecho, como si tuviese un enorme hueco allí. Realmente creí que tenía una oportunidad con ella —confesó entre suaves sollozos, mientras mi mano se paseaba con parsimonia por su espalda, intentando brindarle algo de consuelo.

—Vas a estar bien, yo estaré a tu lado —prometí y me quedé en silencio, no podía seguir hablándole. Era una escena tan luctuosa que se me había formado un gigantesco nudo en la garganta que me impedía hablar, y es que dolía tanto verlo tan agazapado, tan roto; cuando hasta hace apenas unos minutos atrás se encontraba riendo con efusión.

—Gracias —susurró y por fin sentí sus brazos rodeando mi cuerpo.

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Jimin to London 🏹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora