Desde el lago (Capítulo 9)

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- Oh, lo siento, Rachel. ¿No te ha llegado el mensaje? He estado fuera toda la tarde, y no he podido...

- Oh, no, tranquilo. No se trata de eso, yo también he estado bastante ocupada.

- ¿Entonces?

- Es que he venido porque..., porque necesitaba decirte algo, Sam.

- ¿Cómo?

- Por favor, siéntate aquí, a mi lado.

No entendía lo que estaba ocurriendo. ¿Acaso Rachel se había arrepentido de su elección de pareja para el baile? Si era así, aquella noche me acabaría tirando al lago enfrente del instituto.

- Verás-dijo, mirándome a los ojos-. Eres un gran tío, y me alegro mucho de que aceptaras venir conmigo al baile, lo cual hace todavía más difícil lo que he de decirte. Pero no puedo seguir engañándote. En principio... te lo pedí para poner celoso a Riley, Riley Spencer. Verás, me gusta mucho, y pensé que sería la única forma de que se fijase en mí.

¿Riley otra vez? Definitivamente, aquella no era mi noche.

- Ya, claro-dije. Y empecé a desahogarme-. Lo normal. Todas las chicas me quieren como amigo, y a ni una sola se le ocurriría jamás verme como algo más.

- Pues yo no lo veo tan claro-dijo, al parecer convencida-. Eres un chico fantástico, y cualquier chica tendría mucha suerte si pudiera estar contigo.

Aquello era lo más bonito que me habían dicho nunca hasta entonces.

- ¿En serio crees eso?-pregunté, como un tonto-.

- Claro-dijo, sonriendo-.

- Ya, bueno, pero de todas formas la chica que me gusta no está precisamente por mí.

- Bueno, Sam, tal vez el hecho de que Remy esté saliendo con Riley no significa que ella no...

Aluciné en colores. ¿Es que acaso todos menos Remy y yo en el pueblo eran telépatas?

Debió, vaya una sorpresa, adivinar lo que pensaba, pues dijo:

- No te ofendas, Sam, pero es bastante obvio.

- Ya, ya me lo han dicho otras veces.

Hubo unos segundos de silencio. No muy lejos de allí, se oían grillos de fondo.

- Sam, si estás enamorado de Remy, deberías al menos decírselo. A pesar de lo del restaurante, creo que tendrías que verla, hablar con ella y contarle todo. Al menos así comprenderá por qué hiciste lo que hiciste, y en el peor de los casos...siempre podríais seguir siendo amigos.

Yo ya ni me extrañé.

- ¿Y no tiene esto nada que ver con que a ti te guste Riley?-dije, bromeando-.

- Puede..., o no. Depende de cómo salga todo.

Yo reí, y ella también. Me abrazó con fuerza, y cuando quiso soltarme me dijo:

- Suerte, campeón-dijo, sonriendo, mientras me daba un beso en la mejilla-. Tienes a todo el género femenino de tu parte.

Esperando que aquello incluyera a Remy, me despedí de Rachel dándole las gracias por todo, y fui andando hacia la casa de Remy. Aquellos diez minutos se me hicieron eternos, pero al final, llegué. Me planté delante de la puerta de su casa y llamé al timbre, tras lo cual viví los segundos más angustiosos de mi vida adolescente. Pasados un par de minutos, ella abrió.

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