《 DÍA NORMAL... 》

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El latino miraba fijamente al individuo frente a él, no le quitaba la mirada ni por un segundo y claro que esto no pasó desapercibido por algunos en la sala.

—Disimula aunque sea.

Bolivia sacado de sus pensamientos, posó su mirada en el país bicolor quién lo miraba con una sonrisa socarrona.

—No es lo que crees. —se apresuró a decir.

—¿Y yo qué creo? —fingió inocencia en su pregunta —Solo no lo mires demasiado que otros pensarán otra cosa.

—Es que algo esconde —observó denuevo a Canadá. —Lo noto muy raro, su actitud es distinta.

—¿Qué hablas?

—Hay algo en él que no está bien, pero me es difícil saber. No sé ni cómo decirlo, es decir, siento una energía negativa en Canadá—cerró los ojos con fuerza.

—No entiendo qué me estás diciendo.

—¿Acaso no lo ves? Esa expresión en su rostro es distinta a la que siempre muestra. —hizo una pausa. — Su energía es distinta.

Argentina lo miró con incredulidad. ¿Qué demonios estaba diciendo? ¿Sentir? ¿Energía?. Esperen...
No puede ser.
Ojalá no sea lo que estaba pensando.

Rápidamente intento recordarle algo importante.

—Sabes que está prohibido.

—Me duele la cabeza. —se quejó aún con los ojos cerrados.

—Por eso mismo, sabes que

Fue interrumpido. Bolivia abrió sus ojos y miró con seriedad al bicolor.

— Todo él, inspira...miedo, terror.

—Yo lo veo igual —sacudió la cabeza y continuó —Boli, no hagas eso.

—Tú estás tranquilo y un poco preocupado a la vez —sonrió extrañado —Creí que lo había perdido. —rió con emoción.

—¡Perú! —llamó con urgencia a su amiga que estaba a unos metros de él.

La peruana quien estaba charlando con el mexicano, volteó la cabeza ante el llamado.

—Ahora vengo. —le dijo al amante de los tacos.

—Ya wey —asintió y se dirigió a la mesa de bocaditos que con sigilo metía uno por uno en una mochila.

Perú al ver esto, rodó los ojos y se rió para luego ir con su emisor.

—¿Qué pasó, arge?

—Qué no pasó —reprochó con la mirada al país de colores semáforo.

—¡Tú estás preocupada por algo o alguien! También sientes pesar —volvió a sonreír. ¡Se sentía tan bien usarlo denuevo! —¿Me pregunto si podré hacer lo otro? —puso su dedo en su mentón, pensativo.

La bicolor miró con sorpresa al par.

—No me digas que... —parpadeó perpleja pero esa impresión fue reemplazada por un gesto de molestia —Sabes bien que no puedes usar tus poderes, Bolivia. —susurró a la vez que se percataba si alguien los escuchaba.

—¡Qué más da! —alzó su brazo sin darle importancia. —No le hago daño a nadie, solo siento sus emociones.

—Espero que solo hayas hecho eso.

—No, hermana, no he curado a nadie por si te referías a eso—comentó mirando hacia otro lado con enojo y susurró — Ni siquiera sé si aún puedo hacerlo.

GUERRA SOBRENATURAL (countryhumans)Where stories live. Discover now