Uno

217 40 3
                                    

Plan no era tonto. 

Sospechaba (por no decir afirmaba) de las infidelidades de su esposo. Por dios, las pruebas estaban ahí, pero Plan no era capaz de soltarlo, de dejarlo ir por su bien. No podía, no quería. 

¿Cómo había terminado enterándose? Plan antes que esposo fue su mejor amigo. Mean olvidaba aquel detalle, que a su esposo era imposible mentirle sin que éste no se enterara.  

Las llegadas eran cada vez más tardadas. El olor diferente en su ropa era más fuerte. La indiferencia con la que le trataba era más que evidente. El olor a alcohol. Las manchas de labial en su camisa. Las marcas en su cuerpo, los rasguños en su espalda, los chupetones por su cuello y pecho; marcas que él no había hecho. Su cansancio siempre que trataba de tener intimidad. 

Plan no era tonto, era masoquista. 

Llevaba trece años casados, habían sido novios durante siete años. Llevaban una vida juntos. Entonces, ¿por qué le hacía eso? 

¿No era tan bonito ya?, ¿se había cansado de sus besos, de sus abrazos, de sus caricias, de su atención?, ¿se había cansado de su amor?, ¿de su rutina? 

Entendía que ya no era tan joven como antes. Dios estaba a punto de cumplir 38 años, había descuidado por completo su apariencia porque Mean siempre decía que se veía hermoso, que no necesitaba arreglarse tanto. Mean le daba seguridad. 

Hasta que dejó de decírselo. Hasta que dejó de besarlo, de abrazarlo, de buscar su cariño, su atención. 

¿Qué había hecho mal? 

Al principio creyó que se debía a la falta de intimidad en su relación. Lo intentó una vez. Había ido al centro comercial a comprar lencería bonita, aunque había estado avergonzado al principio terminó por comprar lencería con la que se sentía bonito. Lo había intentado tan desesperadamente mal. 

Esa noche intentó seducir a su esposo, rara vez él tomaba la iniciativa entonces creyó que aquello alegraría de alguna manera a Mean. Pero cuando lo vio solo le dijo: 

''Estoy cansado'' le dio un beso en su frente. ''Cámbiate'' 

Y sus besos nunca se habían sentido tan fríos y obligados. 

Al principio se había negado ingenuamente. Mean no era capaz de hacerle eso, ¿verdad? 

No veía a su esposo siendo capaz de aquello. Intentaba cegarse antes las claras evidencias, dios, lo había intentado tan mal. 

Aún sabiendo lo que pasaba, Plan se negaba a aceptarlo, no podía aceptar que su amado esposo le haría tal cosa. 

Pero a veces, el dolor le gana al amor. El amor deja de ser suficiente para voltear la mirada y fingir; al final el dolor te hace ver la verdad por más que queramos negarlo. 

Dios, era tan estúpido. Esperando como una esposa sumisa y abnegada, mientras su amado esposo se acostaba con cualquier prostituta barata. 

Claro que dolía, pero no se veía capaz de dejar a Mean, era el amor de su vida. 

¿Quién era Plan sin Mean? 

A Plan le asustaba un futuro sin su esposo, sin sus risas, sin su humor tan alegre, sin sus lindos ojos cafés que brillaban y sin sus delgados labios. Sus grandes manos que lo acariciaban con tanto amor. Su blanca piel que contrastaba con la suya. Su brillante sonrisa. 

Estaba tan enamorado que no podía ni pensar en la opción de dejarlo. 

Mean llegó. Eran pasadas las cuatro de la madrugada. 

''No esperaba verte despierto'' le dijo, besando su frente. 

Plan tragó sus lagrimas, deseo que Mean no tratara de esa forma a alguien más, que no lo besara con amor, que no le dijera las mismas palabras amorosas que le decía a él, que no acariciara otro cuerpo como alguna vez acarició el suyo. 

''Vamos a dormir'' pidió. Ahogando su dolor cuando notó ese perfume que se impregnaba en el cuerpo de su esposo. Un perfume que no era de él ni de su esposo. 

Y lloró cuando su amado se encontró dormido, abrazado a su cuerpo, sintiéndose más solo y abandonado que nunca, deseo tanto regresar al pasado. Un pasado donde era feliz, donde su esposo lo amaba y no debía fingir besos fríos y carentes de amor. 

Goodbye, my love Where stories live. Discover now