III

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Ingresó a paso apresurado al imponente edificio, llamando la atención de todos en el vestíbulo.

—¡Jefa! —gritó Lorie corriendo hacia ella. Llevaba una bolsa de tintorería sobre sus hombros.

—¿Lorie? ¿Que pasa? —preguntó confundida.

—La invitaron al funeral de Alina Ramírez —le extendió la bolsa— Aquí está el traje negro.

—Yo no dije que iría —frunció el ceño tomando la bolsa.

—Usted no, el señor Stefan dijo que ambos irian y me envió a buscar su traje a la tintorería —explicó.

—Gracias Lorie —sonrió y las puertas de metal se abrieron.

Salió de la cabina y caminó hasta su oficina. Abrió las amplias puertas de madera y se encontró a su prometido, completamente vestido de negro, en su escritorio.

—Hola cielo —sonrió el muchacho colocándose de pie.

—¿Cómo es eso de que iremos al funeral? —se cruzó de brazos frunciendo el ceño cuando Stefan dejó un beso en su frente.

—Eres una de las últimas personas que la vio con vida. —respondió acariciando los brazos de la chica— Así que ponte ese traje bonito, te acompañare al funeral para que no estés sola allí.

—Bien —rodó los ojos y besó los labios del muchacho— Pero tu pagarás la cena está noche.

—De acuerdo —respondió con una leve sonrisa.

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—Esto esta espantosamente lleno de personas —murmuró Luna colocándose sus lentes de sol.

—Lo se —respondió Stefan imitando su acción— Pero no tengas miedo, estaré junto a ti en todo momento —le extendió un ramo de flores.

Ambos bajaron del lujoso auto negro, llamando la atención de todas las personas que estaban fuera de la Iglesia. Incómoda, Luna entrelazó su brazo con el de su novio y ambos caminaron hasta la madre de Alina.

—Lo lamento señora Ramírez —susurró abrazando a la mujer— Era una buena persona.

—Gracias por venir a pesar de tu apretada agenda, linda —respondio separandose del abrazo— Mi niña... Se que hizo cosas malas en su juventud... pero no se merecía morir así —comenzó a sollozar con fuerza.

—Mi más sentido pésame —le dijo Stefan tomando la mano de la señora.

La pareja caminó en dirección al cajón y Luna dejó el ramo sobre la madera. Estar nuevamente en un funeral hacía que su corazón se sintiera pesado, pues el último al que asistió fue el de su madre.

Rezaron unos minutos y caminaron en dirección a la puerta de la Iglesia. Bajaron las escalinatas del edificio y, caminaron en dirección a la heladería en la calle de enfrente. Stefan ingresó al establecimiento y a los pocos minutos salió con dos helados.

Se sentaron en una de las mesas frente a frente y comenzaron a comer en silencio, pero Luna se dio cuenta de que algo inquietaba a Stefan.

—Escupelo ¿Qué te pasa?

—¿Hoy viste a tu papá? —inquirió.

Luna suspiró y observó a su pareja.—¿Cómo lo sabes?

—Felix me lo dijo ¿Qué te pidió?

—Quería sacar quinientos mil dólares a mi nombre —respondió.

—¿Y tu que hiciste? —preguntó intrigado.

—Me enojé —se encogió de hombros— Y no le pensaba dar nada de nada, aunque al principio...

Blood In The WaterWhere stories live. Discover now