Freya

217 27 7
                                    


Poco después después del escarmiento a los acosadores de Liliruca.

Era media noche y un manto estrellado cubría la ciudad de Orario haciendo que las luces de las farolas sean casi innecesarias, era una noche tranquila. Nadie habría pensado que hace poco había caído una tormenta sumamente densa.

O eso pensaba.

Bell estaba pensativo vestido con sus ropas normales que se había quitado antes de transformarse, sentado en el borde de la fuente que daba a la mazmorra justamente el lugar donde había conocido a su Apoyo, la cual había salvado de unos imbéciles de su propia Familia.

Con las manos cruzadas, no dejaba de darle vueltas al asunto y cada vez que lo hacía se ponía más y más molesto.

Sabía que podría haber algo de rivalidad entre los miembros de una misma Familia, pero este no era el caso, había malicia y completo dolo, por lo cual se preguntaba sobre el estado de su Apoyo tanto mental como físico.

Sabia de buena fuente que la Familia Soma no sufría problemas de dinero y que contaba con muchos miembros, aun así, no llegaba a la conclusión de su actuar. Eso era simplemente despreciable en varios niveles, quizás sea su mentalidad ligeramente animal, la manada y la familia es para proteger.

¿Qué es lo que impulsaba a esos aventureros a actuar así?

Algo egoísta sin duda, pero... sentía que algo estaba obviando.

-Bell.

Pero fue gracias a la ayuda de Welf que finalmente el joven pudo enviar esos pensamientos hasta el fondo de su cabeza para evitar pensar demasiado en ellos, no debía olvidar la razón por la cual seguía aquí.

El aventurero miro al herrero que estaba vestido con ropas oscuras, con una correa de cuerpo en su espalda que sujetaba una espada de buen tamaño y claro, su pañuelo azul atado.

Además de una pequeña bolsa con algunas herramientas.

Sonriendo un poco por la noche que aún les espera, Bell tomo el pomo de su arma antes de patear el otro extremo, gracias a la fuerza aplicada este viajo desde el suelo hasta descansar en el hombro del demonio.

-¿Comenzamos?- Pregunto el aventurero antes de comenzar a liderar el camino.

Ambos se adentraron en la mazmorra y rápidamente notaron las diferencias que no eran tan claras como el día y la noche, más pudieron sentirlo en los pelos en su nuca que se erizaban después de un rato.

El aventurero sabía que Welf podría cuidarse perfectamente, mas era de noche y no estaba seguro hasta cuán profundo tendrían que ir por los materiales.

Los monstruos rápidamente comenzaron a aparecer, por lo que ambos comenzaron la cacería de estos haciendo todo lo posible por obtener algún objeto o elemento de estos.

Poco más de una hora había pasado cuando llegaron al piso 8, luego al 9 y así al 10 hasta llegar al 12 con un total de casi 3 horas ya dentro de la dungeon.

Bell ha estado considerando la idea de comenzar a retirarse, en situaciones normales no tendría problemas con continuar e ir incluso más lejos, pero ahora no estaba solo y su misión era protegerlo.

-¡Bell!

El llamado de Welf alerto al medio demonio volviendo su atención a que en este piso comenzaron a aparecer unos cuantos Hard Armored, un monstruo de armadillo que tiene un caparazón duro pero débil por dentro.

Normalmente no tendría problemas ya que su capacidad ofensiva era algo escasa, más su defensa era algo de considerar, usualmente separaba a los bichos de su caparazón con sus propias manos.

¿Esta mal trabajar para una diosa si soy un Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora