Capítulo 29 (Final)

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Leyre se dejó caer en su cama mientras Cyara la interrogaba desde la puerta, conocía a su amiga lo suficientemente bien como para saber que algo malo había pasado en la casa de su novio.

—Si tengo que darle una hostia no dudaré en hacerlo, solo dime que ha pasado.— dijo la rubia acercándose a ella.

—No, él no hizo nada... En realidad fue su hermano.— murmuró encogiéndose de hombros—. Dijo ciertas cosas que no me agradaron lo más mínimo.

—Oh, ese hijo de puta...

—Cyara, no quiero que le pegues.

—Pero yo quiero pegarle...— reprochó ella haciendo un puchero con sus labios.

A Leyre le fue imposible no reír, extendió sus brazos para que la abrazara y ella no tardó en envolver su cuerpo con ellos. Era entendible que Yashua reaccionara de esa forma, no le echaba la culpa por hacerlo pero sabía que si seguía allí todo terminaría mal... Es decir, peor de lo que ya estaba.

Escuchó como Cyara maldecía una y otra vez por lo bajo al hermano de Richard, la situación se le hacía graciosa.

Alguien tocó la puerta de la entrada y a pesar de que compartieron una mirada cómplice fue Cyara quien salió corriendo de la habitación para ir a abrir.

—Anda... No esperaba a ninguno de los dos.— dijo ella con una sonrisa sarcástica en los labios—. ¿Que os trae por aquí?

—Cyara, sé que estás enojada y te comprendo porque yo también lo estoy pero este idiota va a disculparse porque lo que hizo estuvo totalmente fuera de lugar.— dijo Richard mirándola.

—Antes quiero que me presentes a tu hermano.— dijo cruzándose de brazos.

Él asintió ligeramente, era consciente de que Leyre ya le había hablado de Yashua pero no le convenía llevarle la contraria.

—Él es Yashua; Yashua ella es Cyara.— los presentó.

—Un gusto conocerte, hermosa.— respondió él sonriente, sin embargo, la sonrisa se borró de sus labios en cuanto la mano de Cyara se estampó en una de sus mejillas.

—Eso por haber soltado comentarios de mierda y hacer sentir mal a Leyre.— dijo antes de golpear la mejilla opuesta—. Y eso porque me apetece a mi, además, deja de mirarme como si fuera un trozo de carne.

—Me voy a disculpar con ella... Y no es mi culpa que estés tan buena y te coma con la mirada.— se excusó frunciendo ligeramente el ceño.

—Yashua, amigo, agradezco que digas eso de mi novia pero te conviene mantener tus ojos en los suyos y no en otra parte de su cuerpo.— murmuró la voz de Christopher detrás de él.

Yashua abrió los ojos sorprendido, habían pasado muchas cosas en su ausencia, tanto su hermano como Christopher habían encontrado novia y al parecer no solo eso ya que Chris venía acompañado de Layla, la que supuso que era su hija.

—Jodida mierda, voy a dejar de hablar porque cada vez que abro la boca la cago.— dijo soltando un suspiro.

—Has hecho una buena elección.— murmuró la rubia mientras los dejaba entrar a casa, Richard le guiñó un ojo y ella sonrió cómplice—. Ya sabes donde está su habitación.

Él asintió, tomó a su hermano por el hombro y lo guió hasta el cuarto. Leyre se levantó apresurada al verlos entrar.

—¿Que hacéis aquí?

Richard compartió una mirada con su hermano y este aclaró su garganta antes de hablar.

—Verás...

—No.— lo interrumpió Richard, con su mirada señaló el suelo haciéndole saber que no serviría de nada si no se arrodillaba.

—No voy a hacer eso.— dijo por lo bajo, al ver que el dominante alzaba una ceja no le quedó de otra que hacerlo—. Bien, no quiero que me peguen más hoy.

—¿Te han pegado?— preguntó Leyre llevando sus manos a su boca—. Caray, es verdad... Tienes los pómulos enrojecidos.

—Uno fui yo y la otra fue Cyara, se lo tiene merecido.— dijo Richard encogiéndose de hombros.

Yashua rodeó sus ojos antes de mirar a Leyre.

—Me comporté como un estúpido, no quería que fueras una sumisa más de hermano o una simple chica que rompiera su corazón.— murmuró con sinceridad—. Perdón si con mis palabras te hice daño, solo quería...

—Protegerlo.— completó su frase.

—Si...— susurró asintiendo—. Se nota que te ama de verdad, no sé si eres la mujer de su vida pero...

—Lo es, es la mujer de mi vida.— lo interrumpió Richard.

—¿Podéis dejar de interrumpirme?— gruñó por lo bajo—. Quiero que me perdones y también que me dejes ser el padrino de boda.

Leyre le extendió sus manos para ayudarlo a levantarse y sonrió dándole un abrazo, no tenía motivos para enfadarse pues entendía las razones por las que había hecho todo.

—Estás más que perdonado, así que no te preocupes.— le dijo con una sonrisa en los labios.

Él suspiro aliviado y buscó la mirada de su hermano, Richard asintió ligeramente antes de señalar con la mirada la puerta.

—Ahora lárgate, quiero un momento a solas con mi chica.— dijo él.

—¿Puedo salir por la ventana?— preguntó, dejando a Leyre totalmente confusa—. Es que si salgo por la puerta tendré que cruzarme con Christopher y no quiero más confrontaciones el día de hoy.

Ambos rieron, no era posible salir por la ventana a menos que quisiera terminar con algún hueso roto. Finalmente le tocó salir por la puerta.

Richard miró a Leyre ladeando su cabeza y acarició sus mejillas con dulzura.

—De verdad, lo lamento tanto...— susurró pegando su frente a la suya—. Quería pasar tiempo contigo, no tenía ni idea que mi hermano vendría hoy...

Leyre unió sus labios para poder besarlo, tal vez el día de hoy no había sido el mejor pero podrían terminarlo de una buena forma.

—Te amo, Leyre.— pronunció contra su boca.

—Yo a ti también te amo, Richard.— dijo ella antes de atrapar su labio inferior con sus dientes.

Todo había empezado por experimentar el doloroso placer y había terminado en un apasionado amor.

Doloroso placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora