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Una vez en Hogwarts, Draco le dirigió una última mirada para seguidamente irse a su sala común. ¿Ni despedirse podía hacer bien?

Resoplo algo cansado. Era momento del interrogatorio de sus amigos y sinceramente no le apetecía en lo más mínimo, tan solo de pensar en lo que se le venía encima le hace sentir enfermo. Pero antes de irse a lo que sería una tortura se puso un glamour para verse como antes, no es que no le gustara su nuevo aspecto, pero al menos en Hogwarts no le gustaría levantar demasiadas sospechas. Aún no era el momento.

Al llegar a la sala fui directo a la ducha, necesitaba un poco de agua urgentemente, se sentía sucio. Al salir visualizó a sus supuestos mejores amigos esperándolo. ¿Qué pensarán de él después de enterarse de que era hijo de su peor enemigo?

Una risa amarga le salió desde lo más profundo de su ser.

-¡Oh por Merlín Harry!- gritó Hermione- ¿Dónde se supone que te habías metido? Llevas todo el fin de semana desaparecido, unas horas más e íbamos a informar a Dumbledore.

Cada día se le hacía más irritante, su padre se enterará de esto y sin duda ella será la primera en morir. Oh... ¿En qué estaba pensado? Parece que se está acostumbrando rápido con esto de ser hijo de un asesino loco.

-¡Exacto hermano! Estabamos muy preocupados, para la próxima dinos a donde vas.

Ron...su querido mejor amigo Ron. Desde luego que él también caerá. ¿Quién se creían que eran ahora? ¿sus padres?

Hizo un intento de sonrisa- Claro que si chicos. Lamento mucho preocuparos, no era mi intención.

Cómo era de noche no pudieron hablar mucho rato, ya que el día siguiente tenían clase y debían madrugar.

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2 meses para la hora cero.

Ya habían pasado algunas semanas desde aquella desveladora reunión y seguía sin noticias de su progenitor. Bien, no es que pensará que ahora que lo sabía todo saldrían a pasear o incluso jugar béisbol como en aquellas escenas de películas americanas que veía el tío Vernon. Pero al menos se podría dignar a enviar alguna carta de vez en cuando y no dejar a su hijo abandonado junto a un viejo loco, sin noticias de nada.

Por otra parte estaba Draco. Uf... Draco.

Su relación con el rubio no la entendía ni él mismo. Cuando estaban a solas se comportaba como si se lo quisiera comer, pero cuando estaban acompañados de terceros, pasaba completamente de él o se portaba como un cretino.

Justo como ahora.

Mientras se dirigía a la clase de Pociones junto a Ron y Neville, se chocó con el teñido y su grupo de simios.

-¿Qué pasa Potter? ¿No te has podido arreglar la vista con el dinero que te dieron por el Torneo?- sonrió con gracia Draco.

-Cállate Malfoy- soltó el pelirrojo desde su lado.

-Pero mira a quien tenemos aquí... a nuestra querida comadreja. Mejor nos vamos, no quiero acabar en la enfermería o incluso peor, muerto. Pero supongo que no te sorprenderá Potter, debes de estar acostumbrado ¿no? Ya sabes a lo que me refiero... Diggory, tus padres...- le provoco el hurón.

Se hizo el sorprendido por esas palabras.

-Serás...- se acercó dispuesto a darle su "merecido". Claro que no le iba a dar muy fuerte, después de enterarse de que su padre era Voldemort esa gente le dejó de importar.

-¿Que está pasando aquí?- escuchó a Snape detrás de él.

-¡AH!

¡Por las barbas de Merlín! Casi se muere del susto. ¿Cómo diablos ha llegado detrás de él sin hacer ruido?

-Nada profesor, no está pasando nada- respondió con mala gana.

-Eso pensaba. Ahora todos a clase si no quería que os quite puntos.

Tardo más en decir la frase que nosotros en entrar en la clase, no le apetecía perder puntos de buena mañana.

Una vez sentados abrí mi libro por la página que había dicho Snape, grande fue su sorpresa al ver una pequeña nota entre medio de las páginas. Con cuidado de que no lo viese nadie se la guardo en su bolsillo para poderla leer al acabar las clases. Allí había muchos ojos curiosos y nadie le podía asegurar que alguien se pudiese enterar de lo que pone la nota.

Sin duda, esa clase de Pociones fue la más larga de toda su estancia en Hogwarts, que tostón de profesor...

Fui directo a mi habitación sin pararme a comer algo. Lo único que le apetecía ahora era una buena siesta y olvidarse de todo.

Con eso en mente, llegue al cuarto y me quité la túnica para tirarla a saber donde. Estaba a nada de tirarse de cabeza a la cama, pero un papel paró cualquier acción. Era la nota que encontró en su libro y estaba en suelo, debe de haberse caído cuando ha tirado la túnica.

Con la intriga formándose en su pecho, se agachó para cogerla y poder leerla de una vez por todas.

Querido Harry,

cuando todos estén dormidos quiero que vayas a la sala de Astronomía. Asegúrate que nadie te vea, tu padre quiere hablar contigo de algo importante.

Y que conste que no me pienso olvidar de lo que ha pasado antes de la clase de Snape, ¿acaso me ibas a golpear? ¿a mí? Tendré que enseñarte algunas lecciones, esto no se puede repetir.

En todo caso, te espero allí y recuerda vigilar bien tus espaldas.

D.M

Un suspiro algo agotador le salió de la garganta.

Por fin, ya era hora. Solo tenía que esperar a que todos se duerman y para eso quedaba bastante. Así que guardó el papel en su baúl y se tiró de cualquier manera a la cama.

Hora de su tan merecida siesta.

Ya era de noche y todos estaban dormidos. Gracias a de su pequeño descanso de la tarde no tenía nada de sueño y estaba al 100%.

Con decisión agarró la capa de invisibilidad y el mapa del merodeador, las únicas cosas buenas que le dio ser hijo de James Potter. Con sigilo salió de la sala común de los leones para dirigirse a donde lo esperaba el rubio.

Esta vez con menos miedo, llegó bastante más rápido. Abrió la puerta con seguridad para encontrarse al rubio dormido en una esquina de la sala. ¿Tanto había tardado?

Se acercó despacio al chico con miedo a despertarlo. Ahora que le veía más cerca y con tranquilidad pudo apreciar correctamente a Malfoy. En verdad el chico era bastante atractivo y espera...¿eso son pecas?

De golpe sintió sus mejillas arder e inconscientemente acercó su mano a la cara de Draco con intención de acariciar esas pecas que le quedaban tan bien. Pudo haber tocado sus mejillas perfectamente si no fuera por una mano que le agarro fuerte la muñeca.

-Tocándome mientras duermo... vaya Harry, no pensaba que fueras tan pervertido.- comentó socarrón.

Ahora podía sentir cómo si le fuera a explotar la cara por la vergüenza. ¿Pervertido él? ¿es que acaso el rubio no se ha visto o que?

Con rabia aparto su mano de la contraria. Precisamente no estaba allí para que un hurón de pacotilla se mofase de él.

-¡Calla! Levantate de una vez y vámonos con mi padre, ya demasiado tiempo hemos perdido.

-Cálmate fiera...- con firmeza volvió a agarrar al de gafas para tirar de él y poder quedar encima suyo.- aún tenemos mucho tiempo.

¿Disculpa?

Pudo ver como el rubio se acercaba cada vez más a su cara y los nervios no paran de incrementar. ¿Qué se supone que estaba haciendo?

-Draco...- ¿le iba a besar?, bien...

Al cerrar los ojos lo único que pudo sentir fue una soplada de aire directa a su cara.

-¿Eh?- abrió los ojos desconcertado.

-Mentí, en verdad estamos llegando tarde.

Esto es tonto.

Malfoy salió de encima suya sin soltarle la mano.

-Bien vámonos.

Lleguemos al bosque más rápido de lo que me imagine, pero no por eso me podía quejar. Y aún menos con Draco agarrándole de la mano, son tan suavecitas...

-Aquí es.

¿Aquí?, pero si no hay nadie.

Pensó demasiado deprisa, ya que una ventolada de aire frío les golpeo en todo el cuerpo y su padre junto a un grupo de enmascarados apareció delante de sus narices.

-Harry querido, ¿cómo te encuentras?- soltó su padre. Casi se le escapa la risa, ¿cómo se espera que se encuentre después de que le hubiese dejado abandonado casi un mes, sin noticias de nada?

-Bien, estoy perfecto.

-Me alegro. Me tengo que disculpar porque hoy tendremos que hacer la reunión en este sucio bosque.- dijo mientras miraba con los ojos entrecerrados las manos unidas de los más jóvenes.

-Sin problemas.- le estaba contestando algo cortante, pero no le presto mucha atención a eso, iba a pasar algo de tiempo hasta que lo perdonara. Nadie deja tirado a Harry Pot- no espera ese no es el correcto.

-Escucha atentamente, hijo. De aquí un par de meses tengo planeado atacar Hogwarts.- eso hizo que le prestara su atención al completo ¿en dos meses iban a acabar con el viejo que le jodió la vida?, que ganas.- Entraremos en pleno apogeo de la fiesta que harán en Navidad, y ahí es donde entras tú Harry. Cuando den las ocho quiero que distraigas a Dumbledore y si puedes a algún profesor. Nosotros aprovecharemos ese momento y haremos una entrada a lo grande, ¿lo entiendes?

¿Una entrada a lo grande? ¿por qué ya no le sorprendía?

-Está bien, lo haré.

-Ah y otra cosa más.

-¿Si?

-La marca tenebrosa. ¿Te gustaría tenerla?- le dio a elegir. Era su hijo y no iba a obligarle a algo que no quisiera.

¿La marca tenebrosa? No sabría decir los pros y los contras que conllevaría, pero si pudo sentir que eso le haría sentir más cerca de todo lo que estaban haciendo.

-Sí, la quiero.

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Cada vez queda menos para la hora cero. TAN TAAAN.

¿Qué pasara? Lo veréis en el próximo capítulo.

¡Bye!

Hora ceroWhere stories live. Discover now