CAPITULO 2

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-entonces la invasión está casi lista-dijo una voz profunda, los pasos comenzaron a resonar, Alba se quedó en shock sin creer lo que escuchaba, dejó su comida y se giro para mirar directo al pasillo,los pasos continuaron haciendo eco.
-¿en cuántos días se iniciará esto Joseph? Sabes que estamos bajo la mira de Gregorio-hablo otro hombre, esta voz junto con el sonido de los finos zapatos le erizaron la piel a la duquesa, estos estaban a punto de pasar justo frente a sus ojos.
Alba con los ojos bien abiertos miro a aquellos hombres reconociendolos inmediatamente, los seis hombres la miraron totalmente sorprendidos-¡Al-alba! -menciono el más joven entre ellos después de salir de su trance por ser descubiertos.
-Márquez Erick y Robet, Duque Joseph, conde Emmett, aquí tenemos a casi toda la Alta nobleza, mientras que... Caballero Williams III y señor Belmont XI ¿que hace la baja nobleza conspirando con sus superiores?-preguntó riéndose al ver la cara pálida de todos los presentes.
-¡maldita mocosa!-habló el caballero William y rápidamente salió entre las personas para soltarle un golpe que apenas esquivo la duquesa, pero este al fallar no dudo en soltar otro dándole al pómulo de Alba, esta retrocedió sintiéndose acorralada entre la baranda, miró de reojo hacia abajo midiendo la altura, William le soltó otro golpe haciéndola perder un poco el equilibrio, la fuerza de ese alfa era descomunal y su poca técnica nunca le llegará a los talones al mejor guerrero de el ejército, así que antes de otro fatal impacto simplemente se giro, subió una de sus piernas a la baranda y al estar arriba de ella se lanzó al piso inferior.
Cayó con dureza al cesped, giro su cuerpo aturdido para mirar el balcón de donde salto, los 6 hombres la miraron curiosos inclinados en el barandal, ya que se lanzó de un segundo piso a más de 6 metros de altura, esta les miró con una sonrisa burlona y levantó su mano derecha para enseñarles su dedo medio, los hombres aún más molestos comenzaron ir tras ella.
Alba se incorporó rápidamente al verlos desaparecer del balcón, se sacó la falda exterior de su vestido y sus zapatillas altas, desajusto su corset e inmediatamente corrió torpemente hacia el jardín que tenía en frente.
Ella corrió entre los árboles y arbustos, cada vez eran más densos los árboles cubriendo la luz de la luna, eso era una buena señal ya que los 15 jardines se conectaban entre si, las áreas más densas eran el punto medio entre los jardines, el salón está en el jardín 13, si seguía al norte llegaría al jardín número 5 donde estaban los apocentos del rey, ahí pediría refugio a la reina.
Los seis hombres corriendo atravesaron el salón donde el baile comenzaba, algunos de ellos golearon personas otros se cayeron causando un bullicio que no pasó desapercibido a los ojos del rey que miraba a los hombres huir a toda velocidad, con una señal unos de sus mejores espadachínes se acercó a Gregorio, este le susurro algo al oído y sin más el guardia se fue a la persecución de los nobles.
Los hombres salieron al jardín e inmediatamente fueron al lugar en donde alba cayó, todos notaron que aquella alfa se les había escapado.
-¡esa perra!-exclamó el hombre de un fino traje azul celeste.
-calma duque Josep-trató de calmarlo el conde Emmett.
-Alba si que eres astuta-dijo entre risas Belmont XI.
-no creo que este lejos, está en paños menores así que le es más fácil moverse entre el jardín-declaro el Caballero William III-va al norte, dejó un claro rastro de aroma.
-¡AL NORTE! ¡VA A LOS APOSENTOS DE LOS REYES!-exclamó tirando de su cabello el Márquez Erick.
-tenemos que detenerla antes de que logre llegar-hablo el Márquez Robert antes de echarse a correr hacia el norte.
Los demás hombres los siguieron adentrándose más al jardín, el espadachín escucho todo así que regresó con su rey rápidamente.
-mi rey, los seis nobles piensan atacar a la Duqueza Alba-dijo en un susurro, Gregorio apretó la copa de cristal que tenía en sus manos provocando que esta se despedazara por la fuerza ejercida.
-detenlos y no dudes en asesinarlos si es necesario-ordeno con frialdad el rey mirando como su soldado llamaba a sus compañeros para detener a él ataque que planeaban los nobles

Minutos después de iniciar su carrera, el desgaste físico era aún más notable en Alba, esta respiraba con agitación, sudaba demasiado, tenía los pies sucios y sangrantes al cortarse con la flora del jardín, su corazón estaba tan acelerado que temí...

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Minutos después de iniciar su carrera, el desgaste físico era aún más notable en Alba, esta respiraba con agitación, sudaba demasiado, tenía los pies sucios y sangrantes al cortarse con la flora del jardín, su corazón estaba tan acelerado que temía salirse de su pecho, los latidos de este retumbaban en su cabeza evitandole escuchar ruidos del exterior, era presa del miedo y cansancio.
Sabía que aún faltaba mucho para llegar a su destino, su guía eran las flores que estaban ahí, en cada jardín se planta un tipo de flores, ahora se suponía que estaba en el jardín 9, las espinas de las rosas blancas arrañaban sus piernas, pero no se rendiría.
Pero al final sus piernas no pudieron más y flaquearon, cayó en peso muerto, soltó un quejido y comenzó a sollozar, las lágrimas de impotencia escurrian de sus ojos, tomó un pequeño impulso para levantarse pero no fue suficiente, se recostó sobre su espalda, giro su rostro y noto que estaba rodeada por rosas blancas.
-este es mi fin-se dijo con resignación y se cubrió con sus manos el rostro ahogando sonoros sollozos-n-no esto aún no termina-dijo apretando sus puños con fuerza, se giro y quedo sobre su vientre.
Comenzó a arrastrarse por la tierra, arruinó sus guantes y se araño los antebrazos, pero estaba desidida a no morir, lastimosamente sólo avanzó de esa manera unos 4 metros, hasta que unas piernas se interpusieron en su camino.
-¡maldición!-grito de impotencia, Alba also la mirada encontrándose con el Caballero William III, este le miró con una sonrisa burlona, está quiso avanzar un poco pero el hombre le dio una fuerte patada en la cara aturdiendo instantáneamente a la duquesa.
Más pasos resonaron, los otros hombres la habían alcanzado al fin, el marqués Robert giro a la alfa dejandola sobre su espalda, esta confundida miró como esos traicioneros nobles la rodeaban mirándola desde arriba con egocentrismo y maldad en sus rostros.
Alba solo sintió como el primer golpe llegaba a ella, seguido de muchos más golpes con gran magnitud en el cuerpo dañado de la alfa, esta tosio sangre y giro su rostro para mirar como la rosa más cercana era manchada con su sangre, estropeado su puro color blanco.

El Harem De La Duqueza GirardWhere stories live. Discover now