Capítulo 24: Instituto Carmesí

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En esa misma madrugada…

Un joven vándalo recorría las frías calles de la ciudad, pintando con graffiti las paredes exteriores del Instituto Científico de Ebbsfield.

Jejeje… –decía el chico riéndose– Esos cerebritos no se esperarán esto jajajaja

Estuvo un largo rato realizando el graffiti, cuando de pronto escuchó algo cerca de él.

–Demonios, los policías se dieron cuenta.

Él salió con mucho cuidado, sabiendo que los dos vigilantes del lugar dejarían sus puestos para observar la zona, pero cuando salió por la entrada vio a los vigilantes del Instituto en sus puestos, por lo que se maldijo internamente y se quedó inmóvil frente a ellos, con las manos arriba. El chico no entendía lo que pasaba, ya que los guardias no notaban su presencia. Así que se acercó a la caseta del lugar para ver qué ocurría. Sorpresivamente los guardias aún no notaban que él estaba ahí.

– ¿Y estos qué? –se preguntaba el chico.

Golpeó varias veces el vidrio transparente de la caseta de vigilancia, y los guardias se percataron del sonido, pero siguieron sin ver al joven.

– ¿Escuchaste eso? –le preguntó un guardia al otro.

–Eso debe haber sido un pedazo de algo volando que golpeó el vidrio.

–Pero eso sonó varias veces –continuaba confundido el guardia.

El joven vándalo sólo podía reírse ante la situación. No podía creerse lo que pasaba, y era tan ilógico que le causaba risa. De pronto escuchó unos estruendos en el estacionamiento del Instituto, los cuales escucharon él y los guardias, pero los guardias ya escépticos de la situación no hicieron nada al respecto. El chico veía entre la oscuridad del lugar difícilmente lo que parecía una persona encapuchada con una chaqueta negra agachada en el suelo, con las manos apretándose la cabeza con mucha fuerza, además de unos gruñidos femeninos. Se asombró ante lo que veía, y aquella persona se levantó inmediatamente para luego entrar en el Instituto por la puerta principal.

– ¿Qué carajos acabo de ver? –Se preguntó el chico con un escalofrío recorriendo su espalda–, ¿Será un robo al Instituto?

Él se acercó a la puerta intentando ver qué pasaba para luego irse, pero de pronto escuchó a los guardias aproximándose al sitio, así que él se lanzó rápidamente a Instituto, pero la puerta quedó abierta. Uno de los vigilantes había visto una sombra en la entrada, así que convenció al otro guardia para revisar la zona.

–Espero que no sea otra de tus alucinaciones Terrence –dijo uno de los guardias molesto.

–Te juro que esta vez sí vi algo raro –respondió el otro decidido.

Ambos vigilantes llegaron a la puerta de entrada, y revisaron la zona, sin encontrar nada.

–Pero sí había visto algo Dan, en serio –juraba el guardia revisando la puerta de entrada.

–Esto ya es el colmo me oyes –respondió el otro lleno de ira–. Reportaré tu comportamiento mañana temprano con la jefatura.

El joven vándalo tenía el pulso a millón. Estaba completamente confundido ante el suceso, porque claramente tenía a los dos guardias frente a él. La puerta estaba abierta, y uno de los guardias lo había visto fijamente a él, sin darse cuenta por completo de su existencia. Luego ambos guardias se fueron, y el chico no pudo dejar de alterarse, sino que su tensión siguió aumentando más y más.

–No entiendo nada de lo que está pasando… –balbuceaba él con una mano en el rostro tapando sus ojos– ¿En qué demonios me estoy metiendo…? Debo irme de aquí ahora…

Entonces él se levantó, pero la puerta se había cerrado. Comenzó a forcejear desesperadamente la puerta intentando abrirla, sin poder conseguirlo.

– ¡Qué está pasando! –gritó él.

Intentó calmarse un poco, y pensó en encontrar otra salida del Instituto.

«Alguna ventana… Una salida que pueda usar…» –pensaba para poder salir.

Luego de eso empezó a caminar por el lugar, a pesar de que todas las puertas estaban cerradas. Por el camino veía componentes de computadoras y material químico, lo que lo confundía.

– ¿Algún robo de computadoras…?

Entonces vio una puerta abierta. Entró, y vio que se trataba de un salón de investigaciones común y corriente. El lugar estaba vacío, sin material de trabajo alguno. Él vio una ventana lo suficientemente grande como para salir de ella. Eso lo hizo tranquilizarse, y por dentro sintió un gran alivio de no haber sido encontrado por nadie.

–Bueno, vámonos de aquí… –se dijo a él mismo.

Sin embargo, algo lo sometió y lo tomó por el cuello. Las palabras le faltaron al joven, ya que no podía decir nada ante la situación. Volteó a ver lo más que pudo a su atacante, y vio a la misma persona encapuchada que había visto en el estacionamiento. Esa persona le puso un cuchillo en la yugular al joven, y lo último que este logró ver fue una sonrisa psicótica en el rostro de su atacante. Luego sangre se derramó en el suelo del Instituto Científico de Ebbsfield…

En la noche del día presente…

Alex y Sam conversaban en el cuarto de este último, sobre el problema que Alex tuvo que discutir en la reunión del Instituto.

– ¿Quieres decir que nadie en absoluto tiene pruebas de lo sucedido? –preguntó Sam.

–Nadie. Las cámaras aún mostraban a los ordenadores esta mañana. No fue sino hasta que entramos que las cámaras reflejaron lo ocurrido.

Sam estaba absorto. Recordó lo que había presenciado luego de aquel supuesto combate entre Lucas y el Enemigo Boscoso. Las únicas marcas de daños en el lugar pertenecían a ataques de Lucas. Además, la hipótesis del “Don de las Ilusiones del Enemigo Boscoso” cobraba sentido cada vez más.

– ¿Qué hay de el poder de hacer ilusiones? –argumentó él.

–La posibilidad está ahí –y Alex empezó a caminar en círculos por el lugar–, pero eso no explica la situación de las computadoras. ¿Por qué esa persona necesita computadoras del ICE?

–Y a dónde se los habrá llevado… –y Sam empezó a hondear en la situación– Al menos ya tenemos pruebas físicas de un posible plan de ataque a la ciudad…

–Pero, ¿Es necesario que este robo haya sido orquestado por el “Enemigo Boscoso”?, porque existe la posibilidad de que un grupo de hábiles ladrones comunes hayan realizado esta operación.

– ¿Desde cuándo los ladrones pueden entrar en estas instalaciones sin ser detectados y robar equipos importantes como estos sin dejar siquiera rastros en las cámaras, las cuales nunca fueron apagadas y/o manipuladas?

–Si lo dices así, tu teoría comienza a cobrar más sentido… –confesó Alex.

–No te confíes Alex. Si estamos luchando contra otras personas con poderes, nada de esto va a tener sentido.

–Bueno. Pero trata de que nada de esto influya en tus teorías de algún “Holo-Lucas” ni nada parecido.

–No quiero sacar a flote esa conversación –y comenzó a ponerse obtuso.

–Hablo en serio. Nada de esto quiere decir que ese chico no sea Lucas. Trátalo como tal.

–Si ya no hay más nada que hablar del tema del robo, puedes irte. Necesito descansar.

–… De acuerdo… –y se dirigió a la puerta– Buenas noches… 

Undersouls: Entre Los BosquesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant