5. Más y más

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Yue ha estado metiéndose a la tienda de HeDi casi todas las noches durante el último mes. A él le encanta encontrarla allí por la mañana, pues luce más que bonita con el pelo suelto... ¡Él muere por ese cabello matutino esponjoso que es tan indomable como ella! Y le encanta alborotarlo aún más cada mañana antes de que ella lo peine en uno o dos moños.

Sin embargo, exactamente como predijo el Sabio, HeDi necesita más y más de ella cada día. Hay un monstruo dentro de él que está creciendo descontrolado, codicioso y necesitado.

A estas alturas, HeDi toma la mano de Yue todo el tiempo para entrelazar sus dedos, le besa la frente por cualquier razón, y la espía cuando se está cambiando de ropa antes de acostarse o cuando se despierta, fingiendo estar dormido...

También tuvieron otro flash del futuro hace unos días, cuando estaban jugando con Rugido y sus dedos se encontraron accidentalmente en su pelaje. Dejaron de respirar por unos instantes ante la imagen: Yue estaba a punto de sumergirse en el arroyo y se quitó todas sus prendas. "¡Oye! ¿Vienes o no?" le gritó.

Una vez más, fingieron que no había pasado nada. ¡HeDi nunca admitiría que la ha visto desnuda en su cabeza! ¡Y Yue nunca admitiría haberlo llamado para que se una a ella cuando está desvestida!

Puede que sean chicos inocentes, pero sus padres bien les enseñaron que estar desnudos frente a otra persona es solo para compañeros de vida.

***

HeDi abre los ojos hoy y ahí está ella, tan hermosa como siempre. Ha pasado un año desde que este pequeño elfo llegó para sacudir su mundo, como si lo enviaron del cielo para hacerle sentir que pertenece a algún lugar, con alguien.

Yue siente su mirada magnética y abre los ojos, bostezando ruidosamente con la boca muy abierta...

"Buenos días, YuYu."

"Buenos días, DiDi." Yue lo ha estado llamando DiDi desde que empezó a dormir allí, y él adora cómo lo hace sonar travieso y encantador al mismo tiempo.

HeDi se inclina, le besa la frente y le desordena el cabello rebelde. Yue se ríe, adora esta rutina que han desarrollado.

"Yo también quiero hacerlo..." dice Yue tímidamente.

"¿Qué?" pregunta él, perplejo.

Yue se pone de pie, se acerca a HeDi, que está sentado en la cama, apoya las piernas en las de él y se acerca con los labios arrugados hacia afuera. HeDi cierra los ojos y su corazón revolotea incluso antes de que ella lo roce.

Yue nunca ha querido besarlo antes.

Sus labios cálidos se encuentran con la piel de HeDi y él se estremece. Él le coloca las manos alrededor de la cintura, abre las piernas y la hace arrodillarse frente a él.

"Hazlo de nuevo..." pide con los ojos cerrados.

Yue sonríe y cumple. Mua.

"Hazlo de nuevo..." él exige, envolviéndola con los brazos y presionándola contra su cuerpo.

Aturdida, ella obedece de nuevo. Mua.

"¡Una vez más!"

"¡No! ¡Déjame ir!" Yue intenta liberarse, pero él no la deja.

El monstruo está ávido.

Él la agarra, la acuesta en la cama y le aguanta las manos en el colchón.

"Quiero probarte..." dice estando a cuatro patas sobre ella.

Yue sacude la cabeza rápidamente, riendo.

Los últimos guerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora