Ángel de una ala

1- La vida era perfecta.

Siento como las gotas caen sobre mi cuerpo, y al parecer estaba inconsciente. Cuando despierto veo el cielo oscuro y veo como la lluvia cae sobre mí. Hace mucho frío. ¿Estoy en un bosque? Me pregunté al ver los árboles que me rodeaban. 
Intenté levantarme, pero un fuerte dolor se extendió sobre mi brazo izquierdo y mi espalda. 
¿Qué hago aquí?, ¿qué me ha sucedido?... 
Estaba sin camiseta, y sobre mi pecho y mi brazo izquierdo habían unas marcas muy extrañas, y creo que sobre mi espalda también. Pero eso no me dio importancia, estaba muy desorientado y me dolía mucho la cabeza. 
Intento recordar como llegué aquí... Entre tanto ajetreo creo que logro llegar al fondo de mis pensamientos... 

Comienzo a recordar algunas cosas... 

-¡Damián el desayuno esta listo!
-¡Ya voy mamá!... Allí estaba yo. Vistiéndome para tomar el desayuno e ir a mis clases de guitarra en verano. Aunque a veces me pregunto... ¿para qué voy? Soy mejor que el profesor tocando. Creo que yo debería dar las clases, sobretodo a mis compañeras. Les encanta cuando toco. Pero bueno, creo que al fin y al cabo para eso voy, ¿no?.
Bajé las escaleras y allí estaba mi madre comiendo su desayuno. 
-Come rápido hijo, se te hará tarde.
-Ya es tarde, es mejor que me vaya ahora.
-Pero debes comer algo. 
-Comeré allá. Gracias por preocuparte... Entonces agarré mis cosas y abrí la puerta. 
-¿No me darás un beso de despedida?
-Ay mamá... por favor, tengo que irme, te lo daré cuando vuelva... Dejé a mi madre y me fui directo a mis clases de guitarra. Además tenía examen, solo era cuestión de tocar unas cuantas notas y listo... Pan comido. Como siempre, soy bueno en todo lo que hago...

Cuando llegué, allí estaban mis compañeras... mirándome, pero yo no les devolvía la mirada, no soy fácil de caer. Todas lo hacían excepto una tal Charlotte, o creo que ese era su nombre. Todos la llamábamos: "esa fanática religiosa". Bueno, era linda, pero siempre agradecía a su Dios por todo lo que ocurría. Incluso por problemas. No la entendía y eso nos ponía molestos a todos, así que la ignorábamos y nos burlábamos de ella. Además no hablaba mucho, ya que nos reímos de todo lo que dice. Prefiero hablar con los demás, mis amigos y esas chicas lindas. Y no hablar de ese Dios que supuestamente existe. No creo en cuentos de hada.
Pero, en fin, me tocaba pasar el examen y estaba preparado para sorprender a la clase con mis talentos.
Cuando terminé, me pusieron la nota más alta de la clase. Pero no me preocupo, siempre la obtengo.
A por cierto, cuando terminaran las clases me tenía que juntar con mi novia, creo que me quería decir algo importante. No lo sé, no le preste mucha atención cuando me habló por teléfono. Pero, no importa, de seguro me dirá que me ama y ese tipo de cosas. 

Así que terminó la clase, me despedí de mis amigos, y me fui caminando por la calle hasta llegar a la plaza. En donde mi novia me había dicho que estaría esperándome. 
Mientras caminaba, pensé en comprarle unas flores. Pero, que barbaridad, estaban demasiado caras, tampoco soy un tonto, no desperdiciaría mi dinero por algo así. 
Entonces me dirigí a la plaza y allí estaba ella con una cara de preocupada.

-¡Hola mi vida!, ¿no me saludarás con un beso?
-Hola Damián... 
-¿Qué te pasa? ¡Oye, te cuento algo! Saqué la mejor nota de la clase, eso debe de impresionarte.
-No, no me impresiona Damián. 
-¿A qué te refieres?
-Mira... Siempre eres tu, y nadie más que tu. Y así no sirve, no te preocupas por mí, no me llamas, ni siquiera me escribes. Eres lindo, pero tu ego te esta tapando por todos lados y así no funciona. Lo lamento mucho, pero se acabó. 
-¿De qué demonios hablas? ¿Estás terminando conmigo?
-Dijiste que cambiarías por mí y nunca lo hiciste.
-¡Nunca lo haría! Esta loca, ¿crees que terminar conmigo es la mejor opción?
-¡Oye no te pongas así!
-¡Bah, lárgate! Nunca encontrarás a alguien como yo.
-Esa es la idea Damián. Me apena que seas así, es mejor que me vaya.
-¡Vete!, eres una de miles, las chicas de mi clase de seguro son mejores.